Empresas familiares: ¿Qué se pone en juego al incorporar talento externo? – deGerencia.com
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Empresas familiares: ¿Qué se pone en juego al incorporar talento externo?

Ya no hay dudas de la influencia de las empresas familiares en la actividad económica mundial. De acuerdo con Imanol Belausteguigoitia, en «La empresa familiar: Problemas y soluciones», son responsables de por lo menos la generación de 50% del Producto Nacional Bruto. Solo en Estados Unidos generan más de la mitad de las fuentes de empleo y en Latinoamérica se cree que esos índices son incluso superiores. Pero no todo es color de rosas en este tipo de estructuras. Llega un momento que es necesario incorporar profesionales externos a la familia y eso genera beneficios, pero también ciertos temores.

En las relaciones entre dueños-administradores y sus familiares, así como entre ellos y el equipo de colaboradores de la empresa, se ponen en juego distintas variables. Por un lado, intensidad emocional y preconceptos.

Así estamos ineludiblemente posicionados en un observador teñido con el color del cristal con el cual mira (sus creencias, una historia y los prejuicios y expectativas a cumplir) sumando al aumento originado por lo emocional. Es imposible no ver a nuestro hijo/a, sobrino, primo, hermano con las mañas y/o virtudes que le veíamos en su infancia o en la nuestra, pero hoy esa persona es ‘otro’, es un adulto que se ha modificado y adquirido competencias. Además, en lo laboral seguramente adquirió habilidades y aptitudes que los familiares podemos desconocer. Sin embargo, podemos correr el velo de esos cristales, descubrir competencias y flaquezasparaaprovechar el perfil laboral del familiar. Para esto será preciso buscar un especialista para guiar la evaluación del perfil versus la oportunidad laboral y la valentía de cuestionarse la propia mirada y encontrar un equilibrio. En los vínculos personales pueden generarse momentos de todo o nada que la mirada externa puede ayudar a poner en su justa medida.

Suele suceder que en los vínculos familiares quedamos fijados a una idea del otro en circunstancia de
familia y afectivas, pero las personas suelen ser y desplegar diferentes competencias en lo laboral distintas a las que desplegamos en lo familiar-afectivo. Recordando el concepto: «yo soy yo y mis circunstancias» de José Ortega y Gasset, nunca somos idénticamente iguales en todos los ámbitos de la vida y eso es algo a tener en cuenta para que las relaciones en una empresa familiar se den de la mejor manera.

Por otro lado, entre familiares y equipo de trabajo que no son familiares, se juegan ciertas diferencias que por momentos pueden desdibujarse. Es una paradoja compleja porque viven el no pertenecer a la familia, pero sí pertenecer a la empresa, y perciben la demanda del dueño de que la sienta propia, generando expectativas positivas y no tanto, resultando en frustraciones y entregas totales cuando se mezclan roles, puestos y vínculos.

Es fundamental entender que ese equipo no familiar tiene y debe tener otros intereses, por lo tanto, otro tipo de contrato psicológico. Desde ahí que no pueden ser abordados, ni exigidos sin considerar esta realidad. Es fundamental brindar objetivos de trabajo claros y transparencia y precisión en todo el proceso de incorporación para evitar la generación de falsas expectativas.



  • Ver original en Revista Mercado
  • Publicado el viernes octubre 25, 2019


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