Y tú, ¿Cómo estás?
“Quien no se mueve, no siente las cadenas” decía Rosa Luxemburgo.
Tenemos un miedo atroz a lo que estamos viviendo. Y no estoy quitándole la importancia que tiene. La gente que está muriendo en todo el mundo, las familias destrozadas por no poderse despedirse de sus familiares, por no hablar del tema del trabajo que estamos viviendo y vamos a vivir.
Pero el miedo está presente en todas las conversaciones que vivimos o debates que vemos a través de los medios de comunicación. Miedo y más miedo.
¿Y qué es lo que provoca?
Que estemos mas cagados que la primera vez que vimos el video de “Thriller” de Michael Jackson.
Hablamos mucho de que la sociedad va a dar un cambio radical, que seremos más empáticos, que nos hemos dado cuenta que somos seres humanos, que nos estamos enfrentando a la muerte todos los días..Se nos llena la boca diciendo que la sociedad va a cambiar, pero poca gente oigo que diga que yo voy a hacer tal o cual cosa.
Pongamos un ejemplo:
“Y, ¿Tú como estas?”.
Es una pregunta normal, clara, directa, sencilla, ¿Verdad?
Que levante la mano quien no se ha extrañado cuando alguien se lo ha preguntado alguna vez. ¡¡TODOS!!.
Lo primero que pensábamos es: “¿Con qué intereses me lo ha preguntado? ¿Me ha visto mal? ¿Qué querrá pedirme?”.
Por mucho que hablemos de la transformación de la sociedad, con una simple pregunta nos damos cuenta que seguimos siendo unos desconfiados, que no creemos en el buen hacer de los demás y que rehuimos de todo aquello que sean “buen rollismo”.
Pero también, aquella que nos lanza la pregunta, acabamos agradeciéndoselo si vemos que lo hace de corazón, ya que la comunicación, ahora y antes , siempre ha sido escasa o mala en nuestra vida. No hablamos de corazón a corazón, no nos preocupamos por los demás de verdad y si lo hacemos es por algún interés oculto. Así que cuando nos encontramos a alguien que nos lo pregunta de corazón, mandamos a tomar por culo el muro que tenemos y nos abrimos a esa persona.
Y ahora que estamos hablando tú y yo, y tú, ¿Cómo estás?
Estamos en una época en la que preguntamos a todo el mundo como se encuentra. Por educación, por cotilleo o por verdadera preocupación….Nos acordamos de gente que hace años por cualquier motivo hemos perdido el contacto y lo recuperamos preguntándole: “Y tú, ¿Cómo estas?”.
Pero cuando fue la última vez que te preguntaste mirándote al espejo:
“Y tú, ¿Cómo estas?“.
Preguntamos a los demás como están, pero cuando nos lo preguntan a nosotros, nos ponemos en tensión. Por no hablar cuando alguna vez, nos lo hemos preguntado a nosotros. Lo primero que hacemos es pensar como: “Déjate de tonterías, estás muy bien…No hay nada que pensar, todo vaya genial..”.
Dicha pregunta es la invitación más importante para adentrarnos en nosotros mismos y por eso le tenemos tanto miedo.
Respondemos con monosílabos, tipo:” Si, bien, como siempre, no hay novedades…” E intentamos cambiar de tema lo más rápido posible Nos pica el investigar cómo estamos y más que los demás puedan saberlo.
Estamos viviendo una revolución. No hace falta describirla, ya lo estamos viviendo a través de televisión y en muchos casos, viviéndola a través de diversos aspectos en primera persona.
Estamos en medio de una revolución, porque estamos sintiendo miedo y vértigo ante lo que estamos viviendo y ante lo que vendrá. Algo que no habíamos vivido hasta la fecha. ( PD: NADIE SABE LO QUE VENDRÁ, ASÍ QUE SI TE ENFRENTAS A UN FUTUROLOGO O GURÚ SAL CORRIENDO DE ALLÍ, YAA).
Y los mejores antídotos ante esta situación son:
(Prescripción: 9 de cada 10 médicos aseguran que todos tendremos días malos a pesar de esta receta. No lo olvides, los días malos a veces ayudan mucho más que los buenos, a reconocer lo que tienes y que eres más feliz de lo que te imaginas aún sin esa entrada para el concierto o ese pantalón).
1.- Pregúntate todos los días cómo estás
Empieza por preguntártelo a ti. Por la mañana y por la noche. ¿Cómo estás? . Al igual que pides que tus amigos sean sinceros y leales contigo, tienes que serlo contigo mismo
No expresar tus emociones, no querer reconoce lo que te pasa, está y estará provocando que la mochila que lleves en tu día a día sea cada vez más grande y con ello, te cueste más andar, afrontar retos o saltar a la mínima de cambio.
Hablamos mucho del amor, de querernos todos, de ayudar a los demás, de aceptar las imperfecciones de esta sociedad para mejorarla, pero NO NOS QUEREMOS A NOSOTROS MISMOS, NI ACEPTAMOS LOS POSIBLES FALLOS QUE HEMOS COMETIDO.
Y así nos va como nos va. Sino empieza el cambio por uno mismo, ¿Cómo coño vamos a cambiar como sociedad?
Deja de buscar respuestas en los demás, y empieza a hacerte preguntas. Que ahí es dónde están las respuestas que buscas, DENTRO DE TI.
2.- Que todos los días sean una revolución.
¿Cuándo serás creativo? ¿Cuándo dominarás tu vida? ¿Cuándo empezaras a conocerte? ¿Cuándo empezaras a ser dueño de tu vida? ¿Cuándo empezarás a conocer eso que llaman felicidad? ¿Cuándo empezarás a dormir 8 horas seguidas? ….
¿Quiéres la respuesta a todas estas preguntas?
Cuando empieces a preguntarte , siendo sincero con la respuesta a ¿Cómo te encuentras?, empiezas a descubrirte, empiezas a coger el toro por los cuernos y empieza la verdadera revolución.
Cuando te preguntas todos los días cómo te encuentras y observas la respuesta, ves la realidad mucho más nítida. Sientes que sabes que tienes que hacer para darle un nuevo rumbo a tu vida.
Todos los días serán y deben ser una revolución en tu vida. Porque sabes lo que te pasa y que no quieres que te vuelva a pasar, por eso pasarás al modo acción de manera constante. Pequeños cambios, pequeños hábitos transformados, pequeñas acciones imposibles de hacer hace un tiempo, que pones en marcha, porque sabes cómo te sientes y sabes lo que quieres.
Pregúntate, ¿Cómo estás? Y empezará la revolución en tu vida.