Paquito el chocolatero
¡Cuánto entusiasmo! Eh, eh, eh, pura concentración en la actividad, espíritu de equipo.
¿Quién no conoce a Paquito? El chocolatero es ejemplo de integración, de gestión de la diversidad; nadie se resiste a su capacidad seductora, uniendo voluntades hacia una misión compartida, disfrutar del momento, olvidándonos de problemas y centrándonos en la diversión.
Rápidamente, al ritmo del pasodoble, van desapareciendo las máscaras, los prejuicios y complejos, y nos abandonamos a una misión común, disfrutar, compartiendo con otras personas la actividad presente.
Pasamos horas y horas, días y hasta años, pensando qué haremos en el futuro, cómo será el trabajo que desempeñaremos. Pasamos mucho tiempo preocupados por el mañana, por la seguridad del empleo, de la actividad; perdemos con mucha facilidad la capacidad de concentración en lo que estamos haciendo en el presente.
Eh, eh, eh. Nadie mejor que Paquito para centrarnos en lo que hacemos; y no me digan que no se suda con Paquito, pasos hacia delante y hacia atrás, brazos arriba y saludo hacia delante. Todos sabemos qué hay que hacer, y sacando fuerzas de donde no las hay, continuamos a ritmo ascendente, coordinando todos los movimientos y colaborando con los demás compañeros de aventura, el éxtasis de seres sociales en momentos de solidaridad emocional.
Ahora que hemos dejado las máscaras a un lado, sentimos lo importante que es trabajar en equipo, la seguridad de compartir un proyecto en el que todos los miembros aportamos mucho, la ilusión de sentirnos apoyados y aceptados por los demás.
Desaparecen las tensiones, que genera la desconfianza, y aumentamos la capacidad de concentración con la intencionalidad de aportar todo lo que llevamos dentro para alcanzar las metas y objetivos de la organización; sabiendo que todos nos beneficiamos del trabajo bien realizado.
Eh, eh, eh, Paquito El Chocolatero, nos hace mover el esqueleto y nos compromete a todos: Dirección, empleados y clientes, a bailar, hacia la calidad total, para un mayor disfrute de toda la sociedad. Nos demuestra que es totalmente compatible la calidad de vida laboral con la calidad del producto y del servicio a los clientes. Todo el mundo quiere a Paquito porque sabemos que con él todos nos beneficiamos, trabajando en la misma dirección, con alegría y entusiasmo.
Cursos y cursos de comunicación, teoría pura y dura, contratemos a Paquito que con tan solo una vocal y una consonante abre y une la comunicación de seres humanos diferentes. Eso sí, a la palabra eh, añade la música que todos queremos escuchar, el sonido de la transparencia empresarial, donde cada melodía nos demuestra la intencionalidad de la dirección de la empresa por mejorar todas las áreas de la misma y no sólo la económica.
Disfrutemos, y siendo proactivos en el presente, no olvidemos los buenos momentos con Paquito.