La vida es más simple. Somos nosotros quién la complicamos
“Lo que decidas hacer, asegúrate que te haga feliz”.
Si nos paramos y nos diéramos cuenta, no estamos viviendo la vida, estamos viviendo en un circo.
Y no porqué nos crezcan los “enanos” cuando todo nos va mal. Sino porqué vivimos en un continuo:
“Aún más difícil todavía“.
¿Por qué hacemos tan difícil esa relación y no reconocemos que nos hemos confundido?
¿Por qué no reconocemos que tenemos unas tendencias sexuales pero que no aceptamos y nos avergüenza reconocer?
¿Por qué no reconocemos lo que sentimos por esa persona?
¿Por qué lo hacemos tan difícil los domingos por la tarde cuando en realidad sabemos que estamos haciendo algo que detestamos el resto de la semana?
¿Por qué no reconocemos que llamamos amigos a los que nos interesa su amistad, por intereses personales o profesionales?
¿Por qué no reconocemos que no nos aguantamos ni a nosotros mismos?
¿Por qué no reconocemos que no soportamos que nos digan lo que nosotros sabemos pero no queremos reconocer, dejando de lado que lo único que ha hecho ser ayudarnos?
¿Por qué no reconocemos que no tenemos la vida que sabemos que nos haría realmente felices?
¿Por qué no pensamos por nosotros mismos y creemos que los demás saben qué es lo mejor para nosotros?
¿Por qué creemos que el éxito es lo que nos dicen los medios de comunicación y no lo que nosotros sentimos?
¿Por qué creemos que solamente pensando en cosas buenas vendrán a nosotros y nos quedamos
¡¡SIEMPRE ESTAMOS HACIENDO EL MÁS DIFICIL TODAVIA!!.
Pero además nos complicamos la vida pensando que siguiendo un libro del siglo pasado nos dará la formula de la felicidad. Pensando que un gurú por un dineral que ni tenemos, con una hora de conferencia nos abrirá los ojos y seremos para siempre felices nada más salir..
Siempre estamos haciendo el más difícil todavía, porque es como así dice la gente que es la vida.
Dificil, complicada, inexplicable, con una felicidad imposible de alcanzar, con eso de ser “uno mismo” una autentica quimera…
Y nos encanta llegar a casa diciendo que estamos cansados que no vemos futuro a nuestra vida, que la culpa de todo la tiene el Gobierno o el jefe que no ha follado durante el fin de semana.
Lo que nos pasa realmente, es que no tenemos huevos de decir lo que nos pasa. Algo que si lo hiciéramos, nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza, pastillas para dormir y recordar las mentiras que hemos dicho a la gente que nos rodea.
Y no vale la excusa que no nos han enseñado a expresar nuestras emociones. Igual que expresas rabia cuando el arbitro pita penalti contra tu equipo o disfrutas de un orgasmo diciendo lo que sea, también puedes expresar hablando o escribiendo lo que sientes.
Pero lo hacemos más difícil todavía.
Algo tan simple como expresar lo que sentimos, que como hemos visto, lo hacemos en muchos momentos, pensamos que algo tan “fácil” no nos puede ayudar tanto y darnos tanta paz. Que es mejor sufrir, callarnos lo que nos pasa, seguir las modas o gastarnos el dinero en cursos “exprés”.
Cuando en realidad estamos muy confundidos, lo único que estamos haciendo es complicarnos más la vida. Porqué en definitiva lo que estamos haciendo, es no afrontando el problema que tenemos o el sueño que queremos.
El camino más inexplorado, a la definitiva, es el más rapido y más sencillo hacia nuestro éxito.
¿Y cuál es?
Ser nosotros mismos sin miedos, sin tapujos, sin tonterias.
Deja de hacerlo todo tan difícil. La vida es más sencilla de lo que creemos o imaginamos.
Tú sabes como deberías hacerlo, pero crees que es más importante el qué dirán, el cómo lo han hecho otros, que el cómo tú sientes qué deberías hacerlo.
HAZLO A TU MANERA, HAZLO SIENDO TÚ, HAZLO DESDE TU CORAZON.