Muchos emprendedores, pocas políticas
Aquellos que nos ocupamos desde hace años del estudio, formación o promoción de emprendedores, estamos siendo particularmente demandados en estos últimos tiempos. Todos quieren hablar de emprendimiento, animar a los jóvenes a comenzar sus negocios, impulsar a los emprendedores de las clases populares o apoyar iniciativas sociales.
El emprendimiento está de moda en Venezuela, sin distinción de clase social o preferencia política, y más del 30% de la población (GEM 2011) realiza alguna actividad emprendedora. Pero es igualmente cierto que la mayoría de ellos- evito aquí abrir la discusión exquisitamente académica sobre las taxonomías- se concentra en actividades comerciales de bajo valor agregado, generan pocos empleos, son poco innovadores, tienen baja aspiración al crecimiento y no poseen una visión internacional de sus negocios. Lo que es aún peor sólo el 10% de todos los emprendimientos superan el fatídico lapso de los 42 meses de subsistencia, para poderse contar como empresas establecidas y generadoras de empleo.
Esto nos hace reflexionar sobre lo que nos está faltando y nos lleva a revisar experiencias como la de Israel, el primer país del mundo en cuanto a número de nuevas iniciativas.
Si pensamos en la ubicación y la dotación de recursos, Venezuela tiene todas las de ganar en la comparación. Israel es un territorio desértico en su mayoría, sin importantes recursos naturales y en un contexto geopolítico que resulta eufemístico definir hostil.
¿Cuál es entonces el secreto? No cabe duda que una de las claves reside en las políticas.
Israel invierte 4,5% del PIB en investigación y desarrollo, la tasa más elevada del mundo. Además, su Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo, a través de la Oficina del Jefe Científico, aplica incentivos de hasta 50% en este tipo de inversión. Ello ha convertido a este país en el lugar de elección de empresas como Apple e Intel, pero más aún en la cuna de competitivas start-ups basadas en el conocimiento, que la han llevado al lugar 14 en el Ãndice de Innovación Global (GII 2011).
Sus universidades cultivan la excelencia sin complejos y se alían con instituciones de clase mundial, impulsando las experiencias internacionales de sus estudiantes, tanto en el aula como en el mundo laboral. Al mismo tiempo, el mundo académico y el emprendedor se integran en el desarrollo de investigación aplicada y en la incubación de emprendimientos en el ámbito universitario…