5 pasos prácticos para tener más ganas
Para empezar, es necesario reconocer que mantener el foco de atención en los aspectos estimulantes de la vida se convierte en un desafío en épocas líquidas, donde todo circula a gran velocidad y necesitamos adaptarnos a las transformaciones que van sucediendo.
Este proceso ha sido identificado por la ciencia como “alternancia de atención”: estamos atentos a todo lo que sucede, fundamentalmente para detectar o prevenir peligros, y también para ver qué tipo de gratificación estaría cerca de nuestra experiencia de vida. Ni más ni menos, es una forma adaptativa de supervivencia.
Cómo se generan las ganas
La motivación (que me gusta definir como “motivo para la acción”) es lo que entra en juego cuando elegimos qué tipo de experiencias capitalizar y desde qué actitud la miramos. Para enfocarte en los aspectos positivos, o para recargar tu energía que te hace mover al encarar cualquier proyecto, hay un agente muy especial dentro del cerebro: la dopamina, el neurotransmisor que se activa en el proceso de hacer foco en el tipo de experiencias que eliges vivir. También es la que ayuda a mantener en el tiempo ese proceso, esa vivencia. Así se configura la memoria de largo plazo.
La dopamina actúa generando, también, adrenalina y noradrenalina, que potencian cierta tensión y, literalmente, te empujan a tomar acción en el sentido que, presientes, te llevará al siguiente escalón de evolución, en cualquier aspecto que sea.
Lo “gánico” es un concepto complejo dentro del universo humano, puesto que desde siempre se nos ha enseñado que los aprendizajes vienen del sufrir y padecer, de la carencia y del dolor. Sin embargo, todos tenemos recursos internos para promover las ganas, como un gran impulsor de tu motivación.
5 formas de empezar a tener ganas (de lo que sea)
1. Muévete permanentemente
El movimiento promueve las ganas, porque te saca de donde estás estancado, sin importar que no llegues exactamente adonde deseas.
Herramientas: empieza por pequeñas cosas, como ordenar el closet, tu biblioteca, obsequiar ropa que no utilices, organizar los archivos en tu computador, tomar diez minutos diarios a estar en silencio, definir una meta, y marcar pequeños pasos para conseguirla.
2. Cambia el “tengo que” por el “quiero” o “elijo”
Tu auto charla tiene una importancia fundamental en la construcción de las ganas. Si siempre te tiras hacia abajo y te hablas con palabras duras e hirientes, tu auto estima y valoración caerá por el piso.
Herramientas: El cambiar tu lenguaje produce nuevos resultados. Si quieres sentirte con más ganas, y dices “TENGO QUE…”, tu centro de recompensa cerebral lo siente como una obligación, y se rebelará: no te apoyará. En cambio, al expresar “QUIERO…” o “ELIJO VIVIR CON GANAS”, se abre un universo de posibilidades “gánicas” que contribuirán a un mayor impulso y bienestar. Pruébalo.
3. Piensa más en el presente
La depresión está siempre en el pasado; la ansiedad, en el futuro. Para disfrutar mejor de tus ganas, es necesario que te enfoques en el hoy.
Herramientas: disfruta de lo cotidiano, las pequeñas cosas, la conversación franca con un amigo, el sol, la naturaleza, la comida que tienes disponible, la música que te estimule.
4, Baja el nivel de expectativas
El motivo de falta de ganas de muchas personas (inclusive las que se definen como mediocres, perezosas y dejadas), está en que tienen un nivel de expectativas tan desproporcionado con su situación de vida actual, que les parece imposible de alcanzar. Es una montaña de expectativas versus la auto imagen de una pequeña hormiga al pie de la mole de piedra: es difícil visualizarse llegando a la cumbre.
Herramientas:
a) Desafíate a hacer algo distinto cada día.
b) Observa y no juzgues lo que pasa: obtendrás más elementos de análisis para colocar expectativas razonables sobre ti y los demás.
c) Diseña una meta realista, y comprométete en alcanzarla.
d) No esperes nada de nadie: deja que te sorprenda la libertad que sentirás al desapegarte del resultado de las cosas (que nace únicamente de tu afán por controlar todo).
5. Hazte experto en hábitos positivos
Somos imanes y espejos al mismo tiempo. Como lo igual atrae lo igual, si empiezas a relacionarte con personas positivas, y a desarrollar esa parte en ti, empezarás a vibrar en otra frecuencia.
Herramientas:
a) Emula a los exitosos.
b) No des consejos si no te los piden.
c) Cumple tu palabra.
d) Lee materiales que resulten para tu crecimiento.
e) Elige qué tipo de informaciones quieres conservar dentro tuyo.