La parálisis que activa
“Para quien tiene miedo, todo son ruidos” decía Sofócles.
Vuelta de vacaciones, para quien las ha tenido. Ya tenemos que ir pensando en los uniformes del colegio, en las becas de los libros de los pequeños y en cómo habrá pasado las vacaciones el jefe, porque así sabremos qué reentre tendremos.
Si a eso le añadimos el virus que corre por nuestras ciudades, los PCR, que no tenemos ni idea que es “una persona asintomática”, si podremos ir a la Universidad o qué pasará con el mundo en general. Te encuentras en redes sociales y mensajes de la gente, que ya tenia ganas de volver, para posteriormente decirte:
“Tengo miedo, no sé que voy a hacer con mi empresa, si abriremos o tendremos que echar todo el mundo a la calle.. Tengo miedo a lo que pueda pasar en los colegios, a un nuevo confinamiento…”.
Seamos sinceros, por muchas fotos que pongamos de las vacaciones que nos hemos pegado o que queremos que los demás se crean que nos hemos pegado, por mucho que pongamos en redes sociales que ya tenemos todo el año completo porque tenemos mucho trabajo a final de año ( dime de qué presumes y te diré de qué careces querido gurú), tenemos miedo.
Miedo a lo que pueda venir, miedo a lo que nos pueda pasar, miedo a otro confinamiento…Tenemos miedo y estamos paralizados.
Ya nos pueden decir que vamos a tener una recuperación en V, en Z, como el signo de Nike, que no nos lo creemos, porque ya está instaurado el miedo dentro de nosotros. Y con el miedo, no damos un paso adelante ni borrachos.
Y esto es lo que diferencia a una persona de éxito de otra que estará siempre quejándose. Esto es la diferencia a los paises que son avanzadilla del cambio, mientras que otros son los que los siguen a distancia abismal.
Todos estamos viviendo una parálisis personal y profesional, pero todo hemos vivido en algún momento de nuestra vida, una parálisis.
Como bien dice Albert Riba, en su libro “La parálisis que activa. Claves para prevenir y superar adversidades “, (libro que os recomiendo para estos momentos) todos tenemos algún momento de la vida, en el que un aviso nos está diciendo que tenemos que parar y escuchar. A él le ocurrió una parálisis facial en la parte derecha de la cara.
El cuerpo es sabio y aunque no nos gusta escucharlo, deberíamos. Ahora queramos o no, debemos parar. Y es un proceso excelente para parar, pensar y diseñar hacia donde queremos enfocarnos en la vida.
Recuerda, este tipo de situaciones son las que distinguen a la larga a las personas que son felices, de éxito de las que siempre estarás quejándose y esperando a que los demás les resuelvan sus problemas.
Hay una de las cosas que comenta Albert en su libro y que estoy totalmente de acuerdo, que estas situaciones nos dicen el grado de satisfacción que tenemos con nuestra vida. Buscamos la felicidad haciendo lo mismo que los demás, mientras sabemos ( que es lo peor de todo) que si diéramos un rumbo hacia lo que nos apasiona, hacia donde querríamos estar dentro de 2-3 o 5 años, si que seriamos realmente felices.
Pero las excusas, el qué dirán, hacen que aumente la insatisfacción con la vida “normal” que llevamos y anhelado la vida sabríamos que nos haría realmente felices.
Estar parado jode y mucho. Te preguntas una y otra vez, ¿Por qué coño me pasa a mi lo que está pasando?. Bueno ahora tu ego no tiene razón, ni antes tampoco, ahora todo el mundo está como tú, parado.
Mira, la perfección no existe y hasta Elsa Pataky ha pasado por el quirófano. Acepta la situación y no hagas caso a tu ego.
Tienes una oportunidad única. La oportunidad que estabas esperando, la de tomar la decisión de descubrir quién eres de verdad e ir a por ello. ¿Y quién te lo iba a decir? Todo gracias al miedo que estamos teniendo o a ese bloqueo que puedas vivir.
Durante el confinamiento, todo el mundo hablaba que iba a ser una sociedad mejor después de él. Bueno, no hace falta que diga nada más, ya lo estamos viendo, que las restricciones nos las pasamos por allá abajo.
Pero si realmente queremos un cambio, tenemos que empezar siempre por uno mismo. Muchos cambios aunque sean pequeños, harán que el cambio siempre sea mayor.
Así que la felicidad comienza teniendo un cara a cara con tu verdadera personalidad. Porque si no te levantas todos los días con ella, sino luchas todos los días por el porqué sientes que vives, ¿Qué coño estás haciendo?
Más de lo mismo, como hacen los demás. Y así no hay manera de producir cambios. Hay que apostar más que nunca por la autenticidad.
Es muy “Mr.Wonderfull”, pero es la puta verdad. Yo a mañana no le tengo miedo, porque voy a hacer lo que siento que me hace feliz, lo que me gusta hacer y ayuda a los demás. Y además me da dinero. Cuando eres tú, cuando haces lo que te apasiona, no trabajas un solo día del año, solo disfrutas de tu pasión. Y es hora que la gente empiece a conocer esa sensación única.
Una de las lecciones que Albert nos comenta, es la falta de coherencia en esta sociedad y que gracias a su parálisis le ayudó a darse cuenta. Abres redes sociales y encuentras a gurús que exponen recomendaciones que ellos mismos nunca han hecho en su vida, NI HARÁN. Vemos personas que critican a otras y al dia siguiente se están haciendo una foto con ellos, porque les interesa por temas de trabajo.
No vemos coherencia. Y bueno si hablamos ya de políticos, apaga y vámonos.
Nos creemos que hay que hacer cosas raras para alcanzar el éxito y la felicidad. Y estamos muy confundidos. En está sociedad, quién es coherente y se muestra tal cuál es luchando por su pasión, ya tiene mucho ganado. Pero nos han enseñado que mostrarnos tal cual somos, es de locos. Que es mucho mejor seguir las indicaciones y recomendaciones de los demás, algo con lo que no estoy nada de acuerdo.
Nos hemos olvidado ya de lo que hemos pasado en meses anteriores. Porque cuando hemos vuelto a la “normalidad” nos hemos olvidado de todo, hasta de los aplausos a los enfermeros que quizá hasta ayudaron a alguno de nuestros familiares.
Acepto mi pasado, le doy gracias, pero quiero mi presente, quien soy yo ahora y quien quiero ser siempre. No quiero volver a quién era antes,
Pero sobre todo tu parálisis, hay que gestionarla con riesgo. Nos cansamos de hablar de la zona de confort, que si hay que salir de ella o aumentarla. Yo creo que nos dejamos de hablar del riesgo. Porque si la aumentas, ¿Qué riesgo estás asumiendo? Ninguno, pero sin embargo quieres éxito y avances. Pero si optas por la opción de salir de tu zona de confort, tienes que tener claro dos cosas, a dónde quieres ir y qué te puedes confundir. Y todo ello regado con riesgo.
Sin riesgo nunca avanzaremos, pero sin embargo haciendo lo mismo que los demás, creemos que si.
Así nos va.
Tú decides si esta parálisis te activa o te sigue bloqueando. Todo depende de ti.