¿Eres feliz en tu trabajo?
Tenía en mente escribir una nota relacionado con este tema (mi título original era ¿por qué la gente en los trabajos está a las p…das?, cuando me topé con este estudio publicado por Harvard:
People who work for small organizations are about 25% more likely to be happy than those toiling in large organizations of 1,000 employees or more. Among the other findings: Supervising others (as opposed to being supervised) is associated with more happiness. (más información de este estudio)
¿Sorprende? Seguramente NO. Este uno de los temas que las empresas más frecuentemente enfrentan y que pocas logran resolver en forma clara. Es que hoy el personal parecería estar «descontento» como modo natural de estar. Es raro encontrar empleados que transmitan satisfacción real y compromiso cierto con los cánones y principios de las grandes corporaciones. A pesar de los grandes esfuerzos y acciones que se llevan a cabo (y tiempo dedicado), la actitud de poco compromiso, fastidio e indiferencia parecería prevalecer en muchos casos (y parece mayor en los más jóvenes).
Como bien dice el estudio, hay poca tolerancia a la orden, a la subordinación, al mandato. Es que en definitiva, ¿a quién le gusta recibir órdenes? La satisfacción parecería estar más de la mano en ser jefe, cosa obvia tal vez, pero creciente en la opinión de la gente. La corriente entrepreneur, la búsqueda de la independencia y el propio trabajo, o la salida del stress y exigencia permanente vs. opciones más relajadas y más llevaderas parecen ser las opciones preferidas de los empleados de hoy.
¿Cómo enfrentar el tema desde el punto de las empresas? En un tema muy complejo, acerco 2 miradas.
La primera, el trabajar la humanización: las empresas deben mostrarse como mejores lugares de trabajo, no desde las consignas o desde los mandatos, sino desde la demostración de sensibilidad, preocupación genuina por el otro y la real (y no de folleto) consideración por el empleado y su ser. La gente pasa muchas horas de su vida en el trabajo: hagamos que sea los más llevadero posible, mostrando como empresa un lado humano real y empático.
La segunda, el fomentar el sentimiento de autonomía en la gente. Buscando esquemas de trabajo más planos, con mayores interacciones, menores sensaciones de jerarquía y más relación de iguales, cediendo atribuciones y confiando en la gente para que sea más dueña de sus decisiones y de sus actos. Cediendo controles directos y ampliando los espacios de maniobra directa. La gente busca sentirse que es dueña de su tiempo y de su destino, y si desde las empresas se puede lograr que la gente se sienta más responsable de sus actos, seguramente lograremos aumentar su satisfacción. En esto veo un gran camino ya transitado con las opciones de teletrabajo que muchas empresas han iniciado y establecido; aún recuerdo en una empresa que trabajé hace algunos años, como una compañera de trabajo presentó esta iniciativa dentro de un programa de buenas ideas, y lo poco receptiva que fue en su momento la dirección (hoy por suerte tiene mayor aceptación).
En definitiva, no siempre las empresas grandes son lugares infelices para trabajar: al contrario, son muchas lugares buscados y con amplias ventajas y beneficios. Sin embargo, los tiempos actuales demandan que éstas se adapten para que sigan siendo un lugar agradable: en un mundo competitivo como el de hoy, han surgido opciones de trabajo con ventajas diferenciales. Es por eso que hace falta ponerse a tiro para no perder terreno en la preferencia de los talentos.