Algunos criterios para la concepción de la demanda de efectivo
Conversando con un grupo de empresarios alumnos de un postgrado sobre administración de efectivo que impartí durante los meses de enero y febrero del presente año 2011, me sorprendía su forma de trabajo al momento de planear el movimiento de efectivo para un período de tiempo dado, en particular aquellos que son a corto plazo, o sea menores de un año.
En primer lugar porque en su proceso de evaluación no asumen como variable independiente el monto de ventas que se pretende lograr. Hay que considerar que el vínculo mercado empresa lo constituyen las ventas y mediante éstas tratamos de satisfacer las necesidades de dicho mercado, por tal motivo aproveché la oportunidad para hacerles la siguiente pregunta ¿Cuánto demandan de efectivo sus negocios para poder lograr el monto de venta que satisface el segmento de mercado del cual se han apropiado? No hubo respuestas concluyentes, por tanto les quedó implícito que para conocer la demanda de efectivo se hace necesario conocer primero el monto de venta que se pretende lograr.
En una parte del postgrado les expuse que no se tiene un conocimiento pleno sobre la demanda de efectivo, si se desconoce el precio que paga la empresa para lograr un peso de venta en el mercado, de manera global y abierta por cada tipo de bien, servicio y activo financiero que se venda. El tener pleno conocimiento de ese precio permite su correcta administración, o sea, disminuirlo. Buscar siempre que el incremento de las ventas estén motivadas por una disminución de dicho precio, si esto se obtiene, entonces se está logrando eficiencia y eficacia en la administración del efectivo, pues se obtiene más con menos.
Hubo un estudiante que preguntó si para la concepción de la demanda de efectivo existe un mínimo y un máximo en lo referido al precio que se paga para realizar un peso de venta en el mercado. Existe un precio mínimo para cada momento de la gestión empresarial y varía en dependencia de los recursos y capital humano que se tengan, forma de organización y pensar del mismo y de su gerencia. El resultado debe tender a cero, pero nunca lo será, pues es muy difícil que regalen las cosas. Existe también un precio máximo para cada momento de la gestión empresarial y al igual que el mínimo depende de los recursos y capital humano que se tengan, forma de organización y pensar de éste y de su gerencia. Al respecto acudimos al siguiente razonamiento, por lo general haya o no ventas, siempre va a existir una salida de efectivo, la misma constituye una demanda que aunque varíe su monto en el tiempo, va a ser siempre fija, ejemplo, los sueldos del personal de la gerencia no vinculados directamente al resultado de la gestión de venta. Lo anterior indica que si no se vende hay que pagar un precio muy elevado (ejemplo, los sueldos antes mencionados), teóricamente este tipo de demanda en un momento dado puede convertirse en el precio más alto que se paga.
En toda la creación del nuevo conocimiento en el cual estaban enfrascado estos estudiantes empresarios, llegaron al consenso de que para lograr un análisis correcto de la demanda de efectivo se necesita de una herramienta que de conocimiento pleno del monto de dicha demanda, surgieron varias propuestas, pero la que predominó fue la de encontrar una función matemática que definiera la demanda de efectivo más probable para períodos de tiempo no mayores de un año. En una tormenta de ideas practicada al efecto dio como resultado que en todo lo discutido hasta el momento existía la información necesaria para crear dicha función. A tales efectos se observó lo siguiente, se conoce el precio (P) de un peso de venta realizado en el mercado, así como el monto de venta (V) a lograrse, la multiplicación de ambos términos da como resultado una demanda variable (DV=PxV) o lo que es lo mismo (DV = PV), pero además, se conoce también que puede existir una demanda fija (DF) la que fue definida como los sueldos de la gerencia (pueden haber otras razones). Por tanto se da por sentado que existe una DV y una DF, indicando la existencia de una demanda total (DT), ésta puede determinarse mediante la siguiente expresión aritmética DT=DV +DF, a su vez puede denotarse de la siguiente forma DT=PV+DF y es la que define una curva liza en el primer cuadrante de un sistema de ejes cartesianos con monotonía creciente. Sin embargo ello no responde a los intereses planteados; pues se necesita que cuando aumenten las ventas los precios y la demanda disminuyan respectivamente, eso implica que la curva liza tenga que tener una monotonía decreciente, por lo que el modelo sería de la siguiente forma, DT=-PV+DF.
Por tanto se ha logrado obtener una función D(V): DT=-PV+DF que nos permite conocer la demanda de efectivo del negocio para períodos de tiempo no mayores de un año, cuya variable de entrada o independiente lo constituyen las ventas, esta función nos da la información necesaria sobre cuanto demanda de efectivo nuestro negocio para llevar a efecto su gestión empresarial para períodos de tiempo no mayores de un año.
Conclusiones:
A partir de un conjunto de consideraciones se logró la formulación de una herramienta financiera, contentiva de una función matemática que permite conocer la demanda de efectivo para períodos de tiempo no mayores de un año.
Coautores: M. Sc. Irmo Irenio Curbelo Tribicio, Lic. Leodanys Gerónimo Miranda
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