Sobre el emprendimiento en América Latina: mitos y realidades
Se podría decir que todos los países, principalmente los que están en vías de desarrollo, necesitan contar con empresarios emprendedores que generen empleos y valor agregado mediante la creación de nuevos productos, novedosos procesos de producción o la prestación de servicios inexistentes.
América Latina y El Caribe, se caracterizan por una alta tasa de emprendimiento entre su población activa, según destaca cada año el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) [1]. De hecho, la actividad empresarial total es incluso mayor que en el caso de países desarrollados. Sin embargo, el porcentaje de fracasos continúa, siendo bastante elevado, y el crecimiento de la productividad ha sido en promedio históricamente muy bajo.
Un reciente informe del Banco Mundial denominado El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación [2] aclara que un emprendedor exitoso es aquel que transforma las ideas en empresas comerciales rentables, un proceso que requiere la capacidad de innovar, introducir nuevos productos y explorar nuevos mercados. Pero, como indica Augusto de la Torre, Economista en Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe [3], el hecho de que existan tantas empresas pequeñas puede ser el síntoma de un desequilibrio dañino: demasiados firmas con poco potencial de crecimiento y una escasez de lo que llamamos emprendedores transformacionales, que son esenciales para la generación de puestos de trabajo de calidad y el aumento de la productividad.
Adriana Vallejo de la Pava, escribe en su columna de opinión en relación al informe del Banco Mundial, que invita a explorar nuevas formas de focalización del gasto público, orientadas a la generación de conocimiento para la innovación y la proyección de grandes empresas. Lo anterior invita a una reflexión más amplia sobre el papel del gasto público y las políticas de asignación del mismo, que han predominado, en las últimas décadas, en América Latina. El Estado a través de diferentes programas de inversión pública ha promovido el asistencialismo, la dependencia y el conformismo que no generan capacidades para la creatividad, la innovación y la independencia [4].
Un excelente documento de la Corporación Andina de Fomento asevera que hay muchos emprendedores en América Latina, pero la mayoría de ellos manejan una escala pequeña y muestran un bajo dinamismo en lo que respecta a la generación de nuevos puestos de trabajo. Un análisis minucioso de las características de estos microempresarios, comparado con aquellos empresarios que emplean trabajadores, sugiere que solo un cuarto de ellos tiene potencial de crecer, generando más empleo, e innovar para contribuir a aumentar la productividad. El resto de ellos, tres cuartos del total, pueden ser catalogados como emprendedores de subsistencia [5]. Lucila Berneill [6], dentro del mismo informe, entrega algunas cifras sobre América Latina: el 75% son microempresas (menos de 5 empleados), que emplean alrededor del 40% de los asalariados del sector privado. Además, el 28% se desempeña como trabajador por cuenta propia, es decir muchos de los emprendedores de la región son, en realidad, auto-empleados u operan establecimientos de escala reducida. Por otro lado, la evidencia señala que estos emprendimientos tienen una baja probabilidad de transición hacia unidades productivas más grandes y dinámicas, y que muchas veces son creadas por individuos que provienen del desempleo [7], concluyendo que aproximadamente tres cuartos de los microempresarios son de subsistencia y solo un cuarto tiene potencial para crecer y realmente ser emprendedores innovadores que aporten al crecimiento.
Según la Encuesta del CAF 2012 para 17 ciudades en 9 países de América Latina, alrededor del 75% de los microempresarios son en realidad emprendedores por necesidad y la mayoría se asemeja a los asalariados informales; existiendo un 25% de los microempresarios que tendría potencial de crecimiento [8].
Eso podría estar mostrando que una gran parte de las estrategias y políticas para el fomento del emprendimiento, como aporte al desarrollo económico y social de la región, no han funcionado como se dice y pretende.
El profesor Josh Lerner argumenta que existen tres grandes vacíos por los que una política de emprendimiento suele fracasar: incompetencia de las personas a cargo, corrupción y falta de conocimiento sobre el proceso del emprendimiento. Respecto al tercer factor, está ampliamente demostrado que el emprendimiento es una actividad riesgosa con altas tasas de fracaso que requiere de un cabal entendimiento, \»sin embargo, en la mayoría de los casos, políticos y tecnócratas parten del supuesto de que el éxito es el resultado más probable\» [9], dice el autor.
Por otra parte, como afirma Vivek Wadhwa [10] en una entrevista durante el Primer Foro de Emprendimiento e Innovación de la Alianza del Pacífico, realizado en Santiago de Chile en Diciembre de 2013, la mayor parte de las escuelas de negocios están muy desactualizadas. Están tratando de adaptarse pero siempre a un paso lento. Aún siento que están en los años 80, enseñando sobre planes de negocios, con un curriculum antiguo. Hoy el mundo es diferente, todo está cambiando; agregando que éstas no se están comportando como verdaderas incubadoras y ese es el problema, enseñan cursos gastados, emprendimiento del pasado, sólo unas pocas han montado incubadoras de verdad, pero muy pocas. Necesitan actualizarse rápidamente. Su curriculum está pasado de moda y son caras [11].
Lamentablemente esta no es una opinión aislada. Se predica la importancia del emprendimiento, de la formación y el fomento del espíritu emprendedor en los medios académicos pero, como manifiesta Jairo A. Trujillo, es muy poco lo que al respecto se ha avanzado, pues un buen número de los emprendedores exitosos, siguen formándose en ambientes externos a los medios académicos formales que tanto alardean con la idea, pero muy poco concretan al respecto [12].
Otros estudiosos de esta problemática afirman que a pesar de lo mucho que se habla de emprendimiento, espíritu emprendedor o empresarialidad en los medios académicos de las facultades de Administración, es muy poco lo que al respecto se ha avanzado, pues un buen número de los emprendedores exitosos, siguen formándose en ambientes externos a los medios académicos formales que tanto alardean con la idea, pero muy poco concretan al respecto, afirma Jairo Trujillo, añadiendo que el tema se pretende manejar con puro corazón; sin trabajar a fondo las teorías, sin una visión sistémica que transcienda el campo de las inquietudes por el problema y se profundice en los aspectos sociales y humanísticas que lo soportan. [13]
Naturalmente no existe una fórmula mágica que garantice el éxito en los negocios, ni consenso en cómo deberían manejarse los procesos o políticas de incentivos; sin embargo, hay ciertos puntos en que indudablemente se está fallando y requieren de un mayor análisis para obtener emprendimientos que logren convertirse en empresas rentables y sostenibles, que aporten efectivamente al desarrollo económico y social.
En este contexto, hay tres aspectos que resultan fundamentales para comenzar bien y adecuadamente un proceso emprendedor y que pueden ser el origen de muchas frustraciones, reveses y errores: el no saber diferenciar ideas de oportunidades, carecer de un modelo de negocio y no utilizar las herramientas del marketing. [14]
En general, las probabilidades de supervivencia de estas organizaciones son bastante bajas en nuestro medio. La experiencia demuestra incluso que muchas quiebran durante el primer año de actividad, y no menos del 60% antes de cinco años. Pero equivocadamente se piensa la mayoría de estos fracasos son atribuibles a la falta de competencias, financiamiento y/o de experiencia en la dirección.
Pero el asunto suele ser más complejo, ya que una gran cantidad, tal vez la mayoría, de estas compañías se han constituido no de una necesidad realmente identificada, evaluada y confirmada del mercado, es decir de una verdadera demanda. A menudo se piensa que basta con tener una idea y hacer el conocido Plan de Negocios para emprender y esa es una reiterada razón, además de otras, que conduce al fracaso del proyecto Fernando Moncayo [15] afirma En el mundo del emprendimiento moderno ya ni siquiera se habla del plan de negocios sino del modelo de negocio El proceso de emprendimiento basado en un plan de negocio ha sido demasiado derrochador de recursos económicos, en dinero y tiempo. [16]
Una oportunidad de negocios es algo mucho más complicada que una simple idea con potencial de beneficio. Y el marketing ofrece metodologías para evaluar y validar ideas de negocio muy efectivas que no son utilizadas habitualmente por emprendedores. Una verdadera oportunidad incluye tres elementos centrales: una propuesta de solución, la deseabilidad percibida de ésta en el mercado en términos de necesidades y un modelo de negocios que le da valor y atractivo.
Pero eso, que es básico, tampoco es suficiente. Para llevarla a la práctica el proyecto se requiere antes un Modelo de Negocio, es decir diseñar la manera de funcionar del negocio, combinando distintos elementos bajo una fórmula propia para crear y entregar valor.
El emprendedor puede tener una gran idea empresarial, pero si ésta no ha considerado los consumidores o usuarios y sus hábitos, es decir, cómo compran, por qué lo hacen (comportamiento de compra), en dónde compran (distribución y logística), cómo buscan y se enteran de las soluciones a sus nuevas y cambiantes insatisfacciones (comunicación), y cómo se pueden personalizar soluciones (producto o servicio); lo más seguro es que su emprendimiento naufrague. A veces el éxito o fracaso se puede reducir a un color o presentación, a un canal inadecuado o un mal precio
Muchas empresas producen y luego se preguntan a quién y cómo venderle pero definitivamente no es vender lo que queramos vender, sino lo que nos quieran comprar Por eso la pregunta sería primero qué, cómo, dónde y cuándo requiere el mercado algún producto o servicio. Pero esto, que parece natural y obvio, no siempre se cumple y ese es el principal problema que enfrentan muchas organizaciones. En consecuencia, si bien es cierto que se requieren de conocimientos y competencias administrativas para gestionar con éxito una pequeña y mediana empresa, a menudo la gran falencia es que no manejan ni utilizan las herramientas y ayudas para identificar necesidades y desarrollar los productos y servicios pertinentes, vale decir el marketing.
Por otra parte, no todos pueden ser emprendedores se requiere, además de la necesaria motivación, de competencias y conocimientos. ¿Se puede enseñar el emprendimiento? Si la pregunta es en realidad, ¿se puede enseñar a alguien a ser emprendedor? la respuesta es probablemente no. Se necesitan saludables dosis de motivación, persistencia, tolerancia a la ambigüedad y más para ser un exitoso emprendedor, y esas cualidades en realidad no se pueden enseñar. Pero si la pregunta es si podemos equipar mejor a los que quieren ser emprendedores, enseñarles a evitar los predecibles golpes, moretones y cicatrices que sin duda vendrán, entonces sí, hay considerables evidencias de que sí podemos enseñar el emprendimiento [17]. Sin embargo, a pesar de lo mucho que se habla de emprendimiento, espíritu emprendedor en los medios académicos, es muy poco lo que al respecto se ha avanzado [18]. Es más, la mayor parte de las escuelas de negocios están muy desactualizadas. Están tratando de adaptarse pero siempre a un paso lento. Aún siento que están en los años 80, enseñando sobre planes de negocios, con un curriculum antiguo. Hoy el mundo es diferente, todo está cambiando no se están comportando como verdaderas incubadoras y ese es el problema, enseñan cursos gastados, emprendimiento del pasado, sólo unas pocas han montado incubadoras de verdad, pero muy pocas. Necesitan actualizarse rápidamente. Su curriculum está pasado de moda y son caras. [19]
Una de las fallas en el emprendimiento, es llegar a creer que si se es buen emprendedor, también se puede ser buen empresario, lo que no siempre resulta cierto. Una cosa es emprender (idear un negocio y desarrollarlo) y otra cosa muy distinta es ser empresario (gestionar el proyecto luego de implementado). Por eso, olvídese de esas historias de emprendedores visionarios que trabajando desde el garaje de sus casas y creando productos destinados a cambiar el mundo logran la fama y la fortuna. Esa idealización del emprendedor, seamos honestos, está a años luz de la realidad. [20]
Hay que romper con el mentado si quieres puedes, que se escucha en charlas, conferencias y seminarios, que todo consiste en tener una actitud mental positiva, cosa importante, pero hay muchos factores socio-culturales que impiden a veces lograrlo No podemos pensar que un malabarista en un semáforo es un emprendedor que, con esfuerzo y perseverancia, vaya a crear un circo o compañía de teatro Un niño de 14 años que trabaja en una mina difícilmente será doctor, aunque lo sueñe Hay personas que nacen en Aracataca y llegan a tener un Premio Nobel pero es uno en millones Hubo un Steve Jobs, pero necesitó de miles de colaboradores para construir y desarrollar sus ideas, todos ellos creativos e innovadores, motivados y aportando al desarrollo de la organización, sus familias y el país.
Se ha llegado a decir que todos pueden ser emprendedores, creando empresas. Pareciera ser que sólo se necesitaría trabajo duro, ser persistente, perseverante, pasión, un poco de liderazgo, de imaginación y saber vender para emprender Por otra parte, el que esté de moda, no quiere decir que haya que seguir esa moda. Las empresas también quieren y necesitan personas eficientes, creativas, innovadoras y comprometidas que se involucren a lo largo del tiempo por querer continuar en esa empresa
A la mayoría de las personas nos enseñan en casa, en la sociedad y en la escuela que hay que estudiar para trabajar en una gran compañía y mientras mejor preparado superior será el salario y puesto a ocupar, por el contrario a la minoría de las personas que les enseñan a ser emprendedores, en el sentido de desarrollar la creatividad e innovación.
Porque no hay que olvidar que hay quienes crean empresas, pero hay quienes las transforman o mejoran. Por ello, se ha definido la actividad emprendedora como la gestión del cambio radical y discontinuo, o renovación estratégica, sin importar si esta renovación estratégica ocurre adentro o afuera de organizaciones existentes, y sin importar si esta renovación da lugar, o no, a la creación de una nueva entidad de negocio. En conclusión, necesitamos emprendedores, pero no sólo para crear empresas, sino para innovar en las establecidas, haciéndolas más productivas y competitivas para los nuevos escenarios sociales, políticos y económicos.
No todos pueden ser emprendedores fundadores de empresas. Hay gente muy inteligente, trabajadora, creativa, innovadora y ambiciosa, pero que está hecha para sobresalir y tener éxito dentro de una estructura ya formada.
[1] Es el más extenso proyecto de medición de emprendimiento en el mundo y es liderado por Babson College y London Business School. Ver: http://www.gemconsortium.org/
[2] Un resumen del informe se puede ver en: Daniel Lederman, Julián Messina, Samuel Pienknagura, y Jamele Rigolini: El emprendimiento en América Latina, Muchas empresas y poca innovación. 2014 http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/document/LAC/EmprendimientoAmericaLatina_resumen.pdf
[3] Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2013/12/05/world-bank-latin-america-shortage-innovative-entrepreneurs
[4] Adriana Vallejo de la Pava: ¿Emprendedores Innovadores? La Tarde, Pereira, Colombia, 14 de Enero de 2014 http://www.latarde.com/opinion/columnistas/127883-emprendedores-innovadores
[5] Corporación Andina de Fomento (CAF), Banco de desarrollo de América Latina: Emprendimientos en América Latina: Desde la subsistencia hacia la transformación productiva. Bogotá, Colombia 2013. Pág. 51
[6] Economista principal en la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de la Vicepresidencia de Estrategias de Desarrollo y Políticas Públicas (VEDPP) de CAF.
[7] Lucila Berniel: Microempresas: ¿Fuente de crecimiento o refugio del desempleo? En Corporación Andina de Fomento (CAF), Banco de desarrollo de América Latina: Emprendimientos en América Latina: Desde la subsistencia hacia la transformación productiva. Ob. Cit. Pág. 115
[8] Ver Pablo Sanguinetti: Emprendimiento en América Latina: ¿fuente de crecimiento del empleo y la productividad? Coyuntura Pyme. Edición 44.Colombia. Enero 2014. Págs. 16-19
[9] Idem.
[10] Vivek Wadhwa es uno de los 100 pensadores contemporáneos más relevantes y uno de los 40 mayores influenciadores en tecnología, Wadhwa es asesor de diversos gobiernos, mentor de emprendedores y un columnista regular de sitios como el Washington Post, Wall Street Journal Accelerators, Bloomberg BusinessWeek y el blog LinkedIn Influencers, además de haber fundado dos compañías de sowftware. Es autor del libro \»El éxodo del inmigrante: por qué EE.UU. está perdiendo la carrera global por retener el talento nombrado por The Economist como el texto del año 2012.
[11] Aparece en una entrevista para la Revista América Económica. Gwendolyn Ledger: Wadhwa: \»Las escuelas de negocios están muy desactualizadas\». 7 de Enero de 2014.
http://mba.americaeconomia.com/articulos/entrevistas/wadhwa-las-escuelas-de-negocios-estan-muy-desactualizadas
[12] Jairo A. Trujillo: Emprendimiento y Generación de Riqueza. Portafolio, Colombia, 10 de Enero 2014
[13] Jairo A. Trujillo: Emprendimiento y Generación de Riqueza. 06/01/2014. Carta de Gerencia. PORTAFOLIO, Colombia
[14] Está próximo a salir un libro del autor cuyo título es Aspectos claves del emprendimiento: oportunidad, definición del negocio y marketing
[15] Fernando Moncayo es uno de los más destacados emprendedores latinoamericano, según la revista América Economía, recientemente creó la primera academia de emprendedores en Ecuador, es cofundador de Asiam Business Group, miembro permanente del Foro Mundial de Emprendimiento y también profesor de IDE Business School
[16] Fernando Moncayo: Hay que dejar de satanizar el fracaso. 2/12/2013 América Economía, http://mba.americaeconomia.com/articulos/reportajes/fernando-moncayo-hay-que-dejar-de-satanizar-el-fracaso
[17] John Mullins: ¿Se puede enseñar el emprendimiento? INCAE BUSINESS REVIEW. Volumen 2 / Número 4 / ENERO – ABRIL 2012. Pág. 3
[18] Jairo A. Trujillo: Emprendimiento y Generación de Riqueza. 06/01/2014. Carta de Gerencia. PORTAFOLIO, Colombia
[19] Vivek Wadhwa en una entrevista durante el Primer Foro de Emprendimiento e Innovación de la Alianza del Pacífico, realizado en Santiago de Chile en Diciembre de 2013. Aparece en una entrevista para la Revista América Económica. Gwendolyn Ledger: Wadhwa: \»Las escuelas de negocios están muy desactualizadas\». 7 de Enero de 2014.
[20] Edgardo Augusto Maidana: No somos Steve Jobs: por eso usamos el Método Lean Startup. Febrero 15, 2014. http://www.edgardomaidana.com/category/blogging/