De Inteligencia Emocional a Meditación – Daniel Goleman
“Me tomó casi 50 años poder escribir este libro”, dice con una afable sonrisa, a través de Skype desde Massachusetts (Estados Unidos), Daniel Goleman, el célebre psicólogo estadounidense que hizo famoso el concepto de ‘Inteligencia Emocional’ y quien por más de una década fue periodista científico de The New York Times.
Meditación
Goleman se refiere a su más reciente publicación, titulada Los beneficios de la meditación, con la que aparte de revelar que medita desde hace muchos años, busca ofrecer el primer compendio de investigaciones científicas que prueban cómo la meditación cambia la mente, el cerebro y el cuerpo. Una convicción acerca de la práctica contemplativa que, antes de ser demostrada científicamente, Goleman ya intuía y, en virtud de esa corazonada, comenzó a experimentar. Todo esto, por cierto, muy marcado por el sigilo que el exigente mundo académico de Harvard imponía.
“Estábamos en los 70. Recuerdo que cursaba mi doctorado junto a Francisco Varela, científico chileno que terminaría por ser un amigo muy cercano, cuando comenzamos a interesarnos en su práctica –dice Goleman–. Por esos tiempos era casi escandaloso comenzar a introducirse en algo como la meditación y ser un estudiante de psicología clínica en Harvard. La psicología clínica estaba muy dominada por gente con una mirada psicoanalítica. Y esto, sumado a que cinco años antes habían despedido de mi departamento a Richard Alpert por experimentar con psicotrópicos, significó que mis propios profesores estaban muy a la defensiva cuando se tocaban temas como meditación y conciencia. Así que no estaban felices para nada con mi interés”.
Toda la primera parte de Los beneficios de la meditación da cuenta de cómo el propio Goleman y su coautor, el psiquiatra y neurocientífico Richard J. Davidson, fueron convenciéndose de los beneficios que les traía esta práctica y de cómo, además, fueron diseñando experimentos que, en forma indirecta, les permitían observar a meditadores que se incluían en los grupos estudiados para medir los efectos de trastornos como el estrés o la depresión.
“Solo en los últimos cinco años se han realizado los hallazgos más sólidos sobre la meditación. Sin duda se trata de una explosión –dice Goleman–. Hay 6 mil artículos científicos revisados por pares en publicaciones científicas de primer nivel, y en el libro nos concentramos en 60 de ellos, los que nos parecieron a hoy más sólidos”.
¿Se explica ese aumento en que la moda del ‘mindfulness’ está llegando al mundo científico? Muchos de los que guían los estudios son meditadores como usted…
La razón de que haya más investigación ahora no es necesariamente porque los científicos estén meditando, sino por el prestigio de las publicaciones que arrojan los datos sobre los que se sostiene el poder de la meditación. Eso ha hecho que más científicos quieran estudiarla, más allá de que la practiquen o no. De hecho, me hace feliz tener científicos que no meditan haciendo esos estudios. Ayuda a quitar cualquier sesgo.
¿Qué concluyen esos datos sobre los beneficios de la meditación?
Tenemos bastante data sobre los beneficios desde el comienzo de una práctica meditativa, tanto en la prestación de atención como en la reducción de estrés y en el ser más amable. Pero lo importante es que mientras más medites, más fuertes se hacen esos beneficios.
¿Nos puede explicar cómo opera eso?
Encontramos una relación entre las horas de vida que una persona ha practicado la meditación y la permanencia de los beneficios. A eso lo llamamos ‘rasgos alterados’. Los estados alterados de conciencia son las experiencias temporales que tienes mientras meditas, los rasgos son los efectos que permanecen en tu vida diaria: lo que queda y la diferencia que hace en tu día, en cómo eres con tu familia, con tus colegas, etc…