Tipos de auditoría
La auditoría es uno de los recursos financieros más conocidos. Aunque no siempre tiene los mismos objetivos, pues estos varían en cada caso, de forma genérica sí que se puede definir como un examen de las cuentas y del patrimonio de una empresa, así como del resultado de las operaciones internas.
Qué es una auditoría: definición
Una auditoría examina y evalúa el funcionamiento de una empresa desde una o varias perspectivas. Puede centrarse en sus finanzas, en sus cuentas, en la calidad o la seguridad laboral. Puede orientarse a buscar una meta específica, como por ejemplo al de sostenibilidad; o limitarse a garantizar que la organización se alinea con los requisitos normativos exigibles.
Las auditorías analizan cosas como los estados financieros, libros de contabilidad, los procesos y procedimientos, los espacios de trabajo o los productos que se comercializarán. Muchas empresas tienen auditorías de rutina una vez al año, mientras que otras solo las realizan puntualmente, con motivos concretos.
Lo que está claro es que, además de ser grandes aliadas del cumplimiento, las auditorías pueden ayudar a detectar problemas dentro del negocio y, a largo plazo, contribuir a encauzar a la empresa e impulsar sus resultados.
Quién puede hacer una auditoría
Una auditoría debe ser realizada por un responsable o un grupo de personas especializados en esta materia, es decir, que cuenten con una titulación correspondiente y una experiencia demostrable, además de poseer criterios independientes.
Objetivo que persigue la auditoría
Toda auditoría tiene como objetivo la elaboración de un documento en el que se recojan los resultados del proceso y que, a la vez, sirva de referencia para terceros agentes, ya sean integrantes de la propia empresa o de algún organismo o institución oficial que haya solicitado la puesta en marcha de la auditoría.
Características de las auditorías
Hay seis principios de auditoría, sobre los cuales se basa la auditoría, de acuerdo con lo que establecen las normas ISO:
Integridad: toda auditoría debe basarse en la profesionalidad.
Presentación justa: cada auditoría tiene la responsabilidad de informar sus hallazgos de manera no solo precisa sino también veraz.
Debido cuidado profesional: cada auditoría debe realizarse de tal manera que se apliquen el buen juicio y la debida diligencia al proceso.
Confidencialidad: mucha de la información que se recopila y comparte durante una auditoría es de naturaleza confidencial. Su seguridad debe, por lo tanto, ser asegurada apropiadamente.
Independencia: la auditoría, ya sea que la lleve a cabo un auditor interno o externo, debe ser imparcial y las conclusiones deben ser objetivas, sin verse influidas por ningún miembro de la gerencia de la organización.
Enfoque basado en la evidencia: las conclusiones de la auditoría se deben llegar de manera racional y no solo deben ser confiables sino también reproducibles. La única forma en que esto es posible es que el proceso de auditoría sea sistemático y se base en evidencia.
Principales tipos de auditoría. ¿Cuál me conviene más?
La auditoría como recurso legal ha evolucionado en las últimas décadas dando lugar a varias especialidades. En la actualidad se conocen 5 principales tipos de auditoría que se diferencian básicamente por los objetivos y los agentes que la realizan.
Qué clases de auditoría convienen más al negocio
Veamos en qué consiste cada uno de ellos:
1. Auditoría externa o legal:
Se trata de un examen de las cuentas que se realiza por petición legal. La idea del procedimiento es verificar que el estado patrimonial y las operaciones de una empresa concuerdan con los registros oficiales. En estos casos, el auditor es una persona independiente que no tiene nada que ver con la compañía.
2. Auditoría interna:
En este caso se trata de un proceso de evaluación que realizan los miembros de la propia compañía. El objetivo casi siempre es revisar los procesos que tienen lugar en ella y a partir de ahí proponer soluciones. Esta auditoría es voluntaria o como mucho solicitada por la gerencia.
3. Auditoría operativa:
Su objetivo central es aumentar el rendimiento de una compañía. Aunque puede ser realizada tanto por un agente externo como por uno interno, lo que se busca es revisar los procedimientos que forman parte del día a día y mejorar el nivel de productividad. Es decir, va más allá de la revisión de los estados financieros. Un buen ejemplo de este tipo de auditoría es la que se realiza para determinar si una empresa cumple con los estándares mínimos de calidad.
4. Auditoría pública o gubernamental:
Es la que se realiza directamente por petición de una entidad gubernamental. Su objetivo es revisar los estados financieros de las empresas e identificar cualquier tipo de irregularidad, como por ejemplo la evasión de impuestos, la financiación injustificada o el incumplimiento de las leyes laborales. En España, dicha labor recae en el Tribunal de Cuentas.
5. Auditoría informática:
Casi todas las empresas dependen de sistemas informáticos. Por ello, es preciso realizar cada cierto tiempo una evaluación de los mismos y, si el caso lo exige, actualizarlos y adaptarlos a los requerimientos del contexto. Los dos principales tipos de auditoría informática son las que se realizan en sistemas informáticos (SIC) y las de procesos electrónicos de datos (PED).
Otras clases de auditoría
Vale la pena subrayar que en el último tiempo han surgido tipos de auditoría propias del contexto en el que vivimos, como por ejemplo la auditoría medioambiental, la auditoría ética y la auditoría económico-social, entre otras.