El deudor no tiene derechos
No estoy definiendo cuestiones legales, estoy hablando de relaciones humanas. De derechos y obligaciones en la actitud hacia el otro.
Ser cobrador es un trabajo como cualquier otro, en el sentido que nos dan una metodología, técnicas y metas para que las cumplamos.
Y por ese trabajo recibimos una remuneración fija, variable o un mix de ambas. O sea que no somos cobradores por deporte, hobbie o para ocupar nuestro tiempo libre en algo “entretenido”.
Nunca olvidar además que no hacemos lo que queremos sino lo que debemos hacer y hasta en muchos casos nos indican cómo hacerlo para que lo cumplamos de acuerdo a la política de la empresa acreedora.
Entre las obligaciones que tenemos están de alguna manera digerir los desplantes del deudor hacia nosotros por nuestra insistencia o hacia nuestra empresa por los reclamos de cobro.
Ahora bien, tiene que quedar claro que…
El deudor no tiene derecho a tratarme mal.
El deudor no tiene derecho a mentirme.
El deudor no tiene derecho a decidir no pagarnos.
A partir de allí mi actitud debe cambiar respecto a mi cuenta. No a mi trato hacia el deudor. Pero si a incrementar la gestión que puedo generar contactándome con quienes seguramente molestaran a mi deudor maleducado o desinteresado.
A la suegra, a su jefe, a su vecino, a sus clientes, a sus proveedores, a la maestra de su hijo, a sus amigos del facebook, al encargado de su edificio, etc.
Recuerden, el deudor no tiene derecho a decidir no pagar ni a tratarnos mal porque le reclamamos que pague.
Por lo que recibió en bienes, crédito o servicio debe hacer el esfuerzo y devolverlo en dinero de acuerdo a lo pactado.
Y cuando nos toca un deudor que no podemos negociar, hay que gestionar a su entorno para que comprenda que no voy a claudicar en mi intento de cobrar hasta lograr hacerlo.
Depende solo del cobrador convertirse en protagonista de la gestión y hacer todo lo que el deudor merezca que haga, cumpliendo las normas y políticas de mi empresa.
Cobradores, vayamos a cobrarles a todos!!!!!