Competencias de organización en el paradigma pre y post-COVID
Hay quienes ven claro que la pandemia está forzando y acelerando las tendencias existentes, en lugar de crearlas. Esto se aplica a la digitalización, el trabajo de forma remota y el aumento de los problemas de salud. Por supuesto, también a las competencias de organización y gestión, que son lo que nos ocupa en este post.
Además, la situación provoca un golpe a la mayoría de industrias, echando por tierra los planes de crecimiento y prosperidad, y sustituyéndolos por un estado de shock. En un par de semanas, hay desastres financieros, una posible amenaza de recesión y una perspectiva de recuperación difícil de prever.
Si bien en tiempos de crecimiento se demandan ciertas competencias de organización y algunas debilidades no son tan obvias, la recuperación requiere un enfoque diferente; estratégica, financiera y operativamente.
En consecuencia, esto conlleva la necesidad de diferentes competencias y consideraciones que pueden haberse descuidado en tiempos menos complicados.
Nuevos tiempos, nuevas competencias de organización
Los tiempos han cambiado y, por lo tanto, las condiciones generales, que deben abordarse con un enfoque diferente, una mentalidad diferente y prioridades diferentes. Son necesarias nuevas competencias de organización.
Para ser justos, los ejecutivos en plantilla aún pueden contribuir significativamente a la recuperación. Es lo que se piensa en algunas empresas que consideran que la problemática que plantea el Covid-19 es temporal y sin consecuencias a largo plazo. Algo que les llevaría a reaccionar lentamente o no reaccionar ante situaciones, requisitos y prioridades fundamentalmente nuevos.
Otras organizaciones entienden las consecuencias de esta pandemia como un punto de inflexión. Debido a ello, han advertido el cambio en los requisitos en perfiles ejecutivos y son conscientes de la necesidad de nuevas competencias de organización en la empresa.
Pero, poco a poco, es más evidente que, después del impacto causado por el Covid-19, no nos quedaremos como si no hubiera ocurrido nada sustancial.
Por tanto, aunque el tipo de perfiles, competencias de gestión y prácticas que habían funcionado en décadas de crecimiento había sido incuestionable; hoy es más seguro dudar de a conveniencia de seguir viejos paradigmas para abordar la recuperación. No parece que tenga sentido reconstruir el sistema de ayer. Es más oportuno poner la vista en el futuro, con los pies en el presente. Aceptar que muchas prácticas y modelos ya se enfrentaban a la saturación antes de la pandemia.
El futuro que nos espera
En el futuro trabajaremos, nos relacionaremos, nos comunicaremos y viviremos de forma diferente. Y esta conclusión no solo se basa en los efectos del cambio climático o las nuevas teorías sobre la desglobalización, la recesión o las limitaciones del crecimiento horizontal.
Parece lógico que exista una mayor demanda de nuevas competencias de organización básicas en el horizonte: resiliencia, empatía, compasión y escucha activa. Las estrategias de los nuevos líderes irán orientadas a impulsar la participación y la colaboración, a crear valor y buscar el bien común, no solo la rentabilidad.
Estos diferentes enfoques para abordar los desafíos actuales se harán evidentes en un futuro muy próximo. ¿Estás preparado para afrontarlo?