5G: la guerra tecnológica se libra en Europa y acecha a América latina
A pesar de las advertencias de la Administración Trump con respecto a la utilización de tecnología china en el despliegue de redes de telecomunicaciones móviles de quinta generación (5G), países europeos de la importancia económica y estratégica que tienen Gran Bretaña, Francia y Alemania, se muestran renuentes a cerrar sus mercados a Huawei y ZTE. En América Latina, todavía distante de un despliegue de importancia de 5G, Huawei estaría tomando la delantera, con pruebas en Brasil y México.
¿Quién lidera la tecnología 5G?
La disputa por el dominio de la tecnología, dada en un plano paralelo al de la “Guerra Comercial” entre Estados Unidos y China, está muy lejos de ser una suerte de adjunto a esta última. La carrera tecnológica tiene ribetes propios y de valor estratégico quizás aún más importantes que un rojo en la balanza comercial: el control sobre el flujo de la información y las comunicaciones.
Si bien hoy es incontestable el rol protagónico actual del 5G como tecnología disruptiva dentro del sector de telecomunicaciones (por su velocidad y menor latencia) y su impacto económico y social (internet de las cosas, coches autónomos, etc.) lo que no se muestra tan evidente son las implicancias que existen para la seguridad, defensa y soberanía de las naciones y las economías. Menos aún si además consideramos un negocio de 3,5 trillones de dólares esperando efectiva apropiación.
Estados Unidos es quien se manifiesta más preocupado por los efectos sobre la seguridad y defensa, demostrándolo con fuertes apelaciones a la posibilidad de espionaje por parte de China a través de los backdoors (puertas traseras) del equipamiento de telecomunicaciones ofrecido por sus grandes players, Huawei y ZTE. Washington insiste a sus socios de la OTAN que veden la entrada de los chinos en el negocio de despliegue de redes de 5G, aconsejando el uso de tecnología occidental. En este caso entran al ruedo Ericsson (Suecia), Nokia (Finlandia) y, complementariamente la californiana Cisco Systems, todas asociadas estratégicamente con firmas norteamericanas proveedoras de chipsets, tales como Qualcomm, Broadcom, Intel, TI, entre otras.
La estrategia china se centra más en el negocio, en el poder blando de su diplomacia comercial, posicionándose con condiciones muy favorables para el potencial comprador: calidad y precios de equipamiento muy competitivos, muchas veces acompañados de facilidades financieras, haciendo un combo muy difícil de rechazar. Y como aditamento para desarticular la embestida retórica norteamericana sobre la seguridad, firmas como Huawei no solamente se disponen a sobrellevar todo tipo de controles in situ (en los países receptores de la tecnología) sino que ofrecen compartir su tecnología 5G para desarrollos en conjunto. Vale destacar que el 32% del total de las patentes esenciales de 5G pertenecen a firmas chinas, detentando Huawei un 16% y ZTE el 10%.
A esta fachada eminentemente comercial de la estrategia china, subyace el objetivo de largo plazo de dominio mundial en el campo tecnológico y su advenimiento como potencia global. De acuerdo con el plan Made in China 2025, en una primera fase el gigante asiático buscará reducir las diferencias con otros países (horizonte: año 2025), posteriormente fortalecer su posición relativa (hacia 2035) y finalmente alcanzar el liderazgo en innovación (en 2045)…