Entre las 20 mayores empresas tecnológicas del planeta hay países (y continentes) que brillan por su ausencia
La clasificación de las mayores empresas tecnológicas del planeta ha visto la luz un año más. En ella se cuentan los grandes líderes sectoriales de la nueva economía, habiendo también algunos representantes del grupo de compañías tecnológicas y de telecomunicaciones de las de toda la vida (léase por vida lo es vida tecnológica, es decir: «de las últimas décadas»).
Pero hay sonoras faltas entre los 20 primeros clasificados que claman por su ausencia. Hay países a los que les gusta contarse como parte del mundo desarrollado que no tienen ni un sólo representante en la importante clasificación. Pero lo peor de todo es que hay continentes enteros sin una sola empresa entre esos 20 líderes tecnológicos del planeta. Y están mucho más cerca de lo que usted supone.
La clasficación que nos deja en evidencia a la vez como españoles y como europeos
La reciente noticia, que pone de relieve que el futuro no está contando con nosotros (o más bien que nosotros no estamos apostando por formar parte de ese futuro), deja meridianamente claro la más que notable ausencia de empresas tanto europeas como españolas entre los 20 mayores líderes tecnológicos del planeta.
Esta noticia es doblemente pésima para nuestra socioeconomía, puesto que este sector de la tecnología se ha vuelto el líder indiscutible de la economía del futuro… y ya también del mismo presente. De hecho, como bien detalla el enlace anterior, estas 20 mayores empresas tecnológicas del planeta han cuadruplicado su valor bursátil en los últimos cinco años.
Por todos es conocido como además las denominadas GAFA (Google Apple Facebook y Amazon) son a la vez tecnológicas y las mayores empresas por valor bursátil en los mercados, y su valor en conjunto es igual al PIB de toda Francia. Si incluímos la quinta (que es Microsoft) para hacer las GAFA+M, seguimos teniendo un pleno «techie» al cinco.
Queda claro pues que el futuro es tecnológico se mire por donde se mire, y esas ausencias europeas y españolas sólo pueden llevarnos a concluir que estamos perdiendo ese tren que desde estas líneas tantas veces les hemos dicho que es imprescindible, no ya montarse en él, sino ser una de las locomotoras mundiales que tira del convoy…