Gestión de la diversidad
El envejecimiento de la población activa europea es irrefrenable. En España, el 44,7% de los mayores de 55 sigue trabajando. Países como Suecia, han logrado una tasa de empleo del 70% en este segmento; Estonia del 60%; Dinamarca, del 58,6% y Reino Unido, del 57,4%.
Se trata, definitivamente, de una tendencia incapaz de detenerse, la cual implica que las empresas deban prepararse en tan sólo una década para resolver sus necesidades con una fuerza laboral envejecida.
El hecho cierto de que tengamos que trabajar más años hará que varias generaciones convivan en las empresas y que tengan que conciliar las demandas, intereses, culturas, modelos de trabajo y de compromiso, conceptos de carrera profesional y vida personal.
¿Podría producir esta tendencia un descenso en la innovación y la creatividad en los próximos años? ¿Es posible que disminuya la productividad de las Compañías? ¿Serán los jóvenes los que tengan que asumir el trabajo de las personas mayores? ¿Se conseguirá integrar y alinear las diferentes visiones, valores e intereses de las distintas generaciones, manteniendo la motivación de las mismas?
Lo anterior nos lleva a que nos tengamos que preocupar por gestionar la diversidad, puesto que en ella está el equilibrio, con vistas a fomentar la creatividad, la innovación, la motivación y productividad de todas y cada una de dichas generaciones.
Se hace necesario aceptar y valorar las diferentes formas de trabajar, los diferentes puntos de vista, niveles de compromiso, inquietudes profesionales, así como las distintas singularidades personales, familiares y sociales. ¿El mercado español será capaz de gestionar dicha diversidad?
Existen factores clave que se deberán considerar, como son: situar a las personas en el centro de la estrategia, crear una cultura organizacional basada en valores como la consideración, el respeto, la humildad, la empatía, el reconocimiento y la compresión; la gestión del talento (detectarlo, fomentarlo y mantenerlo); la flexibilidad de las jornadas laborales; el premiar la productividad y la consecución de resultados; el establecer medidas para que la motivación, creatividad e innovación, no disminuyan con el paso del tiempo.
Se hace patente la necesidad de un cambio en la gestión de personas con el fin de adecuarse a las nuevas tendencias y en dicha adaptación al cambio, está el éxito.