Dinamarca, el país del pleno empleo
Dinamarca ha alcanzado en la práctica el pleno empleo después de conocerse el índice de paro del último trimestre, 4,3%, una cifra que se explica por el ajuste de personas en proceso de cambio de trabajo. Para los daneses, la clave del éxito de su mercado laboral se debe al «flexicurity», que se podría traducir como «flexiseguridad», a menudo referido también como el «modelo danés. Un sistema en el que el estado apenas interviene y que se regula entre los agentes sociales: empresarios y sindicatos.
Algunos definen la «flexiseguridad» como un triángulo con tres vértices: flexibilidad, seguridad y políticas activas de empleo. Flexibilidad en las reglas que permiten a los empresarios contratar y despedir empleados para adaptarse a las demandas del mercado y a los periodos de crisis. Seguridad para los trabajadores que, en caso de pérdida de empleo, cuentan con prestaciones que les ayudan a mantener su nivel de vida. Y políticas activas de empleo, un medio eficaz para ofrecer trabajo, formación y consejo a los desempleados y en el que el estado danés gasta un 1,5 por ciento de su PIB. Como dicen los daneses, la seguridad no se consigue teniendo el mismo empleo durante toda la vida, sino teniendo las cualificaciones necesarias para poder tener empleo toda la vida.
La «flexiseguridad» funciona gracias al diálogo y la negociación, valores que no solo se aplican en el mundo laboral sino que forman parte de la cultura escandinava desde hace siglos y que proporcionan estabilidad al sistema económico y político. Los agentes principales son la Confederación Danesa de Empresarios y los sindicatos, apoyados por el Ministerio de Empleo. El mercado laboral danés tiene un alto nivel de afiliación sindical, ya que más del 70 por ciento de los trabajadores pertenece a alguno de ellos. Según estas organizaciones, la flexibilidad es importante en un país como Dinamarca donde las empresas son pequeñas por lo que se pueden adaptar con mayor facilidad a los cambios.
Seguro de desempleo privado
La combinación de flexibilidad y seguridad hace que tanto empresarios como trabajadores estén dispuestos a afrontar riesgos en el mercado laboral y que los daneses no tengan miedo a perder su trabajo . Al contrario, cambiar de empleo es algo habitual, ya que cerca del 25 por ciento de los trabajadores del sector privado lo hace cada año. El despido no supone un problema debido al alto nivel de cobertura del que gozan los trabajadores que van al paro, un 80 por ciento del salario habitual. El sistema es mucho más laxo que el español en materia de despidos e indemnizaciones pero no provoca conflictos pues se negocia teniendo en cuenta a todas las partes que conforman el mercado laboral. A diferencia de nuestro país, la contribución al seguro de desempleo es voluntaria y va a parar a fondos de inversión privados que administran los sindicatos. Las personas que no cotizan a esos fondos solo tienen derecho a beneficios sociales del estado.
En el análisis del mercado laboral danés hay que destacar la presencia de la mujer en el mundo del trabajo que no se ve penalizada en caso de embarazo y tiene derecho a una baja de de 4 semanas antes de parto y 14 semanas después del parto, más 32 semanas adicionales que padre y madre pueden compartir. Son muchas las mujeres que optan a un trabajo a tiempo parcial, 66 por ciento, para poder ocuparse de la familia una vez finalizado este periodo. Algunos jóvenes entran en el mercado laboral desde los quince años, con trabajos a tiempo parcial que les aseguran poder adquisitivo y les permiten cierta independencia económica, que se suma a las prestaciones por estudios, de las más altas del mundo. No es de extrañar que sea el país occidental donde abandonan antes el hogar familiar.
La armonía entre empresas y trabajadores daneses que aceptan las reglas del juego no impide a los sindicatos ejercer medidas de presión contra compañías extranjeras que tratan de burlar este «contrato social» que tan buenos rendimientos proporciona al país, como sucedió el pasado año con la aerolínea de vuelos baratos Ryanair, que fue llevada a los tribunales por sus condiciones de trabajo y bajos salarios.
Un modelo que contenta a empresrios y sindicatos
En declaraciones a ABC, Martin Steen Kabongo, consejero de la Confederación Danesa de Empresarios encargado de las negociaciones de contratos colectivos, explicó que las principales ventajas del sistema son la flexibilidad empresarial y laboral para contratar y despedir empleados y adaptarse a la demanda del mercado. Además, considera que uno de los aspectos más importantes es la autorregulación, ya que son los agentes sociales y no los políticos los que diseñan las reglas, lo que, al mismo tiempo proporciona tranquilidad y estabilidad pues apenas se pierden días de trabajo por conflictos laborales. «La flexibilidad es una de las claves para el bajo nivel de desempleo. Por supuesto, el crecimiento de la economía es el motor principal, pero la flexibilidad aumenta la movilidad de los empleados y crea más oportunidades. Esta flexibilidad reduce el desempleo y sobre todo el desempleo de los jóvenes que pueden acceder fácilmente al mercado laboral», comenta Steen.
Una opinión que comparten los representantes de los sindicatos daneses, uno de cuyos portavoces, Morten Bruun, destacó a ABC los elevados salarios y las excelentes condiciones laborales de los trabajadores daneses, que, además, reciben una constante formación en la empresa. «Es fácil para los empresarios despedir a los trabajadores, pero, en esa situación, los empleados también tienen garantías de seguridad».