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El sello

Es indudable que el estilo y “la forma de ser” de un empresario se verán reflejados en su empresa. Van a aparecer en los ladrillos, en las cortinas, en las máquinas, en las herramientas y en todo lo que toquen o vean y, naturalmente, en SU gente. Y de una manera indeleble e imperceptible que hace que, en ocasiones, ni ellos mismos lo perciban con claridad. Las personas que trabajan en las empresas familiares pymes en particular, tienen tan cerca las vivencias y los “estilos” de los dueños, que replican conductas con una “perfección” digna de mejor causa. Si al hecho de trabajar “con la familia” le agregamos el condimento de familiares díscolos (por llamarlos de alguna manera), seguramente estaremos en presencia de una seudo-anarquía en formación. Y de las buenas!!!

Por otra parte no se suele considerar a los trabajadores “que no son familiares” como personas que, sin saberlo, también actuarán como espejos que reflejan las conductas de sus patrones y familiares. Lo hacen constantemente así se trate de conductas adecuadas como “de las otras”.

Cuando investigan para contratar un trabajo de consultoría para reorganizar por ejemplo, el área de Recursos Humanos (especialmente empresas “de Familia Pyme”, insisto) nos dicen:

– Mire… yo pretendo lo mejor para mi gente pero… parece que no entendieran lo que digo. Es como si hablara en chino.

– A qué se refiere exactamente?

Y mire… les he dicho una y mil veces, para darle un ejemplo, que cuando abrimos la fábrica (o el local o el depósito) a las 6, quiero que estén todos en sus puestos de trabajo. Pero “no hay caso”. Llegan a la hora que les parece.

–Aha! (el consultor) y….. dígame…. Quién abre la fábrica a la mañana?

– Eeehhh… el encargado… ESE también es UNO!!! Casi no le dan “bolilla” pero, …. Que quiere… tiene años con nosotros… A veces pienso que ELLOS lo manejan a EL! Por otra parte, él también llega tarde así que, se tapan unos a otros!!!

– Aha! Y, disculpe… Ud. o sus hijos…. a qué hora llegan?

– Y…mire, yo “tengo cosas que hacer” así que… llego a eso de las 9 o 9 y media. Y mis hijos, cuando vienen, aparecen a media mañana…

Y… con los que llegan siempre tarde, qué hacen?

Y … nada. Qué podemos hacer?! Los “reto” un poco, les pongo “mala cara” pero…. nada más.

Este diálogo, aunque parezca exagerado no lo es y además es más frecuente de lo que el lector se imagina.

Quizá algunos observen que esta conversación bien podrían haberla tenido ellos mismos con nosotros. (Quizá la tuvieron)

Siempre cito (sin nombrarlo) a un empresario que supo contratar nuestros servicios de capacitación “In company” hace algunos años. Me dijo:

Mire… quiero que les haga entender a estos lo que es el respeto y los buenos modales. Atienden al público con una cara …!!! Al que no le gusta el curso… lo rajamos y listo! Tienen que entender sí o sí.

A esta altura de la entrevista ya habíamos sido interrumpidos por “los indios” como él los llamaba, un par de veces. Siempre con la misma devolución de parte del empresario: – CHÉ!!! Déjenme de j….. No ven que estoy ocupado!!!
Al próximo le tiro la puerta encima… son unos pe………, se creen que conmigo van a jugar. Tengo “pocas pulgas…”

En dónde estábamos…. Ah, si. La cosa es así. Hacen el cursito (esta denigratoria palabrita tiene cierto sentido en manos inescrupulosas) y listo. A trabajar!!!

Por qué cierto tiene sentido “esta palabrita” en manos de cierta gente?

Porque significa dos cosas:

1) Lo que usted le va a dar a mi gente es “algo de menor importancia” y
2) Por algo de menor importancia yo pago poco.

Por lo general no doy demasiadas explicaciones cuando observo que el empresario se siente como “afuera de su propia empresa”. Le digo que le voy a hacer llegar por mi secretaria el presupuesto y los contenidos del cursito y me despido cordialmente.

Aquí que se hace necesario recalcar lo siguiente: Si Ud. como consultor en RR HH hiciera el trabajo sin demasiados miramientos, le aseguro que su fuente de recursos (los empresarios) se va a ir agotando irremediablemente, y esto dicho en forma independiente de la calidad de los servicios que Ud. preste. Porque, como comprenderá, en esa empresa después de la capacitación, NADA CAMBIARÁ.

Y allí es donde el consultor “pierde” Es preferible invertir algo más de tiempo y consolidar el futuro trabajo con mejores argumentos para hacerle comprender a “este señor” que si él no forma parte de la solución de sus propios problemas, probablemente sea parte de ellos.

Jorge Alberto Rucci

57 años. Licenciado en Relaciones Laborales. Lleva trabajando en el área de Recursos Humanos más de 30 años en empresas privadas de primera línea. Es titular de la Dirección de RR HH de Consultora Kayros (socio fundador desde el año 1982) y tiene una rica experiencia que ha comenzado a...

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