¿Por qué los uruguayos han perdido la cultura del trabajo?
No somos muy trabajadores, somos más o menos, no nos matamos mucho para el trabajo, por tradición, por cultura, por lo que fuera». Así lo afirmó en 2014 el entonces presidente José Mujica en Washington, Estados Unidos, ante más de 120 empresarios de ese país.
Esa no fue la primera vez que el exmandatario manifestaba esa opinión de su pueblo en el exterior. En una reunión con empresarios en Madrid en 2013 había dicho que los uruguayos son «medio atorrantes» y que por estos lares «nadie se muere por exceso de trabajo».
A nivel público los empresarios locales y el PIT-CNT criticaron los dichos de Mujica por considerarlos una injusta generalización. Pero a nivel privado se confiesa una realidad: la alta rotación laboral, el creciente número de faltas por enfermedad ââ¬âsobre todo los viernes y lunesââ¬â, la «baja productividad» y el no cumplimiento de las tareas asignadas preocupan a las gremiales empresariales y también al gobierno.
Si bien para el actual ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, «nunca hubo en Uruguay tanta gente trabajando», parte de la base de que «hay debilidades»: «Tenemos un ausentismo que ha aumentado y hay trabajadores dispuestos a perder jornales que no cobran, e incluso a veces en un feriado largo o lunes es más difícil encontrar gente para trabajar», contó el ministro.
Según el Monitor de Trabajo que elabora Equipos, el 89% de los uruguayos ocupados tiene un único empleo, 8% tiene dos trabajos, el 3% tres trabajos y 1% no sabe/no contesta
A comienzo de su gestión, Murro creó un grupo asesor integrado por gremiales empresariales, el PIT-CNT y académicos para discutir temas estratégicos.El primero en carpeta fue «la cultura de trabajo para el desarrollo».
Para la gerenta general de la Unión de Exportadores, Teresa Aishemberg, quien participó de las reuniones del grupo asesor del MTSS, el aumento de las faltas por enfermedad y la baja formación del personal son la muestra de que existe un deterioro en la cultura de trabajo. La encuesta anual 2015 entre socios de esa gremial indica que el 50% de los consultados tuvo dificultades para la contratación de personal, y si bien se refirieron a falta de personal calificado para las tareas solicitadas y a la dificultad para radicar personal en el interior del país como las principales causas, también se destacaron la «falta de hábitos laborales, desinterés y poca dedicación al trabajo».
En la Cámara de Comercio y Servicios indicaron que este es un problema para el trabajador que pierde su trabajo ââ¬âya que terminan siendo desvinculadosââ¬â, pero también para el empresario que debe retrasar la ocupación de un puesto, lo que impacta en la rotación y en la productividad.
La Encuesta de Cualidades Requeridas para la Contratación de Personal, que elabora esta gremial empresarial, y que fue presentada en mayo de 2015, indica que la «responsabilidad» es una de las cualidades «muy importantes» y «poco o nada presentes» en los aspirantes a un puesto laboral.
Epidemia
La representación de los empresarios en el Directorio del Banco de Previsión Social lleva años denunciando que los trabajadores han abusado del derecho al subsidio por enfermedad. Desde 2010, cuando se eliminó el doble control de certificaciones médicas, los subsidios por enfermedad se multiplicaron por cuatro, y según el último dato revelado en setiembre de 2014 benefició a 41.319 personas del total de 1.053.000 trabajadores registrados.
Las certificaciones que más se incrementaron son para aquellas enfermedades que no son demostrables con exámenes médicos, como el estrés, la gastroenterocolitis, y los dolores musculares, de huesos o articulaciones, informó la representante de los empresarios Elvira Domínguez.
Para el integrante de la comisión fiscal y relacionamiento con los trabajadores de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Andrés Fostik, «lo que ocurre con las faltas por enfermedad es un desastre».
«No tenemos epidemias en el país para que haya pasado esto, la evolución fue como si el país tuviera una epidemia y solo cambió el régimen», apuntó.
Justamente los trabajadores de la industria manufacturera son los que más certificados por enfermedad recibieron en 2014, 5,38%. Les siguen los de suministro de agua (5,34%) y servicios sociales (5,26%). Los trabajadores de la administración pública son los que menos piden este beneficio (0,03%).
El gerente comercial de Manpower, Fernando Aldabalde, dijo que existen empresas ââ¬âespecialmente en el rubro industrialââ¬â que tienen un nivel de ausentismo cercano al 30%.
Para el representante de los trabajadores en el Directorio del BPS, Eduardo Ruiz, aunque «es una minoría la que utiliza mal este derecho», se están instrumentando controles aleatorios para detectar posibles fraudes.
El trabajo en los uruguayos
Para el 90% de los uruguayos, el trabajo ocupa un lugar importante en su vida (26% dijo que es «bastante importante» y 64% «muy importante»), según revela el capítulo uruguayo del Estudio Mundial de Valores, elaborado por Equipos Mori. Esto lo ubica apenas tres puntos porcentuales por encima del tiempo libre ââ¬â38% dijo que es «bastante importante» y 49% «muy importante»Ã¢â¬â, y ocho puntos por encima de los amigos, aunque queda debajo de la familia considerada como importante por el 99% de los consultados. Esto pone a Uruguay en el lugar 29 de los 60 países que forman parte de la encuesta, muy por debajo de países de la región como Ecuador, México, Colombia o Perú, pero por encima de Brasil, Argentina y Chile.
Para el director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellano, «no es cierto que los uruguayos sean unos atorrantes». Dijo, además, que «los problemas de compromiso con el trabajo son una avenida de doble vía».
Para Castellano «cambió la organización del trabajo» que permitió la tercerización de ciertos procesos de la empresa, lo que hizo que la posición del trabajador sea más precaria. Castellano definió esto como una pérdida de compromiso de la empresa con el trabajador.
En el mismo sentido, el gerente de la consultoría en recursos humanos de KPMG, Federico Kuzel, dijo que no solo cambiaron los trabajadores, sino también las empresas. El mayor dinamismo en la compra y venta de compañías, o las reestructuras con despidos de personal incluidas se han vuelto más frecuentes y esto afecta a las personas, lo que hace más difícil que exista una «fidelidad» por la compañía.
Según el Monitor de Trabajo de Equipos publicado en setiembre de 2015, el 21% de los consultados tiene previsto cambiar de trabajo en los próximos seis meses, y el 26% no tiene previsto cambiar de trabajo, pero sí le gustaría hacerlo, en tanto el 50% restante ni lo prevé ni quiere cambiar.
Para Castellano estos datos también están relacionados con los de desempleo: «Si tengo un país con una tasa de desempleo de las más bajas en su historia (7,9% en setiembre de 2015), no tengo el ejército de reserva y no hay desocupados que me generen la necesidad de mantenerme en el trabajo; pero con un desempleo al 15% por ejemplo debo que aferrarme al trabajo como sea», explicó. }
Inmigrantes vs nativos digitales
La Generación Y o Millenial, como se definen a aquellos jóvenes de entre 18 y 35 años, es una de las que más cae en el grupo de los que tienen «falta de cultura laboral». Según explicó Kuzel, el haber nacido o vivido la mayor parte de su vida bajo la influencia de las tecnologías de la información hizo que la inmediatez sea parte fundamental de vida: tienen una baja tolerancia a la frustración y quieren ser constantemente evaluados y reconocidos.
Mientras que los jóvenes no entran en las organizaciones pensando que estarán allí toda la vida, y suelen cambiar de trabajo cuando no reciben un reconocimiento en el corto plazo, los trabajadores de la Generación X ââ¬â1961 hasta 1982ââ¬â y los baby boomers ââ¬â1942 hasta 1960ââ¬â «están dispuestos a sacar fotocopias durante cinco años sin quejarse», agregó el especialista.
Desde el punto de vista de Kuzel esto no supone una falta de compromiso con el trabajo, sino una forma de entenderlo diferente, «más transaccional».
Estas diferencias de culturas tienen una expresión en números: mientras que el desempleo global fue 7,9% en noviembre de 2015, para los jóvenes que buscan trabajo (de entre 14 a 25 años) esa tasa es del 24%. Para Aldabalde, si bien no existe temor de contratar jóvenes, algunas empresas están probando con un segmento de gente mayor de 40 años para puestos tradicionalmente asociados a los de menor edad, como call centers o cadenas de retail.
Para fomentar el empleo juvenil se aprobó en abril del año pasado la ley n° 19.133, que subvenciona el 25% del salario nominal de aquellos que tengan entre 15 y 24 años en una primera experiencia laboral, y del 15% del salario nominal para egresados de 15 a 29 años, entre otros beneficios. Según admitió el ministro del MTSS, «el sector empresarial privado tiene que tener una actitud más proactiva en incluir jóvenes en su plantilla, porque cuando se lanzó el programa Yo Estudio y Trabajo fue fundamentalmente utilizado por el sector público» y el privado «no se sumó».
La otra preocupación del gobierno son los 36 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Este grupo, pese al desempeño de la economía no se logró reducir: mientras que en 1992 los ninis eran el 18,1% de los jóvenes entre 15 y 24 años, para 2013 eran el 17,9%. Una caída casi imperceptible.
Un plan para fomentar los valores del trabajo
«Que el trabajador público sea mejor en su servicio, que el empresario sea un agente de la transformación emprendedora e innovadora con los apoyos necesarios a su gestión, que el albañil pueda hacer mejor el revoque, que la maestra pueda dedicarse más a la enseñanza, que el mozo pueda atender mejor en la mesa; todos con más calidad, más productividad, más asiduidad». Ese es el objetivo de la directriz del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) 2015-2020, que fue elaborado junto a gremiales empresariales, PIT-CNT y la Universidad de la República para generar una «Cultura de trabajo para el desarrollo».
Entre los planes previstos por esta directriz está el lanzamiento de una campaña de concientización en medios masivos, centros educativos y en el ámbito laboral para transmitir los valores del trabajo, ampliar las capacidades formativas del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), dar estímulos para que estudiantes se inserten, entre otros…