Caída en el precio del petróleo, ¿bendición o nuevo drama para la economía mundial?
¿Se han vuelto locos los mercados? Si hace un año el petróleo se cotizaba a 107 dólares el barril y el 28 de agosto de este año el WTI alcanzó los 38 dólares, pareciera que los mercados están totalmente desquiciados. Una caída del 65 por ciento no da para pensar otra cosa, a menos que los precios estuvieran inflados y más allá del umbral de lo racional. Sin embargo la caída del petróleo de los últimos 12 meses no es para nada la más espectacular. Entre julio de 2008 y diciembre de ese año, el petróleo se deslizó de los 145,4 dólares el barril de julio a los 31 dólares que alcanzó el 23 de diciembre, como auténtico regalo navideño, al igual que el regalo de 2014.
Hace siete años, tras alcanzar su mayor precio de la historia, el precio del petróleo se derrumbó un 79 por ciento en medio del estallido de la crisis financiera. Ahí se demostró la irracionalidad del mercado y cómo el petróleo fue sólo uno de los tantos productos que alcanzaron altos precios por la vía de la especulación, como parte de la manipulación en toda la linea que se realiza con las materias primas. Los «mercados de futuros» no son más que la ruleta del casino financiero.
A este casino no le interesa el empleo. Prueba de ello es que en últimos 12 meses y al unísono de la caída del petróleo, más de 42 mil trabajadores de la industria petrolera de Estados unidos se han quedado sin trabajo. Es el equivalente al 8 por ciento de una industria que emplea a 530 mil personas en ese país y que permitió aumentar la producción de petróleo de 5 a 9,5 millones de barriles en seis años al crecer a tasas del 12 por ciento anual. Este salto cuantitativo de 5 a 9,5 millones de barriles diarios fue por la vía del fracking y fue conocida como la «revolución energética» de Estados Unidos.
Una «revolución» especulativa En esta «revolución», el número de plataformas de petróleo y gas aumentó en de 190 a 1600 entre 2008 y 2014. En comparación, la industria energética de Estados Unidos había alcanzado su punto máximo en 1981 con 1.200 plataformas, y su mínimo, en 1999 con poco más de 100. Muchos agricultores que se beneficiaron de la riqueza petrolera de sus tierras fueron obligados a ceder sus campos a Exxon Mobil y Chevron. Ahora, estas compañías han registrado los peores resultados trimestrales en una década con una caída en los beneficios de más del 50 por ciento. La erosión de los precios también ha significado que la banca sea reacia a prestar a empresas que acumularon deudas considerables. Este año, más de 20 empresas petroleras han ido a la quiebra arrojando al desempleo a miles de trabajadores.
Las razones de la caída en el precio del oro negro son múltiples. En primer lugar, la sobreabundancia en el mercado mundial que hoy produce a razón de 94 millones de barriles diarios. Por otra parte, Arabia Saudí y los países de la OPEP se niegan a recortar la producción por temor a perder cuota de mercado. Nigeria y Rusia tampoco van a recortar la producción, mientras que Irak e Irán comienzan a volcar su producción en forma creciente. Este aumento de la oferta se produce en los momentos en que la economía china comienza su proceso de desaceleración: caída del PiB por debajo del 10 por ciento anual en 2010, y del 8 por ciento anual en 2012. Aunque las autoridades dicen que el PiB chino se mantendrá en torno 7,3-7,5 por ciento en los próximos años, no debe sorprendernos que en verdad llegue al 6,5-6,0 por ciento.
¿Cuanto más puede caer el petróleo? La caída del PiB chino y el estallido de su burbuja no es la única fuente de debilidad dado que la economía europea también se desacelera, así como Japón, los países asiáticos, América del sur y Estados unidos. Por eso no es extraño que Goldman Sachs sostenga que el petróleo puede llegar a 20 dólares el barril, como reseña Bloomberg esta semana y como advertíamos hace nueve meses cuando el precio del petróleo iniciaba su colapso.
Si bien la caída en el precio del petróleo puede ser una bendición para los países importadores, oculta una nueva crisis económica mundial. El impacto negativo se ha iniciado en Estados Unidos donde los productores abusaron de la extracción no convencional, como el fracking, con costos de producción cercanos a los 70 dólares. Estas fuentes se están secando más rápido de lo esperado y arrojan grandes sombras sobre la rentabilidad de sus inversiones. A fines de junio, sólo la deuda de las empresas de Fracking en Estados Unidos llegaba a 169 mil millones de dólares.
Una industria de alto riesgo La industria del fracking, que ayudó a bajar los precios del petróleo con el crédito barato de la Fed, se encuentra además bajo serios cuestionamientos por el alto riesgo que representa para la salud humana y el medioambiente. Pese a que en Europa Angela Merkel ha hecho oídos sordos a los informes que establecen el fracking como uno de los aceleradores del cambio climático, la comunidad internacional que vela por impedir el aumento del calentamiento global en 2 grados centígrados puede obligar a paralizar esta industria y destruir capital por valor de 100 billones de dólares de una sola vez, como indica un reciente informe de Citigroup.
La supuesta mina de oro de la extracción de petróleo y gas por la vía del fracking, que significó importantes ganancias en el corto plazo, se ha convertido en un arma de doble filo. Por un lado las empresas están extrayendo los recursos a toda máquina, antes que la comunidad internacional obligue a su cierre; a su vez, esta aceleración del proceso ayuda a hundir más los precios arrastrando a las empresas a un mayor endeudamiento…