En la industria y la construcción proyectan el peor segundo trimestre de toda su historia
Claramente, no se recuerda en la historia económica argentina la decisión gubernamental de aislar a la casi totalidad de los residentes, con hasta penas por incumplimiento de la cuarentena, con excepción de los ocupados en actividades consideradas esenciales, como el sistema de salud, seguridad pública, medios de comunicación y mínimos medios de transporte y apertura de comercios vinculados con la alimentación, productos de limpieza y, naturalmente, farmacéuticos.
De ahí que si sólo con el último tercio de marzo el Indec registró los peores índices de actividad en la construcción de la serie histórica, aún superando la contracción récord observada en la depresión de los primeros meses de la crisis sólo económica y financiera y únicamente local de 2002 con una baja de 46,8%; y también una de las mayores recesiones en el conjunto de las manufacturas industriales con caída de 16,8%, en ambos casos respecto de los niveles de un año antes; no sorprendiera que el resultado de las expectativas de los empresarios para este segundo trimestre se proyecte aún peor.
Ya el desempeño de la recaudación tributaria en abril, con una caída del 27% en términos reales de lo percibido por el Impuesto al Valor Agregado, mientras que la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara) había acusado una contracción de los patentamientos de más de 80%, según los rubros, y la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) informara la total parálisis de las líneas de montaje de las 12 terminales radicadas en el país, dieron cuenta del impacto contractivo de un mes con casi cuarentena total.
Y pese a las preocupaciones manifestadas por el conjunto de los empresarios al propio presidente Alberto Fernández, mayo también transitará con amplia veda al desplazamiento sin restricciones de las personas y la vuelta a la normalidad de producción de bienes y servicios, aunque tal vez en los próximos días se autoricen algunas actividades bajo el régimen de protocolos rigurosos, siempre y cuando no cambie la curva de contagios del Covid-19.