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«Desaparecer»: el riesgo de ser millonario en China

En China hay algo casi tan peligroso como ser pobre: ser rico. A pesar de su éxito, sus millones, su vida a todo trapo y sus contactos, un puñado de magnates han «desaparecido» como si se los hubiera tragado la tierra. El último ha sido el presidente del gigante de los seguros Anbang, Wu Xiaohui, quien fue detenido en su oficina a principios de este mes, según informó primero la revista financiera «Caijing» y han corroborado otros medios. Aunque las autoridades no han confirmado su arresto, la compañía ha reconocido en un escueto comunicado que Wu Xiaohui es «temporalmente incapaz de cumplir con sus obligaciones por razones personales». Para calmar a sus accionistas, que han visto cómo sus títulos se venían abajo, Anbang asegura que otros directivos se encargarán del normal funcionamiento de la compañía durante su ausencia, que no se sabe cuánto durará.

Todo apunta a que Wu Xiaohui está siendo interrogado por el ascenso meteórico de su firma, que empezó en 2004 como una pequeña aseguradora de coches y se ha convertido en una de las multinacionales chinas que más se ha expandido por el extranjero durante los últimos años. Con una agresiva política de compras, se hizo en 2014 con la cadena de hoteles Waldorf Astoria por casi 2.000 millones de dólares (1.790 millones de euros), así como con otras aseguradoras de Holanda y Corea del Sur como Vivat y Tong Yang. Además, ha aumentado considerablemente su participación accionarial en firmas chinas como la constructora Vanke, el Banco de la Agricultura y el Minsheng.

El régimen chino está intentado controlar la masiva salida de capitales del paísDesde 2012, Anbang ha llevado a cabo once adquisiciones en el extranjero, pero sus últimas operaciones han resultado fallidas. Tras meses de pugna con Marriott, no pudo comprar la cadena hotelera Starwood por 14.000 millones de dólares (12.500 millones de euros). Poco después, las autoridades estadounidenses rechazaban su oferta de 1.600 millones de dólares (1.430 millones de euros) sobre la aseguradora Fidelity & Guaranty por dudas sobre su capacidad financiera y estructura empresarial. Y, por último, Anbang descartaba invertir en un rascacielos en Manhattan propiedad de la familia de Jared Kushner, yerno y consejero del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Todas estas operaciones han alarmado al autoritario régimen chino, que está intentado controlar la masiva salida de capitales de su país y teme que las empresas se estén endeudando más allá de sus posibilidades hasta poner en peligro al sistema financiero. De hecho, todo el mundo se pregunta cómo Anbang ha reunido tanto dinero para sus inversiones. La compañía asegura que en 2014 captó de sus inversores 50.000 millones de yuanes (6.545 millones de euros), aumentando su capital cinco veces hasta los 62.000 millones de yuanes (8.115 millones de euros). Pero la revista «Caixin» publicó en abril que al menos 30.000 millones de yuanes (3.930 millones de euros) procedían de las pólizas de seguros de sus clientes, un dinero que luego era transferido a la compañía para sus inversiones a través de su compleja estructura.

Hay una docena de magnates «desaparecidos» desde 2015 para ser interrogados y solo ha regresado unoA tenor de Bloomberg, la mayor parte de los ingresos de Anbang radican de unos planes de inversión que ofrecen una rentabilidad anual del 4,7% y del 5,8% en tres años. Si los clientes que en 2015 invirtieron 47.600 millones de yuanes (6.230 millones de euros) quieren recuperar este año su dinero más los intereses, la compañía puede encontrarse en un serio problema. En realidad, ya lo está. Y no solo por la «desaparición» de su presidente, sino también porque las autoridades le prohibieron en mayo a su división de seguros que vendiera en los bancos nuevos productos financieros de alta rentabilidad a corto plazo. Confirmando esta campaña de control, el presidente de la Comisión Reguladora de Seguros, Xiang Junbo, fue destituido hace dos meses y también está siendo investigado.
Frente al temor a que estalle esta burbuja, Anbang insiste en que sus activos ascienden a 1,65 billones de yuanes (226.000 millones de euros) y sus reservas en efectivo a 207.800 millones de yuanes (27.200 millones de euros). Con 35 millones de clientes y 30.000 empleados, asegura que está cubierta, pero torres más altas han caído.

Aunque su presidente atesora una fortuna de más de 1.000 millones de euros y está casado con una nieta de Deng Xiaoping, el «padre» de la apertura de China al capitalismo, se ha unido a la media docena de magnates «desaparecidos» desde 2015 para ser interrogados. Algunos de ellos, como el presidente del potente grupo de inversión Fosun, Guo Guangchang, volvieron a sus puestos, pero otros, como el del «holding» Tomorrow, Xiao Jianhua, siguen «perdidos».

Investigación de las inversiones en el extranjero
Para evitar riesgos con las deudas del sistema financiero, el régimen chino ha ordenado investigar los préstamos a las principales compañías chinas con inversiones en el extranjero. Además de la aseguradora Anbang, entre ellas destacan Wanda, de Wang Jianlin, quien en 2015 se hizo con el 20% del Atlético de Madrid por 45 millones de euros. Bajo la lupa también están Fosun, que el año pasado se deshizo de su inversión en el grupo Osborne, y HNA, cuya participación mayoritaria de casi el 30% en NH Hoteles está resultando muy accidentada. Según el diario de Hong Kong «South China Morning Post», el regulador financiero también analizará las cuentas del multimillonario Li Yonghong, quien adquirió en abril el club de fútbol AC Milan…



  • Ver original en Diario ABC
  • Publicado el lunes junio 26, 2017


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