Digitalización financiera: sólo una anécdota en Venezuela, la única economía con hiperinflación en el mundo
Latinoamérica tiene la nada grata distinción de contar con la única economía con hiperinflación en el mundo, Venezuela pasa por ese proceso y no es algo novedoso. En realidad, si las cosas siguen así, este 2021 será el cuarto año en el que la hiperinflación será el distintivo de la economía venezolana, y eso que tiene muchos distintivos negativos.
Un dato lo dice todo; en este año que inicia la expectativa de hiperinflación se ubica nada más y nada menos que en 12,000%; para comparar la magnitud de lo que hablamos, podemos señalar que este nivel de crecimiento en precios es 3 mil veces superior a la tasa máxima de inflación esperada en nuestro país, que como sabemos se ubicaría en 4 por ciento de acuerdo al rango manejado por el Banco de México.
Con una divisa pulverizada por este fenómeno, más un sistema bancario colapsado e incapaz de impulsar el crecimiento económico, Venezuela y otras naciones más enfrentan un proceso de digitalización en su sistema financiero, sin grandes expectativas porque los problemas del país van mucho más allá de la digitalización, que vista así solamente es una herramienta de la modernidad e impuesta estos últimos meses por la pandemia global.
La digitalización de hecho se aceleró en toda Latinoamérica, según datos de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), sólo el año pasado los portales y aplicaciones relacionados con pagos y finanzas crecieron entre 25 y 32 por ciento, lo que permitió un modesto incremento en la inclusión financiera, otro de los grandes retos que por años ha enfrentado Latinoamérica. Sin embargo, Venezuela no aparece como uno de los países con mayor avance en la digitalización, con todo y que su sistema bancario tiene en las comisiones por operaciones a través de los canales digitales algunos de sus principales ingresos; su proceso hiperinflacionario y factores como el encaje legal bancario, parecen explicar esta contradicción.
Sistema financiero colapsado
El sistema financiero y bancario de Venezuela está colapsado, la pandemia sólo empeoró una situación que ya era grave; de acuerdo con datos de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), en marzo de 2019 los pasivos de la banca venezolana totalizaban la cantidad 17.9 billones de bolívares, mientras que para el mismo mes del año pasado la cifra se elevó a 382.84 billones, incremento superior al 2000 por ciento sólo en un periodo de 12 meses. La cifra es muy grave porque significa que simple y sencillamente el patrimonio de la banca venezolana se ha destruido, “licuado” por la inflación y la devaluación de la moneda, eso reduce sí o sí su capacidad para financiar el desarrollo.Y las cifras no mienten, los mismos datos del Sudeban señalan que entre enero de 2018 y el mismo mes del 2019 el valor real de los activos del sistema bancario venezolano cayó 98 por ciento, es decir, casi se han perdido en su totalidad.
Por si algo faltara, el gobierno venezolano impuso a partir del 30 de marzo de 2020 la obligatoriedad de que las instituciones bancarias que operan en el país mantengan un estratosférico encaje legal, disminuyendo con ello sus capacidades de ahorro y préstamo pero sobre todo quitándole a la banca los recursos prestables para impulsar la recuperación que no se ve para cuándo pueda llegar.
El encaje mínimo que deberán tener las instituciones bancarias será de 93 por ciento del monto total de las obligaciones netas en moneda nacional y 31 por ciento del monto total de las obligaciones netas de las operaciones en moneda extranjera. Para algunos analistas dentro y fuera del país, la culpa de que el sistema financiero y bancario venezolano haya prácticamente colapsado no es de nadie más que de…los venezolanos.
La digitalización en el sistema bancario y financiero
Con el proceso hiperinflacionario imposible de contener al menos en el mediano plazo, los bancos venezolanos se han vuelto más que otra cosa ventanillas de retiro de efectivo, cuando lo hay, relegando sus otras funciones. Es tal la relevancia del sistema bancario como ventanilla, que los cajeros automáticos, incapaces de satisfacer la enorme y creciente demanda de efectivo, han mostrado un declive de su presencia en los últimos meses; las cifras de la Sudeban señalan que en marzo de 2019 existían un total de 5,884 cajeros en el país, mientras que para el mismo mes del año pasado la cifra había caído a 4,196 unidades, lo que representa un ajuste negativo de 28.68 por ciento.
Con todo, las taquillas bancarias también han mostrado un declive ante la incapacidad de los bancos de mantenerse a flote con la misma capacidad operativa en un entorno de colapso económico-financiero propiciado por la hiperinflación. Al cierre de marzo del año pasado había un total de 28,522 taquillas bancarias, alrededor de 12 por ciento menos que las reportadas 12 meses antes.
Así, la digitalización en el sistema bancario y financiero de Venezuela se convierte en un factor anecdótico más que de eficiencia; para quienes siguen de cerca desde hace años la economía del país, ésta se ha colapsado debido que que dos herramientas fundamentales para cualquier nación se han hecho trizas por las malas decisiones: la política monetaria como herramienta para incentivar elementos como inversión, consumo y empleo, más la política cambiaria como instrumento para abaratar exportaciones. Si no se recuperan ambas, la catástrofe que hoy vive la única economía con hiperinflación en el planeta será imposible de revertir, con todo y digitalización.