La disrupción tecnológica ya castiga a los empleos menos especializados
El mundo cambia a tal velocidad que a veces no somos capaces ni siquiera de verlo aunque, los que sí han empezado a notarlo son los trabajadores de la escala salarial más baja, que en algunos casos ya están siendo sustituidos por máquinas. Este es solo el principio. A medio plazo la actividad de sectores tan dispares como los seguros, los abogados, la distribución o el transporte sufrirán una enorme transformación, según el consenso de los analistas. Una prueba manifiesta de que la disrupción tecnológica es una realidad más que patente es que siete de las ocho primeras compañías del mundo son tecnológicas, cuando hace apenas una década sólo había una entre las 25 primeras. Además, cuatro de las siete personas más ricas del mundo, según Forbes, son fundadoras de tecnológicas.
La OCDE pronostica estima que el 10% de los empleos actuales en España desaparecerán en los próximos años y el 25% se transformará a causa de la digitalización. Ignacio de la Torre y Leopoldo Torralba, economistas de Arcano Economics Research, también sostienen en su último informe titulado «La disrupción tecnológica ya está aquí» que «la automatización eliminará al menos un 10% de los empleos, aunque defienden que mejorará la productividad a medio plazo, ya que habrá jornadas laborales más cortas y mayores rentabilidades en las empresas. En todo caso, en el futuro inmediato decenas de millones de empleos están amenazados por la automatización, ya que la velocidad de creación de nuevos trabajos será inferior a la velocidad de destrucción de los viejos. El riesgo es mayor en aquellos trabajos en los que más de un 70% de la jornada laboral se basa en tareas repetitivas y previsibles y entre la gente con menor nivel educativo».
Los expertos creen que el trabajo destruido se recuperará a medio plazo y que la robotización y la digitalización dispararán la productividadEstos investigadores ponen como ejemplo de cosas que hacen ya las máquinas con la ayuda de algoritmos, y que antes hacían personas, los contratos de seguros, ya que «ahora con los smart contracts las personas adquirirán un seguro solo por el tiempo que vayan a usar el coche, por ejemplo, al igual que pasa con una parte del trabajo que hacen abogados, que han sido ampliamente superados también por los algoritmos a la hora de buscar jurisprudencia, o la asesoría fiscal, que está muy extendida en el formato start up en países como Estados Unidos».
En el caso del sector de la distribución, más allá de las cajas de autopago extendidas desde hace mucho tiempo, llama la atención que ya hay robots que se encargan de toda la tarea de inventario y que, fruto del auge del comercio electrónico, están viendo también cómo se reduce el número de tiendas. En Carrefour, por ejemplo, hay un robot que hace reconocimiento facial de tal modo que detecta cuando entras en la tienda y te manda ofertas personalizadas a través de una app. También se ha popularizado el robot Baxter que, por unos 25.000 dólares, es capaz de realizar tareas de producción en diferentes medios y, hoy en día, por ejemplo muchas crónicas de partidos de segunda división son escritas automáticamente por robots.
Ingenieros entre abogados
Uno de los sectores que ya ha visto que hay que cambiar de rumbo es el jurídico. En una reciente conferencia celebrada en el marco del South Summit (todo un guiño), César Mejías, director de tecnología de la información de Garrigues, una de las principales firmas del país, aseguraba que «la inteligencia artificial llevará a nuestro sector a una nueva dimensión, aunque no será a corto plazo. Con el objetivo de aportar valor al cliente, estamos aprovechando la multitud de vías que ofrece la tecnología para proporcionar a los abogados las herramientas necesarias para ser más productivos y mejorar los tiempos de respuesta».
La OCDE estiam que el 10% del empleo desaparecerá en España y el 25% se transformaráPor su parte Álvaro Barbero, director de Ingeniería Algorítmica del Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), asegura que «la principal revolución no será solo la automatización, sino también la prescripción ya que, por ejemplo, las soluciones de machine learning referentes reducirán la duración de los litigios ya que ayudará a los clientes en la toma de decisiones». Garrigues, según explican en esta firma, valora mucho que los abogados tengan también habilidades tecnológicas por lo que es uno de los primeros despachos que ha incorporado ingenieros a su plantilla.
Pero no todo es negativo. Muchos expertos coinciden en los efectos negativos en el corto plazo se tornarán positivos en el medio, ya que la destrucción de empleos inicial se paliará gradualmente con la creación de nuevas ocupaciones. Y el avance tecnológico provocará mayor productividad y crecimiento, salarios más altos y más calidad de vida.
Uno de los avances que más va a cambiar el mercado laboral es la inteligencia artificial que, de manera muy sintética, es la aplicación de sistemas computacionales en máquinas que permiten replicar tareas hasta ahora efectuadas por humanos. Esta es la tecnología que aplica Amazon, por ejemplo, cuando nos ofrece productos teniendo en cuenta nuestras compras o búsquedas pasadas. En cualquier caso, la adopción masiva de la inteligencia artificial y la robótica está aún por producirse en la economía, tanto en los trabajos de oficina como de fábrica. Según estimaciones de la consultora McKinsey en pocos años un tercio de la economía de Estados Unidos podría estar automatizada, lo que supondrá una enorme disrupción en muchos sectores. La importancia creciente de los robots en la economía ha llegado a tal punto que China ha suprimido los aranceles a la importación de estos artilugios.
La revolución digital afecta a a todo tipo de tareas: ya hay crónicas de partidos de segunda división escritas por robotsOtra de las tecnologías disruptivas es el internet de las cosas, que permite monitorizar y gestionar el estado y las acciones de objetos, o incluso seres vivos, que estén conectados y aprender de dicha conexión, como es el caso de la domótica. Una casa conectada, por ejemplo, podría calentar más las habitaciones en las que detecta presencia humana. Esta tecnología unida al blockchain puede permitir gestionar contratos inteligentes que se acuerdan entre máquinas, de modo que dentro de nada no será ciencia ficción que un aparato de aire acondiconado esté en contacto con diferentes proveedores de electricidad e ir cambiando al más barato en función de las distintas horas y de las ofertas.
Y, en este punto, no se puede dejar de hacer referencia a los vehículos autónomos que, aunque aún no están en las carreteras, hay empresas que ya los usan, como es el caso de alguna minera para trasladar materiales dentro de la propia mina. Los vehículos autónomos reducen la siniestralidad y mejoran la productividad.
Esta disrupción tecnológica, que ya están presente en muchas empresas, está provocando un exceso de oferta en el mercado laboral dispuesta a trabajar por precios menores, lo que supone que los salarios siguen en retroceso como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) en muchas economías del mundo. Sin embargo, la historia demuestra que los avances tecnológicos han aumentado la calidad de vida y, por ejemplo, el número de horas trabajadas para comprar un coche cayó de 4.696 en 1910 hasta 1.388 en 2014, un 70% menos de esfuerzo para comprar un coche sin duda mucho mejor, por lo que se impone el optimismo.
La inversión cambiará el foco
Los avances tecnológicos tendrán también impacto en los fondos de inversión. Según los expertos de Arcano «el venture capital es la mejor manera de tener exposición directa aunque donde se abrirá una gran oportunidad es en la inversión dirigida a empresas no tecnológicas, pero con potencial de aprovechar el avance técnico para incrementar sensiblemente su futuro crecimiento y rentabilidad».
El coche autónomo permitiría vivir lejos de la ciudad En asesoramiento sobre inversiones se ha desarrollado la automatización mediante el uso de «roboadvisors», herramientas de gestión de inversiones que diseñan y gestionan autónomamente una cartera financiera de un inversor, normalmente vía asignación de capital entre diversos fondos de inversión perfilados por riesgos y activos. La técnica por tanto no es nueva pero una capacidad computacional más potente significa que ahora se puede aplicar a los mercados financieros de manera más eficiente y, además, la inteligencia artificial puede ayudar a encontrar patrones de comportamiento que un humano nunca vería.
En cuanto al sector inmobiliario, el desarrollo del vehículo autónomo podría fomentar el residir lejos de los centros urbanos.