Competencias personales sumadas a la IA
Las competencias personales de los empleados en plantilla podrían multiplicarse si se optimizan con el poder de la inteligencia artificial. Talento humano e IA es una combinación difícil de igualar y puede que no haya que esperar demasiado para comprobar sus beneficios.
Competencias personales y competencias robóticas unidas
Desde SIRI hasta los vehículos autónomos, de los chatbots a las aplicaciones como Watson, a diario vemos ejemplos de la velocidad a la que prosperan los avances en el campo de la inteligencia artificial.
No es una cuestión de ciencia ficción, ni es necesario que, en este tipo de situaciones, haya robots implicados. De hecho, cada nueva innovación prueba que la suma de las competencias personales de los humanos a la tecnología ofrece resultados mejorados.
Es cierto que la IA puede abarcar cualquier cosa, desde los algoritmos de búsqueda de Google hasta el Watson de IBM y las armas autónomas. Pero, para entender el verdadero potencial de la combinación humano – máquina hay que tener claro que hay dos tipos de inteligencia artificial:
La débil. Es la que hoy en día se conoce como IA estrecha, ya que está diseñada para realizar una tarea concreta, algo muy específico, como, por ejemplo, solo reconocimiento facial o solo búsquedas en Internet o solo conducir un automóvil. Este tipo de IA superaría a cualquier humano en la tarea concreta para la que se ha diseñado.
La fuerte. Es la inteligencia artificial general general (AGI), la que aún no se ha conseguido dominar y que se encuentra entre las metas a largo plazo de muchos investigadores. AGI superaría a los humanos en casi todas las tareas cognitivas.
Teniendo en cuenta las posibilidades, vamos a hablar de sumar, en vez de hablar de sustituir. Una opción muy atractiva es explorar el uso de la IA para convertirse en coach virtual y reforzar el aprendizaje. Sería la manera más rápida y efectiva de lograr esa fructífera integración de las competencias personales y las tecnológicas.
Por ahora, todos estamos familiarizados con los chatbots como herramientas de productividad. Quién más, quién menos, ha recurrido a estos asistentes virtuales para tareas como reservar una habitación de hotel o resolver una duda técnica en la web de algún producto. Pero hay más opciones.
De hecho, ya existen empresas que están invirtiendo en chatbots para proporcionar coaching individual en el lugar de trabajo y para reforzar el aprendizaje. Lo hacen siguiendo un programa de capacitación tradicional, aunque optimizado con las nuevas tecnologías.
Quizás hayas oído hablar de Otto. Este coach virtual es fruto de los esfuerzos de desarrollo del MIT Media Lab. Denominado GiantOtter, está siendo entrenado por inteligencia artificial para poder brindar coaching en línea a las empresas y su personal.
Se trata de un caso de uso muy interesante en el que el chatbot amplía la capacidad de una persona para hacer su trabajo, preparándola para tener una conversación difícil con un miembro del equipo, para motivar o para resolver un conflicto entre compañeros.
Además de este uso novedoso, ya hace algunos meses que los chatbots también se utilizan como refuerzo de aprendizaje. Sus características únicas los hacen el vehículo idóneo para mejorar la retención de nuevas habilidades en el marco del programa elegido por la empresa para el desarrollo de competencias personales de los miembros de su plantilla.