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E-commerce brasileño pierde brillo por desaceleración

Los ejecutivos del comercio electrónico brasileño solían echarse a reír cuando se les preguntaba por la desaceleración de la mayor economía de América Latina. Ya no.

Con la inflación erosionando el consumo en esta nación de 194 millones de habitantes, el frenazo de la actividad está quitándole brillo a una de las nuevas fronteras del comercio electrónico que atrajo a Amazon, Facebook, Twitter y Netflix en los últimos años.

Y el problema está en la raíz de su éxito: la misma clase media emergente que hizo crecer más de un 20 por ciento anual el comercio online brasileño está volviendo esa industria de 11.000 millones de dólares más vulnerable a los vaivenes de la economía y podría moderar el apetito de inversores y fondos de capital de riesgo.

A diferencia de en el pasado, cuando sólo los brasileños más ricos tenían computadoras y tarjetas de crédito para comprar por Internet, los nuevos consumidores online brasileños son más sensibles a los aumentos de precios y al encarecimiento del crédito.

«El consumidor de e-commerce está un poco más receloso», dijo Nuno Fuoto, un investigador de la escuela de negocios Fundação Instituto de Administração (FIA) en São Paulo. «La inflación está afectando la renta y la pérdida de poder adquisitivo está teniendo un impacto sobre las ventas».

Un reciente estudio coordinado por Fouto muestra que en São Paulo, la ciudad más grande y rica de Brasil, la intención de compra por Internet cayó a su peor nivel en cinco años en el segundo trimestre del 2013. El número de personas que planeaba realizar compras online entre abril y junio bajó a 76,5 por ciento desde 85,8 por ciento del mismo período del 2012.

Algunos ejecutivos cuestionan incluso la proyección de un crecimiento de 25 por ciento del comercio electrónico brasileño este año, que debería llevar el volumen de negocios a un récord de 14.000 millones de dólares.

«Es demasiado optimista. No veo ese crecimiento», dijo el director de comercio electrónico de una empresa líder en su segmento. «La industria está siendo afectada por esas dinámicas no tan favorables de consumo».

El mayor problema es la inflación, que perforó en marzo el techo de la meta anualizada del 6,5 por ciento, disparando las alarmas en un país traumatizado por la hiperinflación de hace dos décadas.

El alza de precios empezó a presionar las ventas minoristas, que cayeron en febrero por primera vez en una década debilitando uno de los motores del crecimiento de la mayor economía de América Latina.

Y la solución también será dolorosa para el comercio online, pues para contener los precios el banco central subió la semana pasada la tasa referencial de interés desde un mínimo histórico, dando inicio a un ciclo de ajustes que encarecerá el crédito usado en más del 70 por ciento de las compras por Internet.

El estudio de la FIA prevé caídas expresivas en el gasto de los consumidores de São Paulo en el segundo trimestre frente al mismo período del año pasado: 24,4 por ciento en línea blanca, 34,1 por ciento en electrodomésticos, 16,1 por ciento en informática y 22,9 por ciento en celulares.

Y eso pese a que la industria ya sacrificó parte de sus márgenes al reducir un 6,13 por ciento los precios de los productos vendidos por Internet en los 12 meses hasta febrero, según un estudio de Fundação Instituto de Pesquisas Econômicas y el sitio de comparación de precios Buscapé.

La oportunidad sigue ahí
Los analistas dicen, sin embargo, que en el largo plazo Brasil mantiene su atractivo pues el crecimiento de la clase media y una penetración de Internet apenas 44 por ciento garantizan negocio para rato.

La caída de la intención de compra online «es el primer indicador de que los ánimos están enfriándose», dijo Pedro Guasti, el director de la compañía de investigaciones de mercado E-bit, «pero es aún temprano para poder decir que esto impactó el comercio electrónico».

El boom del comercio electrónico en Brasil es resultado del crecimiento económico de la última década, que sacó a más de 30 millones de personas de la pobreza y los convirtió en consumidores.

E-bit calcula que unos 10,3 millones de brasileños hicieron su primera compra por Internet en el 2012 y la mitad de ellos eran de la clase media emergente.

Con el empleo casi a pleno y tasas de interés a mínimos históricos, los brasileños continuaron gastando pese al estancamiento de una economía que creció apenas un 0,9 por ciento en 2012 y se encamina a un tercer año consecutivo de modestos resultados.

Ejecutivos de la industria dicen que el comercio electrónico brasileño debe moderar su ritmo de crecimiento a medida que el mercado madura, pero en el largo plazo los fundamentos son positivos.

«La economía está más lenta», dijo Guilherme Ribenboim, el director local de Twitter, que acaba de lanzar su operación en Brasil. «Pero con una penetración de Internet todavía baja y la clase media creciendo, la oportunidad continúa ahí».

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  • Ver original en AltoNivel
  • Publicado el martes abril 23, 2013
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