El fondo que convierte 100 dólares en 400 millones en 30 años – deGerencia.com
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El fondo que convierte 100 dólares en 400 millones en 30 años

Jim Simons reunió a finales de los años 70, en una zona rural al norte de Nueva York, a un reducido equipo de matemáticos e ingenieros informáticos. El objetivo era diseñar la mejor maquinaria financiera de la historia. Su gestora, Renaissance Technologies, creó el fondo de inversión alternativa (hedge fund, en inglés) Medallion, que tenía un sistema casi infalible para ganar dinero, el sueño de cualquier inversor. La rentabilidad obtenida entre 1988 y 2018 ha sido estratosférica: un 66% de media anual.

Tal vez ese porcentaje no dice mucho por sí mismo. Mejor hacer un ejercicio retrospectivo. ¿Recuerda el año 1988? En España, ETA secuestraba al empresario Emiliano Revilla, en Londres Depeche Mode sacaba su primer disco en directo, y en Estados Unidos George Bush (padre) era elegido presidente. Imagine ahora que entonces dispusiera de 100 dólares para invertir (algo menos de 20.000 pesetas). Si ese dinero lo hubiera podido meter en Medallion, como Simons y su equipo, el año siguiente se habrían convertido en 116 dólares. A los 10 años, el dinero se habría revalorizado hasta tener 1.400 dólares. A los 20 años (en plena crisis de Lehman Brothers) su capital inicial valdría 70.000 dólares. Y en la actualidad la cifra rozaría los 400 millones de dólares.

Parece magia. Pero es la magia del interés compuesto unida a la piedra filosofal de la inversión. Lógicamente, Simons y su equipo de matemáticos se han hecho inmensamente ricos gracias a Medallion. El fundador tiene una fortuna valorada en 23.000 millones de dólares (20.000 millones de euros), más que los magnates Rupert Murdoch, Elon Musk o la viuda de Steve Jobs (Laurene Powell Jobs). De media, cada uno de los 300 empleados de Renaissance tiene más de 50 millones de euros (muy pocos estaban con Simons cuando lanzó el fondo).

Los empleados de Renaissance Technologies, con derecho a invertir en Medallion, han participado de ese retorno medio anual del 66% (con ningún año de pérdidas en 30 ejercicios). Para los escasísimos inversores externos, las comisiones son descomunales (5% anual, más un 20% de los beneficios operativos) pero los retornos netos de gastos han compensado sobradamente: un 39% de media anual en estas tres décadas. La suma de las rentabilidades anuales obtenidas es astronómica: 104.532 millones de euros.

El mejor de la Historia

Estas cifras convierten a Simons y a su equipo en los mejores gestores de todos los tiempos. El mítico inversor Warren Buffett (el Oráculo de Omaha) acumula un rendimiento medio anual del 20,5% (entre 1965 y 2018), Peter Lynch, gestor del famoso fondo Magallan, obtuvo un 29% (entre 1977 y 1990), y George Soros logró un 32% (entre 1969 y 2000).

El periodista del diario Wall Street Journal, Gregory Zuckerman, acaba de publicar el libro The Man Who Solved The Market, para tratar de entender cómo un puñado de matemáticos, ajenos por completo al mundo de la inversión, lograron construir fórmulas y algoritmos de inversión capaces de lograr lo que nunca antes se había conseguido: ingentes rentabilidades en cualquier entorno de mercado. Hay que recordar que el fondo Medallion rentó un 44% en 2002 (en pleno estallido de la burbuja de las empresas puntocom); y un 152% en 2008 (el peor año de la última gran crisis bursátil).

Zuckerman no lo ha tenido fácil. Simons y su equipo siempre se han mantenido al margen de Wall Street. A diferencia de otros grandes inversores, que han escrito libros, participado en conferencias y cuidado mucho sus participaciones en prensa y televisión, Simons siempre ha preferido el anonimato. Su gran obsesión era evitar que sus competidores conocieran la fórmula secreta de Medallion o que sus empleados desertaran y se pasaran a la competencia (para esto último, la fórmula era fácil: bañarles en oro).

El gran objetivo de Simons durante los últimos 40 años ha sido buscar una fórmula con la que ganar al mercado. Para alcanzarlo, el padre de Renaissance Technologies fue pionero en lo que se conoce como inversión cuantitativa: aprovechar todos los datos que ofrecen los mercados financieros para detectar patrones e ineficiencias que pueden ser explotados para obtener rendimientos en poco tiempo.

Cuando nadie lo hacía, Simons y su equipo recabaron millones de datos históricos de la cotización de materias primas, bonos y divisas. No solo el cierre de mercado, sino la evolución diaria de la cotización. Tras volcar esas toneladas de información en ordenadores, los matemáticos buscaban correlaciones de precios, tendencias, pautas. Buscaban algo de orden dentro del caos financiero. Y a fe que lo consiguieron. También fueron pioneros en lo que hoy se conoce como machine learning: lograr que los ordenadores fueran aprendiendo por sí mismos.

Tras probar varios métodos, vieron que la mejor fórmula era operar intradía, en una amplia variedad de mercados, para no influir en los precios. También decidieron que el tamaño del fondo no pasaría de 10.000 millones de dólares, para no perjudicar las rentabilidades…



  • Ver original en Cinco Dias
  • Publicado el sábado noviembre 16, 2019


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