El feo, el bueno, el malo…
Recuerdo en la niñez cuando representábamos el papel de algún personaje del oeste americano. Nuestra imaginación, nos situaba en un escenario con pistolas, indios, caballos, etc.
Crecemos y desarrollamos la imaginación escénica. Todos nos sentimos directores del rodaje y etiquetamos a cada compañero de trabajo con un personaje de la escena. Cuando varios compañeros coinciden en la etiqueta de otro, podemos asegurar que el papel lo tiene garantizado durante bastante tiempo.
Y nos preguntamos ¿Qué papel es el mejor? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene ser el feo de la película? ¿Será mejor ser el listo, el malo, etc?
Pasado un tiempo de la asignación del papel a representar, hay quien se lo cree de verdad, y lo asume en su vida laboral y personal. Ustedes conocerán a más de un listo. El personaje del listo es uno de los más cotizados en el mundo empresarial; aunque causen estragos en muchas empresas por su pésima actuación. El listo, quiere todo para él, se cree dueño y señor del escenario, mofándose del feo, aprovechándose del bueno, sintiéndose superior ante el tonto.
La dirección de la empresa y el departamento de recursos humanos, no debe permitir que dichos papeles lleguen a ser verdaderas categorías dentro de la organización formal de la empresa.
Si la empresa, utilizara como herramienta estratégica de gestión, el asesoramiento y apoyo de un ASESOR PERSONAL de recursos humanos, cambiarían y mejorarían el reparto de tanto personaje discriminado, consiguiendo una integración real de todos los miembros de la empresa.
No es serio, ni rentable, ver en muchas empresas, como algún listo machaca la autoestima de un compañero, a quién le dio el papel de bueno, tonto…
A mí personalmente me interesa trabajar con tontos, feos, malos, ya que me aportan mucha información real de los listos de la película. Me acerco con la intención de ayudar a personas que trabajan y aportan mucho a la empresa. Cuando inicio una conversación, mi objetivo es mejorar el rendimiento y desarrollo personal de un ser humano con el que comparto unos momentos de colaboración y comprensión mutuos. En muchas ocasiones, son los listos, los que tras su larga soledad y frustración necesitan hablar sinceramente de sus inquietudes, miedos, prejuicios, etc.
Esta atención personalizada a miembros de una organización, es un gran recurso para prevenir, gestionar y solucionar los conflictos interpersonales en la empresa; optimizando el rendimiento laboral y empresarial.
(La Voz de Almería 09.04.2005).