Con su nuevo satélite Argentina podrá adelantar decisiones en materia de cultivos agrícolas
Argentina logró lanzar con éxito el satélite Saocom 1B tras una década de trabajo e investigación de científicos argentinos. Su objetivo será aportar información sobre el agua disponible en los suelos y posibilitar un mejor aprovechamiento de los recursos para el manejo de los cultivos y perfeccionar las técnicas agrícolas de siembra, fertilización, herbicidas, funguicidas, sanidad de cultivos y gestión del agua.
Este satélite de uso científico, que servirá para observar la tierra, despegó el domingo pasado desde el Cabo Cañaveral, en Estados Unidos. En su realización trabajaron más de mil profesionales de un total de 80 instituciones y empresas de tecnología en la Argentina. El mismo sucede al Saocom 1A que fue lanzado en 2018. Ambos satélites actuarán en tándem, orbitando a más de 600 kilómetros de altura y a una velocidad de 27.500 kilómetros por hora.
“El desarrollo de toda la misión fue un desafío muy importante para la Argentina, porque no teníamos conocimientos previos sobre la tecnología para la construcción y puesta a punto de satélites de este tipo. Frente a las posibilidades operativas que ofrece el satélite dominar la tecnología de observación con radar, es un gran avance que nos da independencia y soberanía tecnológica”, expresó Laura Frulla, investigadora principal de la Misión Saocom.
Frulla también subrayó el rol del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la Misión Saocom: “Para nosotros el aporte agropecuario del INTA fue fundamental y en particular los protocolos aportados por Francisco Damiano, especialista en agrohidrología y física de suelos, quien trabajó con nosotros desde el Instituto de Clima y Agua del INTA”.
La principal finalidad de ambos satélites será obtener imágenes de la tierra, y en especial de las áreas agrícolas para posibilitar un análisis detallado de los suelos y sus niveles de humedad. Los mismos, cuentan con sensores ópticos usuales, junto al Radar de Apertura Sintética (conocidos por sus siglas en ingles como SAR), y con capacidad de atravesar las nubes, la vegetación y parcialmente el suelo para hacer una evaluación de la producción agropecuaria.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA (Foto: INTA)
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA (Foto: INTA)
Alvaro Soldano, de Aplicaciones y Productos de Observación de la Tierra de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONEA), explicó que entre los atributos de los satélites Saocom 1A y 1B se destaca la posibilidad de realizar un “mapa de humedad en el suelo, lo que quizás sea el producto estrella de la Misión y representa un hito a escala internacional en la tecnología de los satélites de observación terrestre”.
Además, se indicó que la señal del radar, a diferencia de la señal óptica, es muy sensible a la variación de humedad en el suelo y puede medir, y no estimar, su valor y registrar sus cambios durante un período de tiempo. Actualmente la misión está en un período de calibración del equipo lanzado al espacio.
Humedad del suelo
Según se indicó desde la CONEA, la necesidad de contar con un efectivo mapeo de humedad del suelo resulta de importancia en zonas áridas y semiáridas de la Argentina, que ocupan el 75% de la superficie del país. La imágenes que se obtengan, tanto ópticas como del radar, permitirán optimizar el manejo de los sistemas de riego en función de las necesidades reales que exhibirán los distintos cultivos relevados desde el espacio.
Por ello se reconoce esto como una herramienta fundamental para el agro. Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, aseguró que “no existe otra herramienta como los satélites para colaborar con el análisis espacio – temporal de las condiciones que se observan en el campo. Los datos satelitales son fundamentales para determinar el estado de los agroecosistemas, monitorear la vegetación y humedad en todas las zonas productivas”.
Según Mercuri, a partir de los datos que reporte la misión, la Argentina podrá “tener información más precisa sobre el almacenamiento del agua en el suelo, algo de suma importancia dada la alta frecuencia de sequías y la gran variabilidad del clima. Se podrá además –dijo el especialista del INTA- realizar seguimiento a tiempo real de sequías, déficit hídrico, inundaciones, destrucción de cultivos y plantaciones por granizo, incendios, nevadas, cenizas y muchas más situaciones extremas que afectan a la producción agropecuaria en la Argentina”.