Fraudes en e-commerce: ¿De quién es la culpa cuando pasan?
En aquellos primeros días, el comercio en línea (e-commerce) solía requerir al vendedor una página web segura, un servicio de procesamiento de tarjetas de crédito y tal vez un firewall. Esto está resultando cada vez más insuficiente para las tiendas en línea, a medida que crecen los esquemas de fraude, ya sea echando mano de métodos bastante antiguos o recurriendo a técnicas cada vez más sofisticadas.
En general, los consumidores mexicanos conocen bien los esquemas de fraude más frecuentes y están dispuestos a seguir procesos de varios pasos para proteger sus transacciones y asegurar su identidad. Sin embargo, están convencidos de que garantizar su seguridad es responsabilidad de otros, especialmente de los comerciantes.
Cuando se trata de repartir culpas, los compradores en línea en México claramente no están dispuestos a asumir una responsabilidad personal si son estafados. Este es un resultado tajante de un estudio sobre el consumo electrónico en México, Gran Bretaña y Australia, realizado por la firma global de protección contra el fraude ClearSale. Hasta 37% de los compradores electrónicos piensan que los comercios deben asumir la responsabilidad de prevenir el fraude en línea; 20% piensa que es un problema para los bancos y los sistemas de pago, y 18% lo deja en manos de un regulador independiente. Solo 17% considera que es responsabilidad del usuario.
Un consumidor desprotegido
El lector debe haber escuchado sobre un buen número de infames operaciones de piratería que resultaron en el robo masivo de datos de comercios o redes sociales. La gente piensa en profesionales norcoreanos, rusos o chinos que golpean los firewalls públicos y privados para obtener su valiosa información. Se trata de historias reales y alarmantes, pero no son las actividades ilegales más comunes en el mundo en línea.
Mucho más frecuentes y potencialmente costosos son los esquemas diarios de fraude en las transacciones de comercio electrónico. Según Condusef, el fraude en línea originó alrededor de 6 millones de quejas de tarjetas de débito y crédito por un total de $8,600 millones de pesos de enero a septiembre de 2019. La mayoría de los casos siguen la técnica bastante simple de robar o clonar datos de tarjetas (u otros sistemas de pago).
No es raro entonces que 70% de los consumidores mexicanos en línea piensen que el fraude en línea es bastante común (50%) o muy común (20%). Llámese phishing, farming, vishing, smishing o simplemente estafas, la mayoría de las trampas para el consumidor se centran en obtener sus datos de pago para usarlos lo más posible antes de que los cancele.
Los encuestados conocen bastante bien el fraude con tarjetas de crédito (59%, porcentaje que crece al 68% entre las personas de edad mediana). Las estafas de phishing y correo electrónico son conocidas por 45% de los encuestados, y solo 38% conoce el hijacking (el “secuestro” de un sitio).
Un interesante 12% dice que no conoce nada de lo anterior, grupo preocupante que podría haber aumentado considerablemente durante el confinamiento por la Covid-19, ya que miles de novatos ingresaron de pronto al entorno de comercio electrónico.