Ahora Bill Gates es un gran terrateniente agrícola en EE.UU.
Sucede que cada grupo plutocrático presidencial de EE.UU. posee sus singulares propensiones pecuniarias y de materias primas. Bill Clinton, su esposa e hija Chelsea —casada con el banquero israelí-estadunidense Marc Mezvinsky, director de TPG Capital— fueron secuestrados por Wall Street. Baby Bush demostró su inclinación por el petróleo de Medio Oriente y el agua dulce del Acuífero Guaraní.
Mientras que Obama, el presidente viviente más rico en la historia de EE.UU., exhibió su proclividad por Netflix/Wall Street/Big Pharma/Bienes Raíces. Y el saliente, para no decir defenestrado, Trump reveló su preferencia por el litio de Sudamérica.
El vasto imperio de Bill Gates
En paralelo, Bill Gates, después de su inmensa fortuna en Microsoft, con una capitalización de mercado de 1.7 billones de dólares (trillones en anglosajón) beneficia a los intereses globalistas del eje Wall Street/la City. En forma anómala, la Fundación Bill & Melinda Gates es el primer “donador” de la polémica OMS, supuesta entidad multilateral interestatal, con 9.8 por ciento en 2018.
Aterra el control financiero que ejerce la Fundación Bill &Melinda Gates con su “epidemiología globalista” instrumentada por la OMS, la súperbelica Universidad Johns Hopkins, el Foro Económico Mundial de Davos (de la dupla Soros/Klaus Schwab) y su logística dual de Gavi y Covax. Perturba también la expansión de la “epidemiología globalista” de Gates que abarca a su vacuna Inovio, que se ha quedado muy rezagada.
Disfraz de los depredadores
El atroz “Evento 201” de Gates en Nueva York, copatrocinado por Johns Hopkins Center for Health Security y el Foro Económico Mundial de Davos, fue celebrado en forma premonitoria el 18 de octubre de 2019: un mes antes del supuesto brote del Covid-19 en Wuhan (China).
Ante la grave crisis alimentaria que vaticina China, el país más poblado del planeta, suena “insólito” que el filántropo —nuevo disfraz de los depredadores globalistas— incursione ahora en la agricultura.
El gran terrateniente Gates
En una integración de su portafolio estratégicamente “diversificado”, Gates —cuarta persona más rica del mundo con 121,700 millones de dólares a no confundir con la cartera institucional de Microsoft— es ya el mayor propietario de “tierras de cultivo” de EE.UU. que acapara en 19 estados, según The Land Report.
El terrateniente Gates acapara sus haciendas en Luisiana (28 mil hectáreas), Arkansas (19 mil hectáreas) y Nebraska (8 mil hectáreas) y 10 mil hectáreas de “transición” en Phoenix (Arizona). Su personal propiedad catastral la comparte con su empresa Cascade Investment que jerarquiza la protección de las tierras de cultivo, del suelo y de los recursos hídricos (sic).
Refugiados en la “filantropía”
Como en las jugadas ofensivas del futbol americano, Gates opera sus estratégicas inversiones bajo la protección “filantrópica” de su polémica “Fundación”, que ha asignado unas migajas por 306 millones de dólares —0.25 por ciento de su fortuna personal, a no confundir con la institucional de Microsoft— para fomentar la “agricultura sostenible productiva” en el sur de Asia y en el Sub-Sahara africano.
El año pasado, la Fundación de marras y amarres lanzó el “Gates Ag One” para la producción de supercosechas resistentes al cambio climático y a la crianza de vacas lecheras de mayor rendimiento. Gates ahora financia el desarrollo de una “tecnología de atenuación del sol” para así “desencadenar un efecto de enfriamiento global”.
La bursatilización del clima
No me quiero imaginar al filántropo globalista, nada samaritano, controlando bursátilmente el cambio climático al alza y a la baja. Con el control del software de Microsoft —al unísono del Big Tech GAFAM/Twitter de Silicon Valley—, la “epidemiología globalista” de Johns Hopkins/Davos/OMS/Gavi/Covax, y ahora la agricultura privada, al “filántropo” Gates sólo le falta dominar el agua y el aire para adueñarse de la vida entera en el planeta.