Lecciones de Gerencia de El Laberinto del Fauno
Es increíble todo lo que se puede aprender de la extraordinaria producción hispano-mexicana El Laberinto del Fauno, cuya dirección y guión corresponden a Guillermo del Toro, quien además comparte la producción con Álvaro Augustín, Alfonso Cuarón, Berta Navarro y Frida Torresblanco.
Esta obra cinematográfica fue premiada por la Academia Norteamericana y recibió el Oscar como Mejor dirección de fotografía, Mejor dirección artística y Mejor maquillaje… pero, sin duda alguna, habría ganado como Mejor Coach Gerencial, si este rubro existiera.
Las lecciones de gerencia de El laberinto de Fauno parecieran estar escritas en tres tiempos, tal vez como la historia misma que este film cuenta, pues se pueden deducir tanto del relato inicial, representado por la huida de la princesa, la historia particular que vive la niña y, finalmente, la relación de poder y resistencia entre los opositores y el general que representa el régimen de Franco. En este breve resumen sólo se abordará uno de los tiempos, ya que los restantes estarán suficientemente bien desarrollados en mi libro Gerentes Ineptos próximo a ser publicado.
Como es lógico advertir, se requeriría hacer referencia directa a la película para ubicar en el contexto a quien leerá las lecciones que han surgido de la interpretación de la trama que ella expone, no obstante, hacerlo significaría adelantar, tal vez de forma torpe (porque se pierde la plástica y el arte que bien merecieron el Oscar); momentos que definitivamente deberían ser experimentadas por la audiencia desde la fuente primaria, por lo tanto, se expondrá la esencia de las lecciones a título general en este resumen, sin llegar a explicar con ello detalles de los fotogramas que la inspiraron.
En el segundo tiempo el Fauno somete a Ofelia a tres pruebas de creciente impacto y responsabilidad, en cada una de ellas se exploran distintas competencias (operativas, estratégicas y emocionales) de las cuales depende el logro de la meta. Las pruebas, aunque expuestas en un lenguaje sencillo, ajustado a la historia que se cuenta, pueden ser asimiladas al contexto administrativo y gerencial, donde la causa y el efecto, de acuerdo a cómo se interprete, puede generar algunas lecciones.
He aquí un ejemplo de ellas.
Segundo Tiempo Primera lección: El verdadero mérito se obtiene cuando se enfrenta el objetivo sin pretender no involucrarse.
No siempre será posible resolver los problemas desde un escritorio, a través de una llamada telefónica o haciendo uso de los mensajes de texto, correos electrónicos o chats, a veces el trabajo requiere que nos zambullamos en el problema, hasta el punto de olvidarnos de cuán cómodos, elegantes y refinados estamos y parecemos, y aceptar el hecho de que tales pretensiones de nada sirven si no se resuelve dicho problema de raíz.
Segundo tiempo Segunda Lección: No pierda de vista su objetivo y, si lo hace, no ignore a quien se lo recuerde, por más básico que sea el cargo que ocupa.
Si se le ha encomendado una tarea o se ha auto-impuesto una meta concéntrese en la misma, no pierda de vista el objetivo principal, y si esto ocurre manténgase abierto a comentarios y sugerencias, no deje que su cargo o condición particular le nublen la visión haciéndole creer que usted es el único capacitado. Siempre hay alguien que ve aquello que nosotros obviamos.
Segundo tiempo Tercera Lección: Asuma la responsabilidad de sus actos y decisiones sin poner en riesgo a terceros.
No hay nada más sencillo que hacer que otros paguen los platos rotos a la hora de alcanzar un objetivo. Esta conducta poco ética se observa con mucha facilidad en la escena gerencial y administrativa, pues la figura del gerente no puede verse cuestionada por un fallo menor, sin embargo, la película nos hace reflexionar sobre ello y nos invita a asumir con entereza la responsabilidad de nuestras decisiones y nuestros actos, pues no existe mejor profesional que aquel que ante el desenlace de un evento, independientemente de su resultado, asume su autoría y lo encara.
Segundo tiempo Cuarta Lección: Si un miembro de su equipo logra el objetivo con sacrificios innecesarios, no lo excluya, señale el error, procure la reflexión e internalización del aprendizaje y ofrezca otra oportunidad.
Puede suceder que el objetivo se logre, pero que en su búsqueda, ya sea por inmadurez, desconocimiento o impericia, se cometan errores que pongan en riesgo el equilibro del equipo, la empresa u organización. Una de las respuestas inmediatas que se ofrece a tales resultados se encuentra la separación momentánea o definitiva del responsable de nuestras filas, destacando principalmente el error o los sacrificios innecesarios en los que pudo incurrir. Esto sucede como consecuencia al manejo equívoco de las emociones y a la ausencia de una conducta orientada al coaching y al desarrollo de competencias. Si las circunstancias así lo permiten, no exponga al miembro del equipo a una sentencia terminal, evalúe primero los pro y los contra de lo ocurrido, ponga en orden sus emociones, tal vez lo que faltó fue una mejor orientación, hágalo y dé otra oportunidad, los próximos resultados pueden sorprenderle.
Tal y como lo propone el film, en sus escenas finales, cada quien mira las cosas desde su perspectiva particular. Quienes han visto El Laberinto del Fauno como un una película más, pudo haberse sentido emocionado por su narrativa e impacto visual, quienes la observaron como un documental pudieron haber encontrado en ella referencias a una época terrible y oscura de la historia Española, pero quien decida mantener la mente abierta, sin poner límites a su contenido, podrá observar en ella aquello que para otros está vedado lecciones que pueden ser aplicadas especialmente en el campo gerencial.
Ví la película y me quedé varada en la maravilla de la trama y su arte visual, sin embargo, el análisis que el autor de éste artículo hace respecto a su aplicabilidad en la gerencia me parece muy acertado. Ciertamente las pruebas por las que pasa Ofelia son retos que enfrentamos dentro de nuestra cualidad de seres humanos en distintos ámbitos de nuestra existencia. Muy buena analogía.