¿Volveremos algún día a las salas de cine? Tenemos algunas respuestas
Muchos son los estrenos de cine que han quedado en las marquesinas. Cada día que pasa se acumulan más muertes y casos de pacientes con COVID-19. Los amantes del cine se preguntan: ¿Cuánto más tendremos que esperar para regresar a las salas cinematográficas?.
Los grandes estudios han cambiando casi todas sus películas para finales de este año o incluso para el 2021, mientras algunos han elegido las plataformas de streaming como la nueva pantalla para exhibir los estrenos de la temporada.
El verano se aproxima y algunas películas como “Mulán” está anunciada y se mantiene firme para proyectarse el 24 de julio y “La Mujer Maravilla 1984” para el 14 de agosto, la realidad es que aunque abran una cantidad considerable de salas cine durante los próximos meses, no habrá garantía de que las multitudes acudan a ellas mientras las personas no se sientan seguras.
¿Los cines volverán a abrir?
De alguna u otra manera las salas cinematográficas volverán a abrir, pero será de una forma diferente, dijo Paul Dergarabedian, analista de Comscore al USA Today. La reapertura de la economía en el país permitió que tres de las salas de la cadena de cines Santikos en Texas, abriera sus puertas a sus clientes en donde se les toma la temperatura y se les realizan preguntas sobre su estado de salud para poder detectar síntomas de COVID-19.
Mientras la compañía respeta el distanciamiento social entre las butacas, la cadena de cines admitió no estar ganando dinero con ese esfuerzo. “La empresa solo está dando a la gente un lugar a donde poder ir”. Algunas empresas en el mismo estado están considerando políticas que podrían parecer extremas como “no poder toser ni estornudar” en las salas, algo que parece difícil de aplicar.
Un estudio de la agencia EDO señala que el 75% de los encuestados dijeron que será muy probable que regresen a las salas de cine en el mes de julio sin las medidas de seguridad. Se prevé que los cines refuercen sus programas de fidelidad y descuentos como una opción para atraer a sus clientes.
Boletos a la baja
Algunos datos son inevitables, como el que la venta de boletos ha estado disminuyendo mucho antes de la pandemia, según el sitio redef por lo que el cambio también podría venir de la industria. Siendo más realistas, el porcentaje de las personas que van al cine ha disminuido desde 1940 con la llegada de la televisión. Después llegó el cable, el video y ahora los servicios de streaming.
The Hollywood Reporter señaló en un artículo que “no era inusual que el 50 por ciento de los asientos de los cines en Estados Unidos permanecieron vacíos durante los fines de semana y que ese número se acercaba a un 75% de lunes a jueves“.
El resurgimiento de los autocinemas quizás sea una señal de que las personas están ansiosas por regresar a las salas o solo sea una manera de evitar enfrentarte a una multitud que quiere disfrutar una película en la pantalla grande.
Las plataformas de streaming podrían presentar una opción para la industria debido al éxito que ha tenido durante los últimos meses, sin embargo, la gente está desesperada por salir de casa y volver a la normalidad. La crítica de cine Manhola Dargis del New York Times escribió: “Cuando por fin podemos volver a salir y estar juntos, espero que inundemos los cines, viendo todas las películas, desde las más enrarecidas películas de arte hasta la más tonta oferta de Hollywood“.
La industria del cine se adaptó a los cambios ofreciendo mejor audio, imágenes en nuevos formatos y hasta asientos tipo estadio o experiencias 3D a precios cada vez más altos. Una gran cantidad de las empresas también presentaron servicios completos de alimentos y bebidas e inclusive se diversificaron su audiencia. El cine, antes de la pandemia, era una industria que genera $18 mil millones de dólares capaz de atraer a más de 10 millones de personas cada semana en Estados Unidos y Canadá.
El punto de inflexión
Algunos de los cines en Corea del Sur, un país que apostó por hacer pruebas a su población en lugar de optar por medidas de bloqueo drásticas, permite que las salas de cine ahora funcionen con estrictos controles de temperatura, algunas utilizan inteligencia artificial para adquirir boletos evitando el contacto humano, “algunos robots ofrecen información sobre el horario de las proyecciones y hasta los acompañan a los baños” según lo describió el Screen Daily.
En 1910 cuando se introdujo el aire acondicionado en las salas de cine, se promovió como un tónico para la salud, como una forma de encubrir el miedo a un espacio de intimidad pública como vector de enfermedades, explicó Jocelyn Szczepaniak-Gillece, profesor de historia de cine de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y autor del libro “El vacío óptico” al sitio Vulture. En realidad los dueños de los cines intentaron decirle a los asistentes que no deben preocuparse y que en las salas estarán seguros.
Sin embargo, cualquier predicción que se haga ahora deberá ser interpretada con cautela, dice Ravi Dhar, profesor de psicología, marketing y administración de la Universidad de Yale, ya que el comportamiento de las personas no depende de lo que se piensa y se siente hoy, sino de lo que sentirán y pensaran en el futuro, cuando la crisis de coronavirus termine.
Cambios y estrategias
En el mundo de los negocios las estrategias se hacen todos los días, Netflix anunció que terminó de adquirir el Teatro Egipcio en Los Ángeles y se rumora que Amazon está considerando comprar la cadena de cines AMC. No es difícil imaginar un mundo en el que las enormes compañías se apoderen de las salas y sean las encargadas de reorientar el futuro de la industria.
De cualquier manera, es probable que nos enfrentemos a un largo camino antes de regresar a las salas de cine como las conocíamos. Quizás las empresas tendrán que cambiar el mobiliario, la luz, deberán hacerlas lucir impecables, limpias, tener un aspecto alegre y divertido.
La experiencia de sentarnos frente a la oscuridad de una pantalla nos brinda la oportunidad de compartir una experiencia colectiva, de asumir la vida de un personaje durante un par de horas, en medio de una época en donde estar juntos es casi imposible.