¿Cansado de CEOs con sueldos estratosféricos? Las empresas en USA empiezan a reportar un nuevo indicador de equidad
Los salarios de los CEOs multiplican por varios cientos de veces el salario de medio de los empleados de nuestras empresas. Es una carrera ascendente de desigualdad imparable que viene desde los años 70, y en la que el ganador (por goleada) es el mismo que anticipa quién gana y además estipula el premio (gordo y auto-asignado).
Aunque los accionistas de las empresas podrían decir mucho al respecto, en la práctica no lo hacen… Hasta el momento, puesto que una nueva corriente renovadora se abre paso en USA al calor del hartazgo de empleados, ciudadanos, y hasta accionistas, rehenes de los salarios estratosféricos de unos directivos de los que no acaban de atreverse a prescindir por este motivo (por ahora).
Desde los años 70 la desigualdad salarial en las empresas ha subido como un cohete
Según los registros históricos de la economía moderna, en la década de los 70 la brecha entre el sueldo de los altos ejecutivos y un trabajador medio en USA era de unas 20/30 veces. Ya en 2012, los honorarios recibidos por los directivos de las compañías del S&P500 multiplicaron por 354 a la media del resto de trabajadores.
Pero desde entonces la desigualdad ha seguido acrecentándose (al menos en los casos más extremos), y The Guardian nos expone cómo hay empresas en las que esta brecha salarial ha llegado a diferencias obscenas con múltiplos en el orden de los varios miles de veces.
Tal vez no sepamos marcar el umbral exacto de desigualdad hasta el que ésta tiene un impacto beneficioso para el sistema en su conjunto, pero lo que parece objetivamente evidente es que es imposible que éste esté en torno a dos de magnitud por encima de donde se situaba dicha brecha salarial en los 70.
La brecha de ha convertido ya en sima. Con ello, podemos afirmar de forma bastante objetiva que actualmente el nivel de desigualdad al que hemos llegado en los países desarrollados es más que excesivo, y, por tanto, perjudica al sistema especialmente en el largo plazo.
Una demostración de ello sería el descontento social existente en no pocos países, porque, además de la desigualdad como tal, casi es más relevante la percepción de esa desigualdad. Tanto una como otra está claro que han aumentado notablemente en los últimos tiempos. Realmente, más que estratificación, en algunos países deberíamos hablar ya más bien incluso de polarización.
Como bien saben nuestros lectores habituales, este tema no es nuevo en estas líneas. Es más, es un tema motivo de honda preocupación y digno del seguimiento intensivo que hacemos de él. De hecho, ya les hemos escrito sobre ello en ocasiones anteriores, como en «Indicadores económicos que apuntan al colapso de la civilización occidental, o, desde otra perspectiva, en «Por qué muchos Millenials son ambiciosos desmedidos o La expansión de la brecha salarial en las empresas.
Y parecía que la degeneración del sistema sólo se aceleraba… hasta que llegó otra catársis a la americana
Efectivamente, este tipo de desigualdad salarial intraempresarial se ha acabado imponiendo, en mayor o menor medida, en todos los sistemas capitalistas (y también en los dictapitalistas, por cierto). Pero no es menos cierto que el origen de tan divergente tendencia estuvo precisamente en el país que, por ejemplo, hizo de las stock-options una retribución que convertía a los gestores literalmente en millonarios. Como habrán adivinado, estamos hablando de USA: la cuna del capitalismo en la salud y en la enfermedad…