Si eso, ya lo dejo para otro momento
A mi la palabra procrastinación me produce pereza.
Tienes que pensar en los “ladrones de tiempo”, en qué tipo de procrastinadores somos, en los pasos a seguir para afrontar esa actividad que tanto tiempo estamos posponiendo.. De pensar todo lo que tienes que hacer para no ser un procrastinador, te conviertes en un fan acérrimo de posponer las cosas.
Creo que las cosas son mucho más fáciles. Principalmente porque no somos idiotas.
¿Por qué perdemos el tiempo cuando tenemos otras cosas por hacer? PORQUÉ TENEMOS MIEDO A AFRONTAR LA ACTIVIDAD QUE TENEMOS PENDIENTE.
Miedo a hacer la mudanza, no vaya a ser que se remuevan nuestros sentimientos.
Miedo a decir a esa persona que se ha portado mal con nosotros, no vaya a enfadarse. Así que decidimos comernos nosotros el enfado y que siga la cosa como si nada.
Miedo a decir al jefe que no nos gusta el ambiente de trabajo. Pero si eres tú el que lo dice, seguro que serás la cabeza de turco cuando haya despidos.
Seamos sinceros, sabemos porqué estamos dilatando el ponernos manos a la obra con esa acción. Lo sabemos, no hace falta más.
Dilatamos la realización de las actividades a la que tenemos que hacer frente, por MIEDO.
MIEDO a las consecuencias que podamos vivir, a lo que dirán, a lo que puede suceder. Pero iré un paso más allá con esas actividades aburridas y tediosas que no afrontas por el Instagram, tienes MIEDO a no ser responsable de tu vida cuando seguro que sabes que si hicieras otra vida, harías las cosas mucho más rapido.
No es pereza, no es una actividad aburrida, no es nada más que MIEDO.
Esta situación nos está enseñando, entre otras muchas cosas, QUE NO HAY QUE PERDER EL TIEMPO. Porqué piensas que somos inmortales, que habrá tiempo para todo y de un día para otro, esa posibilidad se esfuma.
Mientras escribo este artículo estoy oyendo la última canción de Leiva, “Como si fueras a morir mañana“. Y cada día creo más en esta filosofía. No sé quien nos ha dicho que tendremos tiempo para todo, quién nos ha hecho creer que somos inmortales, PORQUÉ NO ES ASÍ.
Ponemos como excusa que el móvil no ha parado de sonar, que tu amiga te ha llamado a contarte su ultima cita con el chico que le gusta o que en Twitter el gurú de turno ha puesto la tontería de las 11,30 de la mañana. Ponemos miles de excusas para no hacer lo que debemos hacer. Y lo peor de todo es que nos creemos que ellas son las culpables que no nos hayamos puesto manos a la obra.
El único responsable eres TÚ. Y punto.
Cuando haces lo que sabes que debes y quieres hacer, NO HAY NADA NI NADIE QUE TE LO IMPIDA. O es que cuando tienes un tiempo libre para estar con esa persona que te gusta , ¿Haces caso al móvil o a las notificaciones de Instagram? Pasas de todo literalmente y te centras en lo que sabes y quieres hacer.
Te olvidarás de eso que recomiendan de trabajar cada 30 min, de pausas para comer,… de todas las recomendaciones que te hayan dicho que tienes que hacer, solo te centrarás en lo que sabes que tienes que hacer para conseguir lo que has ideado.
Cuando te adelantas a la situación que tienes que afrontar o la afrontas en el momento que toca, de repente mente y cuerpo se unen. Es lo que dicen que entras en estado de “flow”. Para mí es el estado en el que las horas pasan como segundos y que no sabes cómo, en muchas ocasiones, has hecho algo hasta inesperado para ti.
Pero para un momento, no quiere decir que cuando estés haciendo lo que sabes y quieres hacer, estés todo el día más chutado de motivación que un sábado por la noche.
Te puedes levantar como el culo, puedes haber recibido una noticia que no esperabas o la llamada que esperas no llega. Al igual que con la felicidad, nunca puedes mantener tu motivación de una forma constante. Si lo consigues, seguro que has consumido algo no legal o ya me dirás tú.
No está mal que te des días o tiempos para ti. Pero eso no quiere decir que no retomes ya la acción que te está esperando , sino que a veces es bueno “oxigenar” tu cerebro, descansar, ya que hará que veas las cosas de otra manera, de forma más nítida. Yo por ejemplo, no escribo todos los días mi nuevo libro, sino que hay que día que el cuerpo me dice que tengo que parar, aunque esté haciendo lo que sé que quiero hacer.
Así que parar, es bueno . Pero lo dicho, no olvides, PORQUÉ estás haciendo lo que estás haciendo. Cuando estás desmotivado, hay otros pensamientos, principalmente negativos, que le has dejado entrar en juego. Cuando recuerdas tu PORQUÉ sabes que tienes un propósito por el que luchar, porque el que seguir, por el que hacer las cosas aunque los demás te digan que es una locura.
Y recuerda mimarte. Ya no solo descansando, sino también dándote placeres. Cuando termino de hacer algo que me he propuesto y que sabía que tenía que hacer, siempre me veras con una bolsa de chucherías muy feliz.
Otra cosa quiero decirte, que el trabajo aburrido también existe. Que no todo es color de rosa y en mi trabajo, también tengo tareas aburridas de la leche. ¿Cómo afrontarlas? Viéndolas como un escalón que hay que subir para llegar a donde quieres llegar.
Dejamos de hacer muchas cosas que sabemos que deberíamos hacer simplemente por miedo. Pero recuerda, a cada día que procastines esa decisión o acción, le estás restando un día a tu felicidad, a tu éxito.. te lo estás quitando a ti.