Olvídense de 2020: los optimistas bursátiles miran ya a 2021 en busca de señales de compra
La renta variable de todo el mundo ha recuperado alrededor de la mitad de las pérdidas registradas este año por el coronavirus, ya que los inversores han pasado las hojas del calendario para apostar por una fuerte recuperación en 2021, ignorando los pésimos datos económicos, la caída de los precios del petróleo y los desastrosos resultados de las empresas.
Los billones de dólares en estímulos aplicados por Gobiernos y bancos centrales y las medidas para comenzar a reabrir la actividad están contribuyendo a la recuperación en bolsa. Con el petróleo penalizado y cerca de los mínimos de varias décadas, es posible que sea el combustible barato lo que impulse la próxima recuperación.
La señal más esperanzadora es la disminución de la volatilidad.
El barómetro del miedo en Wall Street, el índice de volatilidad Cboe, así como la volatilidad del Euro STOXX han bajado constantemente durante el último mes a un nivel cercano a 30, donde se encontraba al comienzo del desplome a principios de marzo, antes de tocar los 85,5 puntos.
Es significativo para algunos observadores del VIX: durante la crisis de 2008 el VIX nunca se mantuvo cerca de 30 hasta que comenzó el mercado alcista en marzo de 2009.
«Lo que vemos es que el mercado está anticipando una recuperación. Ya está mirando al 2021. Si nos fijamos en los sectores, los llamados ‘favoritos del mercado’ en la tecnología, farmacia, bienes de lujo, todos han descontado una recuperación en forma de V», dice Roland Kaloyan, jefe de estrategia de valores europeos en SocGen.
El rebote ha llevado al índice mundial de acciones MSCI a solo un 16% de los máximos registrados el 19 de febrero, recorriendo de esta forma más de la mitad del terreno perdido.
«Lo que vemos es que el mercado está anticipando una recuperación. Ya está mirando al 2021. Si nos fijamos en los sectores, los llamados ‘favoritos del mercado’ en la tecnología, farmacia, bienes de lujo, todos han descontado una recuperación en forma de V», dice Roland Kaloyan, jefe de estrategia de valores europeos en SocGen.
En particular, las valoraciones de las acciones de Estados Unidos y Europa, basadas en un PER (relación entre la cotización y el beneficio anual) a 12 meses, están solo algo alejadas de los niveles anteriores al virus, ya que los nefastos resultados esperados en 2020 claramente no figuran en los cálculos de los inversores.
El índice tecnológico Nasdaq 100 está a solo un 9% de los niveles del 19 de febrero y es el único índice importante que se sitúa en territorio positivo este año.
En cuanto a los datos económicos, las acciones han mostrado una notable resistencia frente a los datos semanales de empleos en Estados Unidos, que, en el curso de solo semanas, registraron la pérdida de todos los empleos creados en la última década. El S&P 500 ha subido cinco jueves seguidos, casi sin pestañear ante las vertiginosas cifras de desempleo de Estados Unidos.
«El mercado siempre se mueve más rápido que los datos macro. Mucho de esto ya lo sabíamos, sabíamos que sería malo», dice Valentijn van Nieuwenhuijzen, quien supervisa la gestión de 276.000 millones de euros en la holandesa NN Investment Partners.
En conjunto, el mercado se está moviendo hacia un retorno a algo parecido a la normalidad a finales de 2020, dice Van Nieuwenhuijzen.
En Italia, Francia, Alemania y España se están comenzando a relajar los confinamientos, al disminuir las tasas de infección del COVID-19. Varios estados de Estados Unidos también están considerando reanudar la actividad.
«No creo que sea probable que hayamos arreglado todo para finales de 2020. El riesgo es que haya algún tipo de prueba de fuego en el verano (boreal)», dice Van Nieuwenhuijzen.
La calma del VIX por sí sola no debe considerarse como una señal de riesgo, ya que los mercados de divisas todavía señalan vulnerabilidades. Un índice del Deutsche Bank que mide la volatilidad de las divisas se ha apartado de los niveles máximos tocados recientemente pero está a una distancia considerable respecto a los mínimos tocados a principios de 2020, cuando estaba por debajo del 5%.
Sin embargo, los billones de dólares de estímulo de los bancos centrales han sido la guinda del pastel en este repunte, al igual que en la última década, cuando los inversores se han subido a una ola de dinero barato que ha inflado los precios de los activos.
El principal analista macroeconómico de Pictet Asset Management, Steve Donze, ha calculado que una inyección de liquidez de US$1 billón por parte del banco central se correlaciona con una ganancia de 20 puntos en el índice MSCI World.
Ahora, con los bancos centrales habiendo arrojado sumas récord para calmar los mercados y apoyar la economía durante la pandemia, los mercados están una vez más en espera de una reacción positiva.
Tras la inyección de billones de dólares, la nueva liquidez debería tener un efecto multiplicador positivo en las acciones tan pronto como los temores de un ‘shock’ sistémico se desvanezcan, según dijo el banco francés Natixis.
«Creer que la economía no se ha visto afectada de forma duradera por la crisis podría ser un error», advirtió Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum Asset Management.
Sin embargo, advierte Waechter, los inversores en busca de rendimientos tienen pocas alternativas a las acciones, dada especialmente la intervención masiva de los bancos centrales en los mercados de bonos, que contienen las rentabilidades en la renta fija.