La Nueva Economía, el Capital Humano y la Sociedad del Conocimiento
Las organizaciones de este nuevo siglo deben ser procesos humanos dentro de un contexto de mercados y estrategias. Se está agotando el modelo según el cual la gente tenía que tratar de adaptarse e intentar sobrevivir a las condiciones impuestas por las organizaciones. Hoy en día el reto de los líderes empresariales es construir verdaderos espacios donde el componente humano de toda la empresa pueda crear, innovar y aportar lo mejor de su talento para competir con éxito.
Una de las principales responsabilidades del líder de nuestro tiempo es movilizar la energía de la gente; sus principales destrezas intelectuales y emocionales deben estar dirigidas a convertirse en un constructor de equipos altamente efectivos y un armador de ideas posibles de llevarse a la práctica rápida y eficazmente.
El desarrollo tecnológico y la masificación de su uso han traído y exigido una mayor democratización en el acceso a la información, sobre todo, en las empresas de la nueva e-conomía. Estas han descubierto que la información, al transformarse en conocimiento, puede convertirse en uno de los activos más apreciado e importante en las organizaciones. La posibilidad de construir más conocimiento a partir del conocimiento y el desarrollo de la habilidad de innovar como práctica gerencial y poderosa fuente de ventaja competitiva, están introduciendo y generando nuevas reglas de juego haciendo del mundo empresarial un medio cada vez más inhóspito, volátil y fascinante.
Esta realidad, casual o no, ha hecho que las organizaciones miren nuevamente al foco y origen de la verdadera fuente de riqueza y ventaja competitiva: la gente. Si hablamos de talento, conocimiento e innovación estamos hablando de características del ser humano; y si nos referimos a las consecuencias de la llamada nueva economía: incertidumbre, estrés, reestructuraciones, fusiones, desempleo y nuevas formas de trabajo, estos factores están generando impactantes consecuencias en el ser humano, en la sociedad y por ende, en las empresas.
Las nuevas realidades y exigencias empresariales están dejando sin viabilidad estos preceptos. Si hablamos de organizaciones de la era de la innovación y el trabajador del conocimiento, queda claro donde está el propietario del activo clave. Solo será posible diseñar y gerenciar organizaciones de esta era con gente que realmente piense y actúe como socio, con mentalidad y espíritu empresarial. Esto requerirá entre otras cosas de una gran dosis de madurez y criterio de abundancia en la gerencia, una jerarquía basada en el trabajo en equipo y visión compartida, la definición concreta, explícita de roles y contribuciones, amén de una altísima dosis de liderazgo emocional.
El talento y el conocimiento está en todos los rincones y espacios de la empresa, no son exclusividad de una jerarquía, está en cada persona y en teoría es inagotable. La experiencia puede contribuir al desarrollo de la madurez pero no es sinónimo de conocimiento ni de talento. Entonces la fuente de oportunidades cuando una organización se abre y deja salir todo el potencial y contribución de su gente es inmensa. Observe lo que hacen las empresas líderes en la actualidad y verá que estas prácticas se están convirtiendo en lugar común.
Igualmente, el perfil del trabajador ha cambiado y hasta la forma de relación con el mundo del trabajo se ha modificado. La gente anda buscando cómo crear, producir y ganar dinero, pero no necesariamente bajo la figura de un empleo al estilo tradicional. Hoy en día las organizaciones necesitan generar ambientes donde las personas quieran y puedan asumir compromisos, que se apasionen con lo que hacen; que sean creativas e innovadoras y que se beneficien de ello de una manera tangible. Necesitamos nuevas maneras de administrar y gestionar a las personas y éste es uno de nuestros principales retos y una maravillosa oportunidad.
Joel Barker, el llamado Hombre Paradigma señala que estamos en la era del mutualismo y que nos sorprenderíamos de la cantidad de respuestas e ideas ingeniosas que podemos obtener, a partir de la gente de todos los niveles de nuestras organizaciones, para construir un mejor y más agradable sitio para la creación y la productividad.
Estamos entrando al siglo de la gente y en este nuevo mundo de múltiples posibilidades, renace la importancia estratégica para las empresas de una eficaz gestión humana, el desarrollo y cultivo del Capital Intelectual, del abrir los espacios para el Talento. Tenemos que renovarnos pues han cambiado los supuestos que le dieron origen y razón a nuestro trabajo y responsabilidad en las organizaciones.
En América Latina, el continente de la esperanza y de los sueños posibles, llegó la hora para la gestión del talento y la innovación: es el nuevo tiempo para los profesionales de la Gestión Humana.