El dirigente bricolaje está condenado al fracaso
El dirigente bricolaje es aquel que quiere hacerlo todo por sí mismo, y no recurre al inmenso caudal de recursos de gestión que en la actualidad tiene a su disposición. Y esto se aplica a todo tipo de dirigente: dueño, emprendedor, empresario, directivo, ejecutivo, alto o medio en la estructura de la empresa.
Historia conocida: mi abuelo, que apenas sabía leer y escribir, y sin experiencia alguna en la gestión de empresas, inició un pequeño negocio que al cabo del tiempo se ha convertido en un gigantesco emporio. Hace 50 años o más estas cosas podían suceder. Hoy ya no más. Décadas atrás los mercados eran remansos de paz comparados con los de hoy. Los consumidores eran menos conocedores y menos exigentes; tenían que resignarse a comprar y consumir lo que ponían a su disposición las pocas empresas (de productos y servicios) que existían.
La situación de hoy
Pero, ese panorama (casi idílico nos parece hoy) ha dado un vuelco de 180 grados, complicándose de forma extrema. En la actualidad, los mercados están saturados de productos y servicios distintos que compiten aguerridamente entre si y los consumidores saben que tienen el verdadero poder ya que pueden elegir libremente entre una creciente variedad de ofertas distintas en la misma categoría de producto o servicio. Ya nadie puede obligar a nadie a comprar nada. Todos sabemos que al doblar de la esquina podemos encontrar un producto o servicio mejor, incluso a mejor precio.
Esto ha hecho que hoy por hoy el sólo hecho de que una micro-empresa pretenda pasar al rango de pequeña empresa requiera de una cierta dosis de conocimientos, al menos básicos, en la eficiente gestión de una empresa. Y esa necesidad se hace mayor cuando se trata de pasar de pequeña a mediana y crece exponencialmente en el caso de pasar de mediana a gran empresa. Por ejemplo, no es lo mismo gestionar un personal de 5 o 6 personas, posiblemente familiares y conocidos, a un personal de 20, 40 o 50 empleados. No es lo mismo vender a cien clientes, que usted puede atender personalmente y llegar a conocerlos muy bien, que vender a varios cientos o miles de clientes que son atendidos por comerciales o vendedores. La diferencia es total, del cielo a la tierra.
Sin embargo, muchos dirigentes pretenden seguir improvisando, tratando de hacerlo todo por ellos mismos, siguiendo el principio del bricolaje: hágalo-usted-mismo o do-it-yourself en inglés. ¿Dónde conduce esta actitud? Veamos.
Inventar cada día el automóvil y la gasolina
La práctica de la gestión de empresas tiene miles de años (algunas escrituras jeroglíficas egipcias de más de 5.000 años así lo testimonian), pero la que se conoce como gestión científica de empresas se inició hace ya casi cien años. Pues bien, durante ese casi siglo de evolución, cientos de miles de empresas han desarrollado un conjunto de recursos de gestión siguiendo el método de prueba y error: probando, comprobando, aprobando o rechazando. Para hacerlo han invertido cantidades enormes de tiempo, esfuerzos y dinero investigando lo que sirve y lo que no sirve.
Afortunadamente, la mayor parte de ese inmenso caudal de recursos de gestión está ya organizado, formalizado, analizado, estudiado y puesto a disposición pública de cualquier dirigente, incluso (con el advenimiento de Internet) muchos de ellos de forma gratuita. Este portal deGerencia es una prueba evidente de cuanto decimos.
Imagínese que cada vez que usted desee viajar de la ciudad donde vive a otra descartase las carreteras que ya existen y optase por construir usted mismo una nueva carretera y, luego, se dedicase a inventar el automóvil y más tarde a explorar hasta encontrar un pozo de petróleo para, finalmente, instalar una refinería que le permita obtener la gasolina que necesita para su viaje. Absurdo, ¿verdad? Antes que usted han existido personas que se ocuparon de planificar y construir la carretera, explorar y perforar los pozos de petróleo, construir automóviles y refinar la gasolina. Usted lo único que tiene que hacer es utilizar el trabajo de otras personas para lograr su fin.
Pues, exactamente lo mismo sucede en la gestión de empresas.
Consecuencias del enfoque bricolaje
Cuando usted descarta los recursos de gestión existentes y opta por el enfoque bricolaje (no necesito a nadie, lo hago todo yo), se enfrenta a múltiples consecuencias, todas ellas negativas para usted. Las dos más importantes son:
- Desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero de su empresa, repitiendo las mismas pruebas que miles de empresarios han hecho antes que usted y han demostrado que estaban equivocadas.
- Incrementar de forma exponencial la posibilidad de adoptar decisiones equivocadas, que acarrean más desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero.
Más aún, el deseo de hacerlo todo por sí mismos, de no buscar ayuda, se encuentra en el origen de las altas tasas de mortandad de las Pymes que se producen a nivel mundial. [1]
Entonces, debemos preguntarnos: ¿por qué algunos (o muchos) dirigentes deciden seguir el camino difícil y tratar de inventar, cada día, por sí mismos, al estilo bricolaje, la rueda, el agua tibia, la carretera y el automóvil, cuando sabemos que son cosas debidamente probadas y comprobadas con porcentajes muy altos de seguridad?
¿Cuánto vale una idea?
En el título de este artículo utilizamos la expresión dirigente bricolaje, pero podíamos haber utilizado también sin problemas dirigente profesional bricolaje. Parecería mentira si no lo hubiésemos comprobado abundantemente: existen profesionales que una vez terminada la carrera universitaria jamás vuelven a tomar un libro de la profesión entre sus manos. Se sienten totalmente autosuficientes. Posiblemente desconocen los resultados de una investigación realizada por varias prestigiosas universidades de EE.UU., cuyos resultados indican que en el área de la gestión de empresas el 50 por ciento de los conocimientos ¡se vuelve obsoleto en cinco años!
No cometa usted el mismo error, que puede ir de por medio el futuro de su empresa.
Quizá usted piense que el dinero que va invertir en comprar un libro o un curso le resultaría más útil invertirlo en su pequeña empresa. Pero, piense en lo siguiente: en el mercado existen excelentes libros sobre gestión de empresas que tienen un coste de 25 euros o menos. Si usted en uno de esos libros encuentra una primera idea que le permita ahorrar en su empresa 25 euros o ganar 25 euros adicionales, ya habrá recuperado su inversión. Todas las demás ideas que pueda encontrar en ese texto son ¡cien por ciento ganancias para usted!
Bricolaje = improvisación
En realidad, el dirigente que adopta la actitud bricolaje lo que está haciendo es poniendo el futuro de su empresa en manos de la improvisación. Y se sabe que la improvisación es el camino más directo al error. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define: improvisar, hacer una cosa de pronto, sin preparación alguna. Y nótese que improvisar tiene la misma raíz etimológica que impru-dencia. ¿Desea usted dejar el futuro de su empresa en manos de la improvisación y la imprudencia?
La práctica de cada día nos dice que el tiempo de la improvisación ya terminó, tal y como advirtió certeramente Domenico Bracone, presidente de Fox&Parker, SpA, de Italia: Es cada vez más difícil ser emprendedor limitándonos a improvisar. Esta es una sentencia inapelable. La alternativa no existe. O mejor dicho, nos queda siempre la posibilidad de seguir haciendo lo mismo… hasta ¡cerrar la empresa!
No olvide (nunca) la vieja sentencia que dice: El necio es aquel que no aprende de sus propios errores. El inteligente es aquel que aprende de sus propios errores. El sabio es aquel que aprende de los errores de los demás.
Aprender de la experiencia de otros es, sin duda, una de las clave para ahorrar tiempo y dinero en su negocio. Pero, además, utilizar las experiencias recorridas (y sufridas) por cientos de miles de dirigentes es la forma más sabia para asegurar el éxito de la propia empresa. Todo depende de usted. Y en su trayecto hacia el merecido éxito empresarial, no olvide la advertencia de Miguel de Alzáa: Comenzar el camino con una idea equivocada, con un concepto equivocado, sólo puede llevarle… ¡a un destino equivocado! El futuro de su empresa depende de usted y de las actitudes que usted asuma.
[1] Véase el artículo titulado El 80% de las Pymes fracasa antes de los cinco años y el 90% no llega a los diez años. ¿por qué?,