«Business angels»: cuando la inversión de alto riesgo viene caída del cielo – deGerencia.com
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«Business angels»: cuando la inversión de alto riesgo viene caída del cielo

Los «business angels» se han convertido en una figura cada vez más habitual dentro del ecosistema emprendedor español. Se trata de inversores de alto riesgo que han adoptado la curiosa denominación que se le otorgaba a los empresarios del siglo XX que impulsaban producciones de Broadway. Hoy, sin embargo, los «business angels» se decantan por otro tipo de talento: invierten su capital en varios proyectos que se encuentran en «fase semilla» con la esperanza de que alguno de ellos se convierta en el futuro cercano en un «unicornio».

Las operaciones se realizan con el capital personal de estos inversores, que no recurren a terceros ni forman parte de organizaciones como fondos de inversión. Todo ello les confiere una gran flexibilidad a la hora de gestionar su propia cartera. Más de la mitad admite que incrementaría su cartera de inversión si un proyecto se mostrara lo suficientemente interesante.

El perfil de estos «padrinos» es el de un hombre (solo el 8% son mujeres), joven (el 48% tiene menos de 44 años), con poco recorrido (más de la mitad tiene menos de cinco años de experiencia) e interesados en los proyectos tecnológicos (el 72% invierte en empresas de origen digital). Este tipo de operaciones se concentran en los grandes motores económicos de España, Madrid y Barcelona. Entre ambas aglutinan casi el 70% de la inversión «angel» en España.

Son cifras extraídas de la segunda edición del Informe Business Angels AEBAN 2017, elaborado por la Asociación Española de Business Angels Networks (AEBAN) en colaboración con IESE. El estudio se ha elaborado a partir de entrevistas individualizadas con más de 400 «business angels» en activo en el territorio español. Una radiografía de este mercado que refleja el gran ecosistema que se ha creado en torno a este tipo de operaciones.

Nuevos «mentores»
«Estos inversores juegan un papel determinante en el crecimiento de empresas, ya que apoyan a los emprendedores en los primeros momentos de la compañía», aseguró José Herrero, presidente de AEBAN, en la presentación del estudio. Un 11,3% de los mismos fueron antes emprendedores. Conocen bien el sector y se mueven en sus círculos. Un 29% invirtió porque se lo recomendaron socios o amigos, un 7% dio el paso porque le llegó financiación de un «business ángel» en su etapa como emprendedor… No suelen actuar solos; un 85% reconoce haber convertido con otros «ángeles».

La asociación destaca en su estudio que los beneficios fiscales no parecen estar entre las grandes motivaciones de estos inversores. Según asegura el informe de AEBAN y el IESE, únicamente un 27% de los encuestados utilizó la deducción fiscal en el IRPF disponible tras realizar este tipo de operaciones en 2016. Este porcentaje cae al 7,1% cuando se analizan los inversores más activos, aquellos que poseen más de veinte operaciones.

El año pasado también dejó conclusiones. Un 8% de los inversores «padrinos» operaron por primera vez en 2016. AEBAN sostiene que esta cifra «podría explicar el incremento de casi dos puntos en la proporción de inversores que tienen menos de cinco empresas en cartera» respecto a los datos registrados el año anterior.

Las cantidades que desembolsaron el conjunto de los inversores se movieron en una horquilla entre los 5.000 y los 5 millones de euros. No existe una gran diferencia con el informe del año anterior, aunque es cierto que los datos se han polarizado ligeramente. Tanto los nversores que dedicaron menos de 100.000 euros a estos proyectos como los que destinaron más de 500.000 crecieron respecto a 2015 (4,3% y 6,14% más, respectivamente). Sea como fuere, las cantidades en las que se mueve este segmento en España se mantienen hoy muy alejadas de mercados punteros como Estados Unidos o Reino Unido.

Según el informe, la valoración media que se realiza en España de una empresa en fase semilla (la primera de todas) es de 800.000 euros. Este valor se duplica cuando la empresa se lanza al mercado y se convierte en una startup que genera resultados visibles. En Estados Unidos, la valoración media de este tipo de compañías es de 4.350.000 millones. «A mayores valoraciones, mayores rondas de financiación», explicó en dicho evento el presidente de AEBAN.

Es un ámbito en el que España tiene mucho margen de mejora. El estudio pone de manifiesto que no existen criterios objetivos a la hora de valorar una nueva compañía, un factor que repercute en las rondas de financiación. José Herreró opinó que la valoración a la que se realizan estas inversiones es uno de los aspectos «menos transparentes de la inversión ‘ángel’». Por ello, reclamó un programa público de valoración de startup como el que cuenta desde hace varios años el Reino Unido para evitar que se produzcan valoraciones equívocas.

Esta circunstancia, que también está presente en el resto de países europeos, no supone sin embargo un freno para la inversión foránea. Según destaca Amparo San José, directora de la red de inversores privados y family office s del IESE y coautora del estudio, «más del 50% de las operaciones cuentan con presencia de ‘business angels’ extranjeros». A ello hay que sumar que, según el estudio, el 32% de las operaciones se produjeron en un ámbito internacional, un 2,7% más respecto al año anterior.

Motivos personales
Si existe mercado y apoyo internacional, ¿qué lleva a un «angel» a rechazar un proyecto? Paradójicamente, suele ser el emprendedor. Según el informe de AEBAN, los dos motivos más frecuentes de ruptura están relacionados con la relación entre inversor y equipo directivo. El primero hace referencia a la «capacidad de gestión». Y es que los seis meses de media que dura el proceso para cerrar una ronda son también un periodo clave para que el inversor conozca a fondo cómo se dirige la empresa en la que va a depositar su confianza. En muchas ocasiones, esta forma de dirección no cumple sus expectativas.

El segundo caso es mucho más emocional y se refiere a la relación entre ambos, a la «confianza» que se tengan mutuamente y las sensaciones que haya tranmitido la compañía al inversor. Los negocios son los negocios, sí, pero la afinidad personal también supone un aspecto determinante en estos tratos, según los datos del informe.

Cuando la negociación entre «padrino» y emprendedor llega a buen puerto, el inversor puede llegar a integrarse en el organigrama de la empresa. Sin embargo esta práctica solo se produce entre el 5 y el 25% de los casos, según San José. «Los emprendedores prefieren obtener aconsejamiento y contactos antes que un nuevo directivo que intervenga en las decisiones de la compañía», asegura la profesora del IESE. Además de una imortante fuente de financiación , en muchos casos estos inversores acaban convirtiéndose en consultores personales de estas nuevas empresas.



  • Ver original en Diario ABC
  • Publicado el lunes abril 3, 2017
  • Noticia local de España


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