Sistemas de recompensa
¿El suyo está a la altura?. Cualquier padre sabe cómo funciona un sistema de recompensas: se le ofrece al niño una recompensa deseable a cambio de cierta conducta. Pero, en la mayoría de las compañías, los sistemas de recompensa fomentan un pobre desempeño.
Lidiar con empleados poco motivados y que no rinden al máximo se ha vuelto uno de los problemas gerenciales más complicados de resolver. Es muy sencillo culpar a los demás. Pero, en muchos casos, el culpable es un sistema de recompensas que desalienta los comportamientos deseados y premia justo aquello que está volviendo locos a los gerentes.
Para lograr que los empleados den el máximo de sí mismos, no hace falta revisar la lista de asistencia, mejorar los sistemas de TI o contratar asesores. Todo lo que se necesita es desarrollar un buen sistema de recompensas. Y este es el tema del presente libro.