De mánager a franquiciado
Cuando Mark Hernández era un niño su familia decidió ir a pasar dos semanas al sur de California de vacaciones. Cincuenta años después, Hernández sigue allí. Nunca volvieron a Texas, el lugar donde llegaron a través de México generaciones anteriores de la familia de raíces españolas.
Sus padres vieron la oportunidad que había en esa zona y trabajaron para abrir un restaurante italomexicano en el que Hernández trabajó desde muy pequeño cuando terminaba sus tareas de la escuela. Ahora es él quien tiene está al frente de un local de comidas en la zona de Orange County, desde julio es el dueño de una franquicia de Subway en la que trabajan cuatro personas.
Hernández lleva poco tiempo al frente de su tienda de sandwiches pero mucho entendiendo y trabajando para esta empresa, en la que ha laborado como mánager de campo durante años. De hecho, este empresario de 54 años ha sido uno de los mánagers de esta cadena que ha participado de un programa piloto destinado a proveer una vía para que los mánagers de alto rendimiento accedan a su propia franquicia como dueños.
Es un programa que proporciona el entrenamiento y el apoyo financiero para aquellos que hayan mostrado su interés por la empresa. El apoyo financiero es importante para abrir por que todos los negocios tienen un costo.
Según Subway abrir un restaurante de la cadena puede suponer un desembolso mínimo de $139,500 aunque puede llegar a $340,000. La comisión de apertura de franquicia es de $15,000.
Sin dar detalles sobre su caso, Hernández dice que durante muchos años ha ahorrado y ha sido relativamente frugal en sus gastos. Además lleva muchos años trabajando en un sector el de los restaurantes al que llegó después de ser profesor de educación especial para niños.
Hernández aprendió el lenguaje de signos y durante 10 años fue profesor de matemáticas y ciencias de niños con deficiencias auditivas.
Dejó la educación y fue a buscar más oportunidades en otros sectores. “Me gustaba el contacto con la gente y me fui al retail”.
“Acabé con un trabajo en Jamba Juice como mánager y me lo pasaba tan bien que era como que no iba a trabajar”, explica de esta experiencia positiva en la que estuvo tres años. Durante este tiempo y dada su experiencia anterior como maestro pudo ejercer como mentor o coach del equipo.
Es algo que le reconocieron sus compañeros y cuando uno de los mánagers con los que trabajó cambió de empresa para ir a Subway inmediatamente le llamó para decirle que ese era el tipo de empresa en la que iba a estar a gusto.
“Apliqué para trabajar como consultor de negocios o consultor de campo y era realmente lo mío”, afirma con entusiasmo de la experiencia. “Crecí aprendiendo de los negocios trabajando con los dueños de las franquicias, les ayudé en cuestiones cómo hablar con su equipo, aumentar las ventas, conocer a sus clientes”.
Hernández dice que se sentía como parte del equipo de cada tienda y disfrutaba de lo que hacía. “Consultor en 30 o 40 restaurantes en los que evaluaba sus resultados, pasaba cuatro o cinco horas en cada uno al día interesándome por lo que hacían y buscando llegar a los objetivos. Me hacía feliz que estuvieran felices porque estaban creciendo”.
Es un entrenamiento que ha sido esencial durante ocho años para ponerle en el camino en el que ahora transita. Parte de ese camino, antes de llegar a su propia franquicia, Subway le ofreció ser mánager de distrito ayudando al desarrollo de los agentes de Orange County.
“Cuando estaba trabajando en el restaurante siempre pensaba que podría ser mi tienda y me gustaba la idea de tener una”.
Cuando Subway se acercó a él para proponerle entrar en el programa de franquiciados en la primavera de este mismo año, Hernández evaluó su situación y optó por ello. Desde julio está en su propia franquicia.
“El negocio está yendo bien. Soy afortunado por estar en él y me está permitiendo conocer a mucha gente de la comunidad”, explica.
Reglas y estándares
Admite que al ser el dueño de una franquicia hay directrices que tiene que seguir y no tiene la autonomía de otros empresarios. Pero tiene la seguridad de estar en un modelo de negocio que está funcionando.
“Hay que seguir las reglas y no me importa hacerlo porque Subway tiene excelentes estándares. Servimos sandwiches superiores y estoy feliz con ello.
Hernández dice que está contento con las directrices porque es una marca mundial, él se siente dueño de su tienda y lo que la empresa tenga que decir es siempre aceptable porque tienen un producto de calidad para el que mantienen estándares de calidad. “Me mantiene centrado”, resume.
Cauto como es, dice que sus planes para el futuro pasan por comprar otra tienda y ampliar su franquicia. “Pero hay que hacerlo paso a paso, tengo que asegurarme de que he pisado fuerte para seguir adelante. Hablaré con mi equipo cuando llegue el momento para ver si con su apoyo podemos dar el siguiente paso”.