La entrevista de trabajo del futuro ya está aquí
Las compañías están cambiando drásticamente la forma en la que evalúan las habilidades de las personas y recurren a juegos, concursos de talento e incluso inteligencia artificial para detectar a los candidatos que son más aptos para determinados puestos. En los cuatro últimos meses, 2.000 personas que intentaban entrar en McKinsey han permanecido frente a la pantalla de un ordenador que mostraba la fotografía de una isla con estas palabras: «Eres el cuidador de una isla poblada por plantas y animales en ecosistemas diversos». Se trata del comienzo de un juego de ordenador que la consultora prueba para atraer a candidatos inteligentes y con conocimientos tecnológicos no procedentes de las escuelas de negocios que pertenecen a la Ivy League, su campo de caza tradicional. Me pregunté si McKinsey me permitiría probar el juego, y efectivamente, me dejaron, aunque no tardé en desear que no lo hubieran hecho. Al principio, todo iba bien. Una vez en la oficina de la firma en Londres, me llevaron a una habitación en la que me esperaban un portátil y varias personas del grupo que me explicaron la razón de ser de ese juego.
La tecnología es la solución ante un proceso de entrevistas calificado de analógico y arduo
Resulta que incluso una firma que recibe unas 750.000 solicitudes de empleo anuales, y que contrata a menos del 1% de ellas, no es inmune a la revolución tecnológica. Los clientes de McKinsey quieren ayudar para navegar en un mundo de big data y otros avances digitales, por lo que la compañía necesita contratar a más personas que puedan realizar esas funciones, preferiblemente antes de que se vayan a Google o a Facebook.Distinto y complicadoEl problema es que su proceso de entrevistas es analógico y arduo. Glassdoor lo clasificó en una ocasión como el más duro del mundo durante tres años consecutivos. Esto podría provocar el rechazo de las propias personas a las que quieren contratar, o dificultar su localización. Así que la firma decidió comprobar si la incorporación del juego de la isla a su batería de pruebas para las entrevistas descubría candidatos aptos.Pero mientras el ordenador cobraba vida para hacer la prueba, me sobrevino una sensación familiar de desasosiego. Era una sensación que no había sentido desde la última vez que me presenté para un puesto de trabajo en una compañía nueva hace 15 años: el pavor al encuentro con el entrevistador…