El negocio de «la nube» creció un 40% por la pandemia
Aunque los procesos de digitalización en empresas y organizaciones venían creciendo en forma sostenida, la pandemia aceleró los tiempos de manera inédita. Con el paso casi obligado a las transacciones, operaciones y trabajo a distancia, en seis meses se produjeron cambios que hubieran tomado años.
En este contexto excepcional, la demanda de servicios en «la nube» (cloud computing) también aceleró el ritmo. Estos servicios permiten almacenamiento, capacidad de cómputo y procesamiento en centros de datos disponibles desde cualquier lugar para muchos usuarios a través de Internet desde cualquier dispositivo móvil o fijo.
«Durante el segundo trimestre del año, Google Cloud creció un 40% respecto del año anterior. Esto sin duda está acelerado por el efecto pandemia, pero si comparamos trimestres anteriores, el crecimiento no era menor al 30%», dice Rodrigo Ponce, gerente general de Google Cloud para Argentina y Uruguay, en la recién creada «región América Latina» de la empresa global. «Esto tiene que ver con una tendencia a nivel industria: hay un 80% del total de las compañías que todavía no están en este modelo».
¿En qué punto se encontraban las empresas argentinas en el proceso de la digitalización antes de la pandemia?
Rodrigo Ponce: Todas las organizaciones, sin importar el tamaño ni la industria, están siendo atravesadas por la transformación digital. Esta transformación implica la adopción de tecnología, pero también una transformación cultural. Tiene que ver con cómo interactuamos, cómo colaboramos, desde dónde y a través de qué dispositivos. Y eso afecta a la manera en la cual trabajamos todos los días. La pandemia aceleró este proceso en todas las industrias. Hemos hecho en pocos meses lo que nos hubiera llevado años. Pero el proceso ya estaba en marcha. Había algunas compañias que estaban en una etapa muy incipiente, que tenía que ver con cómo cambiar desde el punto de vista tecnológico: apagar centros de procesamiento de datos y pasar a la nube. Pero otras estaban en un estadío mas avanzado, buscando cómo obtener mayor valor a partir de los datos.
¿En qué sentido la nube permite este aprovechamiento de los datos?
RP: Como consumidores, todos generamos datos hacia las marcas y compañías con las cuales interactuamos. Esos datos muchas veces no están siendo explotados por las empresas como debiesen. La nube permite procesar grandes volúmenes de información a escala, en múltiples formatos y su infraestructura los hace ubicuos y siempre disponibles. Hoy todas las organizaciones tienen grandes volúmenes de datos que provienen de sus sistemas de marketing, de ventas, de logística, de pagos, pero no necesariamente se tiene una mirada holística de qué resultado de venta tuvo una interacción con un consumidor durante una campaña de marketing; o cómo estoy atendiendo a ese consumidor en el centro de clientes o si estoy cumpliendo con la entrega. Cruzar esa información a gran escala en tiempo real y agregarle inteligencia artificial permite pensar, analizar e interpretar los datos, obteniendo una visión que a un humano le hubiese llevado muchísimo más tiempo, y en función de eso reaccionar y actuar. Sin la nube sería imposible realizar esto a escala y a velocidad.
¿Cómo impactan estos procesos en distintos sectores de actividad?
RP: Con la pandemia, todos pasamos a consumir servicios y productos a través de Internet, por lo cual la industria del retail, la logística y los servicios financieros para facilitar los medios de pago claramente han acelerado estos procesos en los últimos meses. Pero también trabajamos con organizaciones que tienen que ver con manufactura y telecomunicaciones. Vemos que es algo transversal. Además, va a seguir evolucionando, porque es muy difícil que se vuelva a la situación del período prepandemia. No sabemos cómo va a ser el futuro, pero sin duda será más conectado, más digital, porque hemos cambiando en muchos casos la manera de comportarnos.
¿Cómo evolucionó la cuestión de la seguridad en relación con los datos en la nube?
RP: En muchos casos, las organizaciones han ido transitando un camino de adopción de tecnologías de nube en el que fueron incorporando innovaciones para garantizar que las medidas de seguridad que tenían en sus centros de cómputos pudieran extenderse cuando esa organización pasaba a utilizar los servicios de la nube. La cuestión de seguridad es un punto central. Los datos son siempre propiedad de la organización que procesa sus datos en nuestra nube. Colaboramos para que ese entorno sea totalmente seguro cuando los datos están siendo almacenados y procesados. Entre 2016 y 2019, Google invirtió 63.000 millones de dólares en infraestructura de conectividad. Eso implica cables submarinos. Además, contamos con una región de cloud (ubicación geográfica real de los centros de datos de Google) en Brasil y recientemente anunciamos otra que estará ubicada en Chile. El poder garantizar que una organización pueda conectarse a un punto de acceso en la Argentina, donde tenemos dos, y de ahí viajar por nuestra propia red a través de nuestros cables submarinos a la región de cloud para procesar sus transacciones y su información permite garantizar la seguridad.