Estratega o improvisador
El estratega no necesariamente es un reconocido gerente, líder o empresario, por el contrario cualquier persona debe convertirse en estratega, desarrollar la capacidad de capear las incertidumbres y adquirir el atributo de la viabilidad, es decir la habilidad de responder a estímulos no previstos de manera apropiada. Actualmente se trata de que los dirigentes empresariales puedan reconocer la necesidad de cambio o adaptación a las nuevas condiciones del medio que exige la competitividad empresarial; y éste aspecto es esencial para disponer de estrategias y acciones tácticas que busquen decididamente esa adaptación.
El estratega sufre una serie de elementos que no están dejados al alcance del pensamiento común, sino que es una mezcla casi única y particular de procesos mentales que se conjugan con una serie de elementos: pensamiento intuitivo, conocimiento tácito, pensamiento creativo, dotación natural y la capacidad para vislumbrar ideas brillantes que aparecen espontáneamente creando una conducta emergente que es la forma de pensar del estratega.
¿Qué es lo que hace que un estratega tenga éxito, mientras que los improvisadores fracasan?, ¿Por qué empresas que utilizan las mismas estrategias obtienen resultados diferentes: unos mejores que otros?
El éxito de aquellos que se convierten en estrategas es producto de la actitud permanente de hacer análisis y así estimular el proceso creativo, para probar las ideas que surgen, para averiguar las consecuencias estratégicas o para no fallar en la ejecución de ideas \»locas\» que tienen grandes posibilidades y que, de otro modo, nunca se habrían puesto en práctica. El análisis es el punto de partida del pensamiento estratégico. El pensador estratégico se enfrenta a problemas, tendencias o situaciones que parecen constituir un todo armonioso.
El estratega debe desmembrar ese todo en sus partes constitutivas y, una vez que conoce el significado de cada parte, debe volver a juntarlas intentando aprovechar al máximo la ventaja competitiva de la empresa. La solución obtenida de esta forma es distinta de la conseguida con el pensamiento lineal y empírico. Estudia los elementos concernientes al problema en particular y los organiza de una manera significativa.
A diferencia de aquellos que improvisan y practican el coloquial dicho como vaya viniendo vamos viendo, el estratega convive en un ambiente de alta dirección empresarial e inclusive de vivencia personal, partiendo de una visión. misión y los procesos de engranaje cultural que permitan alinear la cultura con la estrategia.
El conocimiento o visión personal del estratega, es la clave del proceso. Como el proceso es creativo y parcialmente intuitivo, , las grandes estrategias están más allá del alcance del análisis consciente y los planes resultantes pueden parecer, sin embargo, inaceptables para el simple analista. El gran estratega es un pensador flexible que entiende la completa gama de alternativas y constantemente mide los costos y beneficios de cada uno. Para considerar alternativas se pregunta \»¿qué pasaría si…?\» o \»si la situación fuera tal y tal, ¿cuál sería nuestro mejor curso de acción?\». No tiene una forma unidimensional de pensamiento, es mas bien un pensamiento diverso, variado y pocas veces previsible, pues es una forma de pensar que se mueve de forma tridimensional en su entorno, el interior de la organización y las relaciones de causalidad creando condiciones para enfrentar el mañana, para adaptarse si es necesario, pero entendiendo que este se mueve más en el terreno de la proactividad, pues su pensamiento más que adaptativo es generativo.
Es un creador de oportunidades innato, crea condiciones en cualquier medio, de forma tal que aprovecha cualquier amenaza en una oportunidad y cualquier debilidad en una fortaleza; no tiene definida una forma estática de pensar y proceder.
En las organizaciones modernas, la estrategia es el centro y el planeamiento estratégico el camino. El día a día ésta dominado por la incertidumbre y es por ello que \»la piel\» y el cerebro de los estrategas de hoy son muy diferentes a los planeadores estratégicos de ayer. Hoy la diferencia está en si la estrategia explora y lidera las ideas, y el planeamiento relaciona, conecta y coordina el proceso de atacar las ideas con la acción.
A medida que han ido floreciendo los procesos de planificación se ha marchitado el pensamiento estratégico. Si la mente del estratega se contrapone a la cultura de una corporación ¿cómo puede una compañía recuperar su capacidad para concebir y ejecutar estrategias creativas? La respuesta involucra la formación de estrategas dando rienda suelta a la imaginación y sentido empresarial para producir ideas innovadoras, basadas en análisis a nivel ejecutivo probando, dirigiendo y asignando prioridades a las ideas y proporcionando asistencia de alto nivel.
Hay que practicar constantemente el pensamiento estratégico, ejercitarse para convertirse en un estratega. El gran estratega depende del pensamiento estratégico: la combinación de método analítico y flexibilidad mental.