Casi 500 millones de chinos serán de clase media en 2030
Mientras la clase media sigue menguando en número e ingresos en los avanzados países occidentales, en Asia no para de crecer. Son los efectos de una globalización que, acelerada por la crisis que estalló en 2008, está volviendo las tornas de la economía mundial hacia Oriente, especialmente hacia China.
A pesar de la ralentización de su crecimiento económico, que ha llegado a su ritmo más bajo del último cuarto de siglo, el consumo privado continúa subiendo en China por el incremento de su clase media. Buena prueba de ello es que el año pasado se elevó un 8,4%, muy por encima del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), que fue del 6,9%. Dentro del cambio de modelo que está acometiendo el autoritario régimen de Pekín, el consumo ya ha reemplazado como motor del crecimiento a los dos pilares en que se había basado el «milagro económico» chino: las exportaciones y la inversión. Y todo indica que esta será la tendencia a seguir en el futuro.
Según prevé un informe de la Unidad de Inteligencia de la prestigiosa revista «The Economist», que ha analizado 300 ciudades chinas, el consumo privado crecerá una media anual del 5,5% hasta 2030. En esa fecha, se calcula que unos 480 millones de personas (un 35% de la población) formarán parte de la clase media al disponer de unos ingresos medio-altos o altos y una capacidad de gasto anual superior a los 10.000 dólares (9.106 euros). En la actualidad, solo el 10% de los chinos (unos 132 millones de personas) disfruta de esas rentas y puede permitirse tales gastos.
Dentro del progreso que seguirá viviendo China, cada vez más personas irán saliendo de la pobreza y ascendiendo en la escala social. A tenor del estudio de «The Economist», 503 millones de chinos (36,9% de la población) formaban parte el año pasado del grupo con ingresos bajos, con menos de 13.000 yuanes (1.767 euros) al año para gastar. En 2030, su número se habrá reducido hasta los 155 millones de personas (11% de la población).
Las cifras de la gran masa
Los que salgan de dicho grupo pasarán a engrosar la gran masa de chinos con renta media-baja, que dispondrán de una capacidad de gasto anual de entre 13.000 y 67.000 yuanes (entre 1.767 y 9.106 euros) y sumarán la mitad de la población. Con respecto al año pasado, su número se mantendrá constante porque las nuevas incorporaciones suplirán el salto de sus capas superiores a una clase social más acomodada. Así, la horquilla de población con ingresos medio-altos y una renta para gastar de entre 67.000 y 200.000 yuanes (entre 9.106 y 27.177 euros) pasará del 7,1% de 2015 (97 millones de personas) al 19,7% de 2030 (276 millones). Pero el sector que más aumentará será el de la renta alta y una capacidad de gasto superior a los 200.000 yuanes (27.177 euros) anuales, que subirá de los 35 millones de personas (2,6% de la población) de 2015 a los 205 millones (14,5%) que habrá en tres lustros.
Debido al impulso del patrón de crecimiento vigente hasta ahora, que se ha concentrado en la industrializada costa china, megalópolis como Pekín, Shanghái, Cantón (Guangzhou) y Shenzhen doblarán el número de consumidores con ingresos altos. Especialmente Shanghái, donde habrá más de 10 millones de personas (43,2% de la población) con una capacidad de gasto anual superior a los 200.000 yuanes (27.177 euros).
El consumo ha reemplazado como motor económico a la exportación y la inversión
Además, esta proliferación de la clase media se extenderá al interior del país y a ciudades secundarias como Chengdú, capital de la provincia sureña de Sichuán; Xian, en Shaanxi, y Changsha, en Hunan. En los últimos tiempos, todas ellas han atraído abundante inversión que huye del encarecimiento de los costes laborales en la costa china, donde la progresiva mejora del nivel de vida ha elevado los salarios. En Chongqing, una metrópolis del suroeste bañada por el río Yangtsé y con más de 30 millones de habitantes, se multiplicará por diez el número de consumidores con rentas altas, hasta llegar a los cuatro millones de personas.
«Aunque seguirá habiendo grandes desigualdades sociales, China parecerá entonces una verdadera sociedad de clase media y el poder adquisitivo medio de sus habitantes será similar al de Estados Unidos y Corea del Sur en el año 2000», predice el análisis de la Unidad de Inteligencia de «The Economist». Dicha transformación social cambiará radicalmente el vasto mercado chino, cuyo crecimiento en estos quince años será mayor que toda la economía de consumo que hay actualmente en la Unión Europea.
Pasión por lo extranjero
Entre los nuevos hábitos de consumo que tendrá esta clase media, destacarán los gastos en vivienda, automóvil, aparatos electrónicos, ocio, turismo, educación y salud, con una especial predilección por la adquisición de marcas extranjeras y artículos de importación.
En China, que ya es el mayor mercado automovilístico del mundo con 19 millones de vehículos vendidos el año pasado, todavía hay mucho margen de crecimiento. Aunque el país ya cuenta con más de 280 millones de automóviles, solo hay un coche por cada cinco personas y 132 millones de potenciales compradores con dinero para adquirir uno…