Cómo invertir en Wall Street en año electoral
Donald Trump acaba de apuntarse un tanto al que previsiblemente va a sacar mucho partido en la cuenta atrás hacia las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de este año. La firma de la primera fase del acuerdo comercial con China renuncia a imponer nuevos aranceles a Pekín y establece también que el gigante asiático gastará más de 200.000 millones de dólares en los próximos dos años en productos estadounidenses.
El presidente de EE UU –que también afronta desde esta semana el inicio de un impeachment con inciertos visos de salir adelante y sin efecto por el momento en el mercado– no ha dudado en presentar este pacto comercial como una primera victoria en la que es una de sus grandes batallas ideológicas, la lucha contra el déficit comercial y contra los efectos nocivos de una globalización que daña a la clase media estadounidense.
El mensaje caló en las elecciones de 2016 que le llevaron a la Casa Blanca. Ahora Trump aspira a la reelección en noviembre y sus decisiones en materia comercial, que tanto han pesado en el rumbo de los mercados en los dos últimos años, van a estar influidas sin duda por el clima preelectoral en EE UU. Los comicios presidenciales van a ser de hecho uno de los grandes acontecimientos del año y una cita obligada para los inversores. Aún es pronto para anticipar un resultado y también para tomar decisiones de inversión en función de las quinielas, pero los gestores coinciden en que el año va a estar en gran medida marcado por este evento que, de entrada, introducirá más volatilidad en un mercado del que no se prevén ganancias tan brillantes como las de 2019.
“Las elecciones nacionales no suelen afectar demasiado a los inversores globales. Pero los comicios presidenciales estadounidenses constituyen una excepción a la regla. Estados Unidos representa alrededor del 55% del índice MSCI All Country World, el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense es un barómetro de la valoración de los activos financieros mundiales y el dólar participa en el 88% de las operaciones con divisas en el mundo”, explican desde UBS. Razones más que suficientes para que los inversores estén obligados a tener en el radar la cita electoral del próximo noviembre.
Las presidenciales estadounidenses son una de las grandes citas de 2020 y prometen inyectar volatilidad a medida que avance el año
Para BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, la incertidumbre política es ya motivo para rebajar su recomendación para la Bolsa estadounidense a neutral. “La creciente incertidumbre entorno a las elecciones y el amplio abanico de posibles resultados puede influir en el sentimiento e impedir que se repita un desempeño superior”, advierte la gestora. En la misma línea, Goldman Sachs apunta que este año los activos estadounidenses no arrojarán las ganancias superiores al resto de mercados que suelen ser habituales.
“No esperamos una fortaleza del dólar, preferimos la deuda corporativa europea a la estadounidense y vemos menos potencial para que el S&P se comporte mejor que otros mercados”, explica la entidad. “Este año puede ser algo diferente ya que el riesgo político está ahí. Estábamos habitualmente sobreponderados en EE UU y ahora estamos más neutrales”, reconocía recientemente a este periódico el estratega de asignación de activos del banco, Christian Mueller-Glismann.
“La política será el centro de atención sin que haya nada especial en el entorno económico”. Así resume Credit Suisse su previsión para el mercado estadounidense en 2020, año en que estima un crecimiento del PIB del 1,9% para la mayor economía del mundo y el mantenimiento sin cambios de los tipos de interés por parte de la Fed. “Habrá ruido político pero su impacto económico en el corto plazo debería ser limitado”, añade el banco suizo.
Europa frente a EE UU
Desde Indosuez prevén que el riesgo político cruce el Atlántico en 2020. Después de tres años marcados por riesgos como la guerra comercial, el Brexit o la inestabilidad política en Italia, “podría ser que las próximas elecciones estadounidenses tomen el relevo de la inquietud del inversor”. De hecho, a la vista del rally que acumula Wall Street y del posible riesgo político, numerosos inversores muestran su preferencia para 2020 por la Bolsa europea, más atractiva por valoración, frente a la estadounidense, como es el caso de la gestora de BBVA.
La economía de EE UU es sólida pero se prevé un menor avance de los beneficios
En cualquier caso, desde Indosuez también recuerdan que, con la excepción de 2008 –el año del estallido de Lehman Brothers–, “los años de elecciones en EE UU suelen ser positivos para los mercados”. Además, “en general, cuando la economía se expande en año de elecciones, suele favorecer a quien gobierna”.
A falta de muchos meses todavía para la cita electoral, está por despejarse aún una de las principales incógnitas, quién será el rival demócrata que se enfrente a Donald Trump. Y de su perfil dependerá que el mercado se ponga más o menos nervioso en la cuenta tras hasta el 3 de noviembre. El exvicepresidente Joe Biden cuenta con cierta ventaja en las primarias demócratas, en las que competirá con candidaturas con un perfil más izquierdista como las de Elizabeth Warren o Bernie Sanders y con el magnate Michael Bloomberg, más alejado en las encuestas pero con poderosos recursos económicos para financiar una campaña electoral.
“Un triunfo de Michael Bloomberg posiblemente fuese el resultado predilecto de los mercados y podría estimular la economía y los mercados financieros pero hoy por hoy, va rezagado en los sondeos”, señala Indosuez. En su opinión, “si Warren fuera elegida, hay claros riesgos para la economía y empresas, debido a su postura en materia regulatoria y su deseo de subir los impuestos a las empresas”, mientras que la elección de Biden “seguramente entrañaría una gestión más equilibrada y transparente de la regulación y el mercado”. Si ganara de nuevo Donald Trump, el efecto sería positivo a corto plazo “pero entraña grandes riesgos a largo plazo debido al probable debilitamiento de los órganos supervisores del mercado y la incertidumbre del entorno internacional”, añade Indosuez.
Trump ya logró conjurar el riesgo de recesión –y de pinchazo de los mercados– en el inicio de su mandato con una rebaja de impuestos a las empresas que ha sido clave para seguir dando fuelle a Wall Street. Así, y pese a que la ofensiva arancelaria ha sacudido las Bolsas mundiales y activado peligrosamente el riesgo de recesión ante el deterioro de las manufacturas, la Bolsa estadounidense ha salido ilesa. Desde que comenzó la tensión comercial, en marzo de 2018, el S&P gana el más del 20% y pulveriza máximos históricos, frente a una evolución mucho más discreta de las Bolsas europeas.
El gran temor del mercado es la victoria de un demócrata de perfil más izquierdista
Llegados a este punto, la fuerte subida de Wall Street y el momento de madurez del ciclo son ya de por sí factores para guardar cierta cautela, más allá de la política. EE UU disfruta del período de crecimiento más largo de su historia, después de que el pasado julio quedaran superados los 120 meses de expansión registrados entre 1991 y 2001. Hay buenas razones para esperar que se prolongue, como la ausencia de un excesivo endeudamiento del consumidor estadounidense y el desacompasado ritmo de crecimiento a nivel global, según apuntan desde Pimco.
“Sin embargo, el alto apalancamiento de las empresas eleva la vulnerabilidad ante un posible shock y, lo que es más importante, la política monetaria se encontrará con limitaciones para impulsar el crecimiento”, añade la mayor gestora de deuda del mundo.
Menores beneficios empresariales
Aunque la economía de EE UU sigue dando señales de fortaleza, los márgenes de beneficios de las empresas estadounidenses se prevén inferiores para este año. “El consumo, que es la parte dominante de la economía estadounidense, permanece estable y el empleo y los salarios siguen siendo sólidos”, afirma David Lafferty, de Natixis Investment Managers, que prevé un alza del PIB del país de alrededor del 2% en 2020 y una mejora de los beneficios de las empresas del S&P del 6%, inferior al consenso de mercado, “lo que puede proporcionar un retorno decente pero no un año espectacular como el que hemos visto en 2019”.
El experto también advierte de lo prematuro de diseñar una estrategia de inversión de cara a las elecciones. “Se está subestimando lo extraordinariamente estrecho que fue el margen de la victoria de Trump en 2016. Es necesario esperar hasta que haya un candidato demócrata y se pueda saber con certeza cómo de unido estará el Partido Demócrata en torno a esa candidatura, por lo que habrá que aguardar hasta el verano para hacer predicciones más precisas”, explica Lafferty.
En UBS también aconsejan no posicionarse en espera de un resultado concreto en las elecciones presidenciales. Sin embargo, también advierten de una mayor volatilidad en Wall Street a medida que se acerquen los comicios y en especial en algunos sectores, como tecnología, energía, financiero y atención sanitaria, “que podrían sufrir oscilaciones de precios debido al riesgo de un mayor escrutinio regulatorio”.
El sector tecnológico es de hecho uno de los que más estará en el disparadero y tanto demócratas como republicanos recelan del poder de los gigantes de Silicon Valley. Ante un entorno falto de claridad, las opciones de inversión más aconsejables serían las temáticas del futuro, como el envejecimiento de la población, la tecnología, la robotización y marcas con gran poder de fijación de precios, concluyen en Indosuez.