¿Y si el Fundador o Fundadora Muere?
El título de la nota pretende que los empresarios (as) reflexionen acerca de la importancia de preparar oportunamente un proceso de sucesión empresarial y familiar; el cual considero recomendable de desarrollar cuando existe alguna o varias de las siguientes situaciones:
- Uno o más miembros de la familia son o serán accionistas, pero no laboran en la empresa.
- Existen indicios o evidencias que los miembros de la siguiente generación no comparten la misma misión, objetivos y reglas con relación a la empresa de la familia.
- Uno o más miembros de la familia no demuestran interés en continuar con la empresa de la familia.
- Existen pobres niveles de comunicación entre los miembros de la familia, incluso la empresa ya ha sido una fuente de conflictos o divergencias.
- No existen procesos formales para: tomar decisiones, proteger los derechos de los accionistas, decidir la relación laboral entre familia y empresa, etc.
- El empresario (a) considera que sus descendientes no reúnen las capacidades para sucederlo.
- El fundador(a) está pensando en retirarse sin que haya asegurado su futura estabilidad financiera.
- Existe alto riesgo de no poder afrontar a mediano plazo las amenazas de la competencia; incluida la posible insuficiencia de capital para financiar el crecimiento.
- La empresa no ha desarrollado e implantado buenas prácticas de gestión y gobierno: sistema de compensaciones, procesos de control, directorio, plan de trabajo, política de dividendos, etc.
- Las capacidades o salud del fundador no son las adecuadas para liderar la empresa familiar.
- Existen otros socios (familiares o no), y aun no se ha formalizado la interacción entre accionistas y empresa.
Si su sueño es transmitir a sus descendientes la empresa que usted creó, no deje al azar el destino de ambos, puede que el sueño se transforme en una pesadilla.
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