Demasiada comida termina en la basura
Un consumidor en Europa o en América del Norte tira a la basura hasta 115 kilos de comida por año, diez veces más que uno en el África subsahariana o en el Sudeste asiático. Pero el problema se agrava en la categoría pescados y mariscos porque casi la tercera parte de la reserva global sufre exceso de pesca. Por eso desperdiciar alimentos, especialmente productos del mar, parece un lujo que el mundo no se puede dar.
En el año 2016 la producción mundial de peces – captura de pesquerías y acuacultura combinadas – llegó a un nivel de capacidad nunca visto, según la FAO de Naciones Unidas (Food and Drug Administration): 171 millones de toneladas. Pero el consumo desde 1961 el consumo de pescado crece al doble de la tasa de natalidad. En 2016 eso significó que se extrajeron 20,3 kilogramos de pescado por cada ser humano sobre la tierra.
Y sin embargo el desperdicio es un problema grave en toda la cadena global alimentaria.
Cuando en 1945 se creó la ONU, ya pedía una reducción de pérdida de alimentos . En la primera Conferencia Mundial de Alimentos, en 1974, muchos conferenciantes sugirieron que si se atendía el problema de la pérdida post-recogida se podía paliar el problema del hambre en el mundo. Una resolución exhortó a los países a reducir el desperdicio alimentario al mínimo y asegurar una utilización racional de los recursos de las pesquerías. Además, la conferencia se fijó la meta de reducir la pérdida en 50% para 1985. En la década que siguió se fijaron correcciones pero luego se las dejó de lado. No hay ningún documento que registre el progreso hacia esa meta.
Todavía no se logró. En 2016 otra vez la FAO pidió a las naciones que reduzcan a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030. Para la organización reducir esa pérdida es una condición fundamental para alimentar a los 10.000 millones de personas que habitarán el planeta para 2050.