El curioso informe 2010 de Pdvsa
Un informe de 415 páginas sobre las actividades de la empresa petrolera estatal venezolana -Petróleos de Venezuela (Pdvsa)-, acaba de ser publicado como parte de un informe más amplio sobre las actividades del ministerio de Energía y Petróleo. Este informe proporciona una ilustración fascinante de cómo la empresa está siendo mal administrada.
De ser una empresa de renombre a nivel mundial, antes de que Chávez llegara al poder, ésta se ha convertido en un conglomerado amorfo de una docena de empresas que importa y distribuye alimentos, construye casas, pavimenta calles, entrena atletas y ha adoptado como misión âla promoción de una sociedad socialistaâ. Como resultado, su negocio principal de buscar, producir, refinar y vender hidrocarburos se ha convertido en una tarea subordinada. La empresa ha perdido 800.000 barriles por día de producción, la cual sólo en parte ha sido compensada por contratos con operadores extranjeros; sus refinerías están trabajando al 70% de su capacidad y una buena porción de su petróleo está siendo entregado a precios subvencionados a los países ideológicamente amigables.
El juego de los nombres. En Petróleos de Venezuela a casi todos los activos físicos se les da el nombre de un âhéroe revolucionarioâ. Cuando la empresa decidió arbitrariamente hacerse cargo de las torres petroleras pertenecientes a la empresa estadounidense Helmerich & Payne -para no pagar a esta empresa una deuda de US$43 millones-, las torres pronto fueron bautizadas con los nombres de venezolanos que se convirtieron en âmártires revolucionariosâ en un sangriento golpe de Estado contra el gobierno democrático, en 1962.
En el informe de Pdvsa se utiliza una terminología nueva, llena de simbolismo político, en lugar del lenguaje técnico y tradicional de la industria petrolera. Un proyecto comunitario ahora le da âsuprema felicidad socialâ al pueblo, en el mejor estilo de Mao Tse Tung. Un nuevo pozo petrolero se convierte en una âunidad de producción socialistaâ, al mejor estilo de Stalin. Este hábito podría ser etiquetado como inofensivo o divertido, si no fuera porque indica la existencia de un marco mental entre los gerentes que no tiene nada que ver con el funcionamiento de una empresa petrolera…